Té, mantequilla y sal

Por Magdalena Tortosa

Suena una combinación extraña y hasta desagradable, pero es en realidad una bebida tradicional y muy popular en casi todo el Tibet, partes del Sudoeste de China y Bután.

Debe interpretarse y beberse como una sopa caliente, aceitosa,  que proporciona energía y alimento para soportar el riguroso clima de la zona.

Su elaboración  lleva tiempo y es bastante complicada. Se utiliza té negro en ladrillo proveniente del Tíbet o de China, que se deja hervir durante muchas horas y luego se añade la mantequilla y la sal en una especie de cilindro donde se mezcla y se bate con energía hasta obtener una bebida de color blanquecino.

La mantequilla se hace con leche de dri. Los machos, yak, son los animales más importantes en la vida tibetana, piedra angular de la existencia de nómades y agricultores.

Beber té de mantequilla es una rutina normal de la vida tibetana. Se comienza a beber por la mañana y se puede beber repetidamente a lo largo del día. Se calcula que los nómadas beben con frecuencia alrededor de hasta 30 tazas diarias.

La harina de cebada, la leche de dri (o leche de yak) y la carne son los ingredientes básicos de la dieta tibetana, especialmente adecuada para conservar las temperaturas corporales en el duro clima a altitudes de hasta 4000 metros.

El té de mantequilla también se ofrece como bebida de hospitalidad a los huéspedes, a quienes se vuelve a llenar la taza permanentemente antes que acaben de beber.

La combinación no suele resultar atractiva para los visitantes no tibetanos, y es que el que la pruebe pensando en un té puede quedar naturalmente bastante decepcionado y hasta ligeramente asqueado.

 

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