Prodigiosos mirmidones. Antología y apología del dandismo.

Hablemos de dandis…

Por Minerva Santana.

Ilustracción ©marinadomínguezgarachana

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Allí en Sol, donde Larra paseaba sus historias e indumentaria… Me citan dos tímidos jóvenes sobrados de talento y buen hablar. En la mítica pastelería madrileña La Mallorquina, inaugurada cincuenta y cuatro años después de la muerte de Brummell. En ese salón que se encuentra tras subir las escaleras desgastadas, el cual goza de la suficiente solera para hablar de dandis. Me esperaba una entrevista a modo de conversación interesante y amena, unida a un desayuno legendario en la mejor de las compañías. Esta audición podría valer más por lo que calla que por lo que cuenta, pero lo cierto es que da gusto oírlos y leerlos.

Leticia García y Carlos Primo coordinan una selección de textos maravillosos, encargándose de la introducción y notas del libro “Prodigiosos mirmidones. Antología y apología del dandismo» , de la editorial Capitán Swing. Con un prólogo del conocido poeta y narrador  Luis Antonio de Villena e ilustraciones de Marina Domínguez Garachana descubrimos los entresijos de la figura del dandi. Término del que desconocemos más de lo que imaginamos.

– Bueno, primera pregunta: ¿ Cuál es vuestro texto fetiche del libro?

Leticia: Soy muy fan de Vivian Grey, que retrata a la perfección la insolencia de la que tenía que hacer gala un dandi para poder suscitar admiración, amores y odios a su paso. De las máximas del vestir que aparecen en Pelham, porque sirvieron de inspiración a muchos textos posteriores y dejan ver perfectamente que la indumentaria del dandi es más el indicio de algo más profundo que un fin en sí mismo. Y del texto de Barbey, porque no se deja nada, creo que es el mejor retrato del dandismo que se ha hecho (o que yo conozca).

Carlos: Yo me quedo con el artículo de Robert de Montesquiou, “Del esnobismo”, que es un texto divertidísimo que hemos recuperado y traducido por primera vez desde su publicación en 1908. Es un artículo de crítica de costumbres que refleja bastante bien la posición intelectual del dandi. También llamaría la atención sobre “El encanto fatal”, un relato a medio camino entre el terror y la parodia publicado por Álvaro Retana en una colección de novela popular en plena belle époque española. Son dos expresiones extremas pero muy coloristas de lo que puede significar el dandismo.

– ¿ Qué imagen se proyecta en vuestra cabeza cuando se pronuncia la palabra dandi ?

Leticia: Brummell. Fue el primero (al menos el primero del que tenemos noticia) y el que sentó las bases de lo que posteriormente se conocería como dandismo. Los dandis que vienen después cumplen en mayor o menor medida los requisitos, pero él fue el único que dedicó su vida a ser un dandi.

Carlos: Coincido con Leticia. La estirpe de los dandis desciende de un solo individuo, Beau Brummell, un hombre verdaderamente fascinante: todo el mundo coincidía en que era un genio, pero nadie sabía definir en qué consistía su talento exactamente. Por eso, y porque no dejó una herencia tangible (ni obras, ni memorias), se convirtió en leyenda todavía en vida. Si hay que mencionar otro, escojo a Robert de Montesquiou: la lista de personajes literarios que inspiró es verdaderamente impresionante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

– ¿ Por qué el título de «Prodigiosos mirmidones» ?

Carlos: Luis Antonio de Villena, que escribió el prólogo del libro, nos echó la bronca porque dijo que los mirmidones eran hombres bajitos y fornidos, todo lo contrario de un esbelto dandi. Pero nosotros escogimos el título empleando el sentido que le dio Baudelaire en El Pintor de la Vida Moderna (1863). Los mirmidones eran un pueblo legendario que, además de luchar junto a Aquiles en la guerra de Troya, eran conocidos por ser muy laboriosos y esforzados, ya que cultivaban con mucho trabajo un terreno totalmente árido. Cuando Baudelaire dice que los dandis son “prodigiosos mirmidones”, se refiere a esa perseverancia y a esa capacidad para mantenerse fieles de manera obstinada a un código de comportamiento que había caducado tiempo atrás. Los mirmidones luchaban contra un terreno pedregoso, y los dandis luchan contra una sociedad que no les comprende. Entendemos el dandi como algo heroico, a contracorriente, marginal, y por eso pensamos que sería un buen título para el libro, además de una cita de un texto fundamental.

