ARTE Y GASTRONOMIA -La cocina de la pintura

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Exposición:  ARTE Y GASTRONOMIA
La cocina de la pintura

Institut Valenciá d’Art Modern
25 abril – 7 de julio 2013
Comisario: Fernando Castro
Organiza: Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)
Patrocina:

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La exposición ‘Arte y Gastronomía. La cocina de la pintura’ plantea una revisión
novedosa de las relaciones entre artes plásticas y gastronomía combinando arte
contemporáneo y obras clásicas, generando eventos culinarios y dando cabida a
modalidades creativas renovadoras. Pintura, instalaciones, vídeos, fotografías,
dibujos y escultura, permitirán al espectador trazar itinerarios por este ámbito
expositivo.
La muestra reúne 136 obras de las que 105, proceden de la Colección del
IVAM, 16 del Museo de Bellas Artes de Valencia, y 15 del Museo Nacional de
Cerámica y Artes Suntuarias González Martí. Es la segunda exposición temática
de este año en la que los tres museos trabajan en red.
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo que reproduce las obras
expuestas e incluye textos del President de la Generalitat, Alberto Fabra, la
directora del IVAM, Consuelo Ciscar, y el director del Museo de Cerámica y
Artes Suntuarias González Martí, Jaume Coll y del comisario de la muestra,
Fernando Castro.
Además, ‘Arte y Gastronomía. La cocina de la pintura’ cuenta con un taller
didáctico que relaciona las artes plásticas con la gastronomía empleando
diferentes técnicas, como el “collage”, con elementos básicos de la
alimentación: cereales, pasta y legumbres. El taller plantea una reflexión sobre
el fenómeno de la gastronomía como expresión de la sociedad y reflejo de la
cultura contemporánea.

 

Itinerario expositivo

La exposición plantea un itinerario que abarca diez áreas: El menaje ( con obra de Chema Madoz, Man Ray, Joan Foncuberta, Joan Cardells, Ramón Gaya o Roca Gisbert); Lo comestible ( con obra de Beltrán Segura, Muñoz Degrain, Claes Oldenburg, Cristina García Rodero, Miquel Barceló o Eduardo Arroyo. En esta sección tambien se muestra una serie de azulejos anónimos procedentes del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí) ; Mesa y mantel (con obra de Henri Matisse, Elena del Rivero o Gerardo Rueda); El Bodegón ( con obra de; Salvador Soria, Alberto Schommer, Tony Smith, Paul Klee, Cristino de Vera o Julio González ); Lo que comen ( los cuerpos gloriosos) lo que nos come ( y consume) con obra de Ian Wallace, Grete Stern, John Baldessari, Joseph Renau o Georg Gras; Ingestum. Lo que puede un cuerpo ( con obra de Bigas Luna, Yves Klein o Daniel Spoerri); Retorno al Bodegón ( con obra de Juan de Ribera Berenguer, Pedro de Valencia, Alfredo Claros García, Amadeo Roca Gisbert, Ramón de Stolz , o Julio Peris Brell); Del mercado al restaurante( Francisco Alberola, Joan Antoni Vicent, Walker Evans o Gabriel Cualladó ); Vanitas ( Man Ray, Cas Oorthuys, Ignacio Pinazo, Markus Lüpertz o Joseph Vicent Monzó ), y Hogar dulce hogar ( con obra del Equipo Crónica, Manolo Valdés, Öyvind Fahlström o Equipo Realidad).

 

Como complemento a la muestra, tendrán lugar diversos encuentros culinarios con chefs de trayectoria contrastada de la Comunidad Valenciana que pondