Rostros y cuerpos distorsionados: Barbies humanas y otros personajes plásticos

Por Ramiro Rivera  

Los cánones de belleza cambian con el paso del tiempo, y aquello que alguna vez fue “tendencia” luego pasa de moda. A pesar de que este fenómeno es tan antiguo como la humanidad misma, es en los últimos 100 años en donde una vertiginosa y constante transformación tiene lugar. No obstante, más allá de las tendencias en lo que se refiere a ropa, música u otras expresiones de la cultura popular, las preferencias físicas parecen mantenerse constantes desde hace varias décadas

 

La inconformidad con el propio físico, aunado a un bombardeo cada vez más grande los medios y la publicidad, ha propiciado que en pocas décadas el prototipo femenino haya ido apuntando a una imagen estilizada, llegando a extremos inverosímiles.

 

Poco ha contribuido a aminorar está tendencia las cirugías estéticas, cada vez más al alcance de más personas. De manera que, todo aquel que cuente con el dinero y la inconformidad suficiente puede acceder a transformaciones que pueden ir de un simple “retoque” estético a drásticas transformaciones.

 

En la actualidad, un curioso fenómeno ha comenzado a darse de manera aislada y, aunque se desconoce si pudiera volverse moda, ha causado controversia en el mundo entero. El modelo, en estos casos, es el de la conocida muñeca Barbie, y así se les conoce a estás mujeres que pretenden emular con su figura y rostro, al juguete de la compañía Mattel que apareció en 1959 y por muchos años se convirtió en un modelo para millones de niñas que contaron con ella entre sus juguetes infantiles.

 

CLONES DE BARBIE

La aparición de Dakota Rose (mejor conocida como Kotakoti) hace un año se convirtió en todo un fenómeno en la red. Blogs, redes sociales y principalmente medios asiáticos la convirtieron en una imagen viral con presencia global.

 

 

La adolescente de 17 años, catalogada por muchos en internet como una cosplayer, se exhibió como una “Barbie de carne y hueso”, debido a su figura delgada y facciones aparentemente perfectas; aunque sus impactantes y grandes ojos azules, labios y nariz fina también sugerían a un personaje de anime o manga.

Desde su canal de YouTube, Kotakoti ha publicado tutoriales sobre cómo maquillarse y vestirse para adquirir este look por el que los “otakus” sienten fascinación y, aunque afirmaba que no había Photoshop de por medio, las fotografías que han circulado en la red (de ella y sus sucesoras) demuestran lo contrario.

 

 

Entonces no estaba claro para muchos si se trata de una campaña a nivel mundial para posicionar una marca, sobre todo por el gusto por las “Lolitas” que existe en este sector y en la red en general. Sin embargo, en el transcurso de 2012 otras mujeres se sumaron a esta tendencia y quedó claro que se trataba de algo más personal.

 

 

Las ucranianas Valeria Lukyanova y Olga Oleynik (conocida también como Dominika) irrumpieron en la red a mediados del año pasado y las reacciones no fueron menos escandalosas, luego de que ellas mismas declararan que habían encontrado la una en la otra a su “hermana espiritual”.

 

 

En el caso de Dominika, la mano del cirujano es visible sobre el cuerpo y rostro de esta mujer originaria de Ucrania, cuya cintura estrecha y busto prominente ejemplifica de manera más fiel el cuerpo de la muñeca estadounidense.

 

Sin embargo, no solo este trío de damas sucumbieron a esta singular inclinación y, si Barbie cuenta con su Ken como pareja, en la vida real tenía que haber alguien que fuera la contraparte de estas “clones” de cuerpo modificado.

 

El neoyorquino Justin Jedlica apareció en el último semestre de 2012 para manifestar que aspiraba a convertirse en el Ken humano. Sin duda, una extraña decisión, pero a la que 90 operaciones y una inversión de 100 mil dólares le dejaron al hombre de 32 años un artificioso rostro que, si bien, no es lo más parecido a la eterna pareja de Barbie, al menos tienen en común la escasa apariencia humana.

 

 

Jedlica se sometió a una serie de modificaciones faciales que fueron complementadas por silicón para simular un abdomen y pecho torneados. Las imágenes que muestran un físico esculpido a base de ejercicio es falso y, en mayor parte, se trata de implantes colocados en zonas estratégicas para simular músculos. Cuestión de gustos. La aparición de estos personajes fue, en su momento, viral en la red y no fueron pocos los que los criticaron por aparentar ser más muñecos o dibujo animado que a una personas reales, pero a pesar de todo ello, no puede negarse que la moda está sustentada principalmente en caprichos.

 

MEDIDAS A LA BAJA

No obstante, tomar como modelo a una muñeca no es un asunto nuevo, y una de las críticas más comunes que ha recibido Barbie a lo largo de los años es que promueve una idea poco realista de la imagen corporal de la mujer. Expertos calculan que si la Barbie fuera real, sus medidas serían 91-46-84 y, de acuerdo con el Hospital Universitario Central de Helsinki, ésta carecería del porcentaje de grasa corporal del 17% al 22% necesario para que una mujer menstrue.

 

Por otra parte, la revista Wired publicó en febrero de 2009 una infografía en la que se señalaba precisamente como las famosas modelos de Playboy cada vez iban pareciendo más personajes de anime que mujeres reales. Tomando como punto de partida 1954 (el año en el que fue lanzada la revista) hasta llegar a 2008, se hace un comparativo de las medidas que las conejitas han promediado en 50 años y el del resto de las mujeres en Estados Unidos en el mismo periodo.

 

El estudio indica una gráfica del índice de masa corporal IMC y los resultados realmente sorprenden por los rumbos que han tomado tanto las modelos como las mujeres que no aparecen en la revista para adultos. Luego de que en 1960 las playmates promediaran 19.4 de IMC, en 50 años el índice llega a 18.2. Por el contrario, la mujer promedio en la unión americana, presentaba a finales de la década de los 50 un IMC de 22.2 que en cinco décadas evolucionó a 26.8. Mismo tiempo, caminos diferentes.

 

Ya en 1988 la figura de Barbie sufrió algunas modificaciones para contrarrestar las quejas por su imagen. Entonces de un estimado 16.2 de IMC, los fabricantes tuvieron que agrandarle la cintura y ensancharle las caderas, para que pareciera más real y no una modelo con desorden alimenticio.

 

El caso es que desde que, en 1962, Timmie Jean Lindsey se convirtiera en la primer mujer en utilizar implantes en los senos, la cirugía plástica pasó de convertirse en una rama de la medicina a una industria fincada en las tendencias. Que mejor manera de imponer una que basarse en modas, por muy absurdas que resulten a veces. Lo preocupante aquí, sería que una tendencia o encaprichamiento de unos pocos se convirtiera paulatinamente en una moda.

 

 

Fuente: Sin embargo

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