Asturias, paraíso natural


 Por Sílvia Asins

Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella, limpia, agradable, tranquila y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera…

Oviedo es como un cuento de hadas”.

El mismo Woody Allen pronunciaba estas deliciosas palabras en 2002 con respecto a Oviedo, capital del Principado de Asturias. Palabras de las que los ovetenses se sienten orgullosísimos, y es que no es para menos. Oviedo es eso y mucho más. Y nos vamos a adentrar en esta mágica ciudad, la capital del reino de la sidra.

Oviedo

Oviéu (en asturiano, el dialecto que hablan los habitantes del Principado de Asturias y que es producto de la casi desaparición del bable, la antigua lengua que allí se hablaba) te sorprenderá. Pese a ser una capital no actúa como ella, todo queda cerca, todo está al abasto de cualquiera. No tiene, tampoco, esos grandes edificios institucionales que se plagian en todas las ciudades del territorio español. No, Oviedo es diferente, es la miniatura de una de las maravillas del norte.

El centro histórico, recientemente restaurado, es bastante pequeño, con la catedral en el centro y las pequeñas calles que la rodean, adoquinadas y peatonales, colocadas de manera paralela.

La Catedral tiene una única torre, y está situada en la misma Plaza de la Catedral, junto al Palacio de Camosagrado, la Capilla de la Balesquida y el Palacio de Valdecarzana, tres edificios civiles construidos con piedra amarilla y balcones de hierro.

Es en esta misma plaza donde podremos encontrar la escultura de La Regenta, que hace alusión a la novela publicada por Leopoldo Alas “Clarín”. Es la fusión del arte, la arquitectura, la escultura y la literatura lo que encontramos en la capital del Principado. Porque, como dicen los vecinos de la ciudad, Oviedo es la ciudad de las esculturas; encontramos al menos dos en cada zona diferente.

La exquisitez del centro histórico de Oviedo reside en su configuración, que siempre sorprende por el hecho de no caer en la construcción de una urbe como tal: las pequeñas callejuelas nos conducirán hasta preciosas plazas donde la vida urbana será más patente.

Llegaremos al Ayuntamiento, situado en la Plaza Mayor y al lado de otro edificio eclesiástico. Parece que en estas fechas, con el frío, lo alternativo resurge, y esto pasa en Oviedo. Justo en esta plaza, algunos fines de semana podremos disfrutar de mercadillos alternativos o solidarios, donde podremos colaborar con la compra de abalorios, juguetes, bolsos o ropa por un máximo de 5€.

Gascona

Si continuamos por una de esas callejuelas llegaremos a Gascona, una zona peatonal de la ciudad donde se bebe la mejor sidra del estado por excelencia.

Es allí donde podremos entrar en multitud de bares y restaurantes donde los camareros nos escarcharan un culín de sidra con gran profesionalidad. Pero atentos, ¡esto de beber sidra es todo un protocolo! Se tiene que beber de un trago, y justo cuando está acabada de escarchar, porque si no, pierde el buen sabor. Lo que nos sobre, lo tiraremos al suelo del bar; aunque sorprenda, allí ya están acostumbrados.

Y es que esta costumbre viene de ya hace años, donde el vaso donde se bebía la sidra se compartía entre todos los amigos. Los restos de sidra se tiraban por el mismo lado por el que se había bebido, así se limpiaba el vaso y el resto podía beber en el mismo. ¿Te sorprende? Asturias siempre tiene secretos que compartir.

Esos pequeños detalles

Toda ciudad, por grande o pequeña que sea, nos aporta, a cada uno y de manera personal y autónoma, pequeños detalles que hacen que nos enamoremos de ella, que queramos volver, o que nos sintamos parte de allí.

Es lo que pasa en Oviedo. La tranquilidad con la que se vive, la simpatía de la gente, que te trata como un paisano más o la exquisitez de la ciudad te hará que quieras volver. Pero Oviedo no es el centro del Principado, y sus maravillas se extienden más aún por los pequeños pueblos que lo rodean.

Cangas de Onís, cerca de Ribadesella, fue el territorio oficial donde vivió Don Pelayo. Forma parte del Parque Nacional de los Picos de Europa, y su belleza nos dejará perplejos.

Es allí donde se encuentra el famoso Puente Romano, aunque en realidad se calcula que se construyó en la Edad Media. Pero si continuamos nuestro recorrido llegaremos a Covadonga, que posee el conjunto monumental más visitado de todo el Principado de Asturias. Allí podremos contemplar la conocida Cueva de Covadonga, donde encontraremos una imagen de la virgen y la tumba de Don Pelayo. Todo el conjunto conforma un magnífico paraje natural, rodeado de lagos y macizos que amenizarán y darán tranquilidad a nuestra estancia en Asturias.

Porque el Principado de Asturias es aire fresco, vida y belleza. Es un lugar donde todo brilla con más fuerza; es, al fin y al cabo, un paraíso natural.

One Response to Asturias, paraíso natural

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.