La sal de la vida florece en Es Trenc

 

La playa de Es Trenc ( Mallorca ) es un Espacio Natural Protegido  de 4 km de longitud que alberga 170 especies de aves y debe su nombre a la grieta en la que el salobral rompe la barrera dunar existente  entre el humedal y el mar.

Los terrenos del salobral están repletos de salicornia, una planta que tolera la alta salinidad y  empieza a ser utilizada en alta gastronomía.

El agua está cuajada de artemias, pequeños crustáceos que sirven de alimento para los flamencos y les confieren el característico color rosado de su plumaje.

 Y es precisamente en este paraíso de aguas turquesas donde se encuentra Flor de Sal D´Es Trenc, la primera empresa mallorquina perteneciente a la Asociación Española del Lujo.

Desde la primera vez que probé esta sal me enamoré perdidamente y necesitaba saber más acerca de las personas que nos la ofrecían.

Laura Calvo, responsable de I+D, Imagen y Comunicación en Flor de Sal D´Es Trenc me cuenta que pronto lanzarán dos variedades de almendra mallorquina con flor de sal, que abrirán un nuevo punto de venta en Alcudia y lo emocionados que están con la colaboración que llevarán a cabo en el restaurante del hotel Font Santa.

Un maravilloso paseo en Mehari ( seguramente el único vehículo que podría resistir la salinidad de la zona ) nos descubre otra filosofía de trabajo y de vida.

Aquí se apuesta por ofrecer un producto único, de una altísima calidad y que concentra el sabor de la isla. Por conservar y disfrutar cada día del entorno.

En 2010 amplian la zona de cosecha, construyendo 200 nuevas balsas de forma totalmente artesanal, ya que el terreno fangoso impide el acceso de maquinaria.

Es precisamente este fango el que eleva extraordinariamente la mineralización de la sal.

La cosecha se lleva a cabo entre los meses de Mayo y Septiembre.

El agua del Mediterráneo llena las balsas unos 20 – 40 cm. La densidad del agua va aumentando y a medida que el sol la calienta, la flor de sal cristaliza en la superficie.

A partir de las 3 de la tarde es cosechada con rastrillos. No se puede desperdiciar ni un minuto, ya que al atardecer, cuando la calina entra hacia el interior, la sal precipita de nuevo hacia el fondo de las balsas.

 

Una vez secada al sol se mezcla con ingredientes naturales, la mayoría de ellos ecológicos.

 

 

Junto a las montañas de sal está la tienda.

Un espacio pequeño y relajado con un cierto aire hippie que refleja perfectamente la filosofía slow – food de la empresa, donde podemos comprar o degustar todas las variedades.

 

Mediterránea , con ajedrea, romero, tomillo, mejorana y orégano.

Olivas kalamata, la mejor de todas las que he probado. Nada es comparable al placer de una tostada de pan de pagés con aceite Solivellas y sal de olivas negras.

Hibiscus.

Sri Lanka, con cilantro, cúrcuma, fenogreco y cardamomo.

Rosa y pimenta.

Y como no, las ediciones limitadas : Limón y Lavanda. Orange & Chili. Remolacha.

Pero quizás, la que recoge toda la esencia mallorquina en un tarro es Son Brull Scent, con tomate de ramallet e hinojo marino, los dos ingredientes mallorquines por antonomasia.

 

 

La sal. Algo tan simple y tan maravilloso al mismo tiempo.

Falta un mes para que empiece la cosecha y no me la perdería por nada del mundo.

 

 

 

www.flordesaldestrenc.com

www.fontsantahotel.com

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