Leticia: El heroísmo del dandi es tan o más importante que su aspecto, porque ellos saben que su batalla está perdida de antemano, por decirlo de algún modo, pero no claudican. Brummell, por ejemplo, murió medio loco y desterrado después de burlarse de Jorge IV. Los mirmidones, como dice Carlos, cultivaban sin descanso un terreno del que no podía salir nada, y aún así seguían haciéndolo, por eso pensamos que el paralelismo era muy importante en este sentido.

– Alejándonos un momento del s.XIX. En el libro se nombran a personajes como Michael Jackson y Karl Lagerfeld, como respuesta a quién se puede considerar dandi en una época más actual. Parece que el mundo necesita dandis, ¿ Por qué resulta importante su figura en la sociedad?

Carlos: El dandi tiene una importancia vital, porque indica precisamente lo que le falta a una sociedad determinada, sus defectos, la relatividad de su sistema de valores. En la corte inglesa de la Regencia, invadida por el barroquismo, Brummell reivindica la sobriedad en el aspecto. En la sociedad burguesa de finales del XIX, los dandis franceses abrazan la extravagancia y el lujo exquisito de la aristocracia decadente. En la moda sensual y orientalizante de los años veinte, Coco Chanel se viste de negro y adopta un código de indumentaria que no abandonará nunca y que mantendrá intacto durante unas décadas que ven la eclosión de la moda y la aceleración de los estilos. Básicamente, cuando el dandi llega, a la sociedad se le caen los palos del sombrajo, pero de un modo muy sutil. Por eso es esencial.

Leticia: Amén.

– Así de forma aleatoria… ¿ Dalí fue un dandi ?

Leticia: Mmm, yo creo que no. Tiene puntos muy dandis, pero era demasiado excéntrico. Además, las claves de su personaje estaban definidas por su labor dentro del movimiento surrealista, aunque fuera más allá de ellas. El dandi, aunque produzca, tiene que ser su mejor obra, es decir, lo primero que resalta en un dandi es su persona, después su producción. Dalí, aunque fuera un personaje genial, se construyó en torno a un movimiento definido, y por eso me cuesta verlo como dandi.

Carlos: Es complicado, pero creo que, en el contexto del Surrealismo, sí pudo serlo, porque llevó el ámbito de la creación a su propia persona y, según cuentan, jamás se salía de su personaje. Estaba obsesionado con la percepción que la gente pudiera tener de él, y eso es muy dandi, al igual que lo es expresarse mediante aforismos y mantenerse fiel a su leyenda durante décadas. Juega en su contra el hecho de que fuese tan histriónico, aunque si entendemos el histrionismo como un código de conducta férreo, las cosas se complican. Resulta difícil decirlo. Posiblemente tuviese elementos de dandi, pero era un personaje de una complejidad enorme que va mucho más allá.

– Si hablamos de distintos tipos de estéticas que se eligen para diferenciarse , destacar  o crearse un personaje que se puedan confundir con la imagen del dandi que aquí tratamos. Me viene a la cabeza la siguiente pregunta: ¿Cuál es la delgada línea roja que separa al dandi del esperpento? ( Y esto no va por Dalí que conste).

Leticia: La contención y el estricto código de reglas individuales que el dandi crea y acata. Por eso es tan complicado ser un dandi. Es fácil disfrazarse, caer en la exageración y en la caricatura o ser excéntrico. Lo  difícil es ser discretamente indiscreto y radicalmente individual y mantenerse ahí, sin sobrepasar los límites.

Carlos: De hecho, están en las antípodas, aunque a veces no resulte fácil distinguirlos a simple vista. Pero, como dice Leticia, la clave está en el código de reglas individuales. Un dandi no se “viste de”. Un dandi se viste tal y como es.

– En ocasiones he escuchado que se relaciona a este individuo que se hace así mismo con cierta tendencia sexual. ¿ Existe algún tipo de relación directamente proporcional entre el dandismo y la homosexualidad?

Leticia: No necesariamente. Sí es cierto que el dandi estricto ha de mostrar cierta frialdad en las formas, no puede sucumbir a las pasiones ni mostrar debilidad. Es algo así como asexuado. A Brummell no se le conocieron romances, y si pensamos en Bowie, por ejemplo, pese a estar casado y que se haya hablado de su vida sexual, siempre nos parece a primera vista alguien carente de pasiones. En el entorno del fin de siglo francés sí predominaba el dandi homosexual. Pero estamos en una época en la que el dandi se construye de otra forma, ya no opone su contención a un sistema recargado y frívolo, sino al contrario. Se entregaba a la extravagancia y a la experimentación en un mundo en el que reinaban la uniformidad y la frialdad burguesas.

Carlos: La sexualidad, en principio, no tiene ninguna relación con el dandismo, salvo que se convierta en un elemento más del código del dandi. Es decir, sólo hay una sexualidad dandi si el dandi en cuestión la emplea para construir su individualidad y su personaje público. Hay dandis que muestran una sexualidad concreta del mismo modo que otros adoptan un corte de traje, una flor exótica, una forma de hablar o un hobbie excéntrico. Cuando los dandis de la belle époque no ocultan su ambigüedad sexual, lo hacen porque la emplean como una manera de cuestionar los valores morales de un determinado tipo de sociedad que veía mal esa clase de transgresiones. Era uno de los pocos tabúes que quedaban y, por lo tanto, era una herramienta excelente para subrayar su individualidad y su distancia respecto a la masa burguesa. Pero nada más. Otra cosa distinta es la ambigüedad como estética y como actitud, que sí ha sido muy cultivada por dandis de todo tipo, independientemente de sus gustos sexuales. Y otra cosa es la sexualidad de cada uno. No tengo muy claro que un dandi en la cama siga siendo un dandi.

Leticia: Claro, si no es un elemento de la construcción de la persona pública, de puertas para dentro, a saber…

– Cambiando el rumbo… Para qué negarlo, un libro se juzga por la portada. Y en ese salón con raigambre faltó un elemento importante en la ecuación de esta antología y apología del dandismo. Marina, ¿ En quién te inspiraste para hacer esas ilustraciones tan monas?

Marina: La mayor fuente de inspiración fueron los textos, cuya riqueza narrativa funcionó a la perfección como motor generador de imágenes.  Me sentí especialmente cómoda con el Larra dandi de Umbral (que es, por múltiples motivos, mi preferido). En un intento de emulación, intenté paliar a golpe de lapiceros y bonitismo el desasosiego del Agosto madrileño. Además, mis dandis emplean el afeitado con patilla como nexo narrativo porque las patillas son francamente importantes en mi existencia.
Si pregunta por influencias, últimamente me vuelve loca Adventure Time y soy fiel seguidora de El Mundo de Gumball, que cuenta con un elenco de dibujantes capaces de producir 500 expresiones faciales por minuto, y adoro todos los trabajos de John Kricfalusi y Bill Watterson. En cualquier caso, todo aquél que use rotuladores y lapiceros para el bien de la humanidad y el propio, merece todo mi respeto y atención, de Stephen Hillenburg a Moebius, pasando por Hugo Pratt.

– Pues digamos que usted señorita lo merece también. 

Solo me queda agradecer esta increíble entrevista y hacer la recomendación pertinente más que merecida de esta obra. La cual ya se encuentra en grandes y pequeñas librerías. ( Ni que decir tiene que actualmente es el libro que ameniza mis noches ).

El próximo 18 de Octubre a las 19:30  tendrá lugar la presentación del mismo. En un lugar de lujo como es el Museo del Romanticismo de Madrid. Y por supuesto como dijo un dandi, en una de sus canciones: » Ahí estaré «.

 

Ilustraciones © Marina Domínguez Garachana 

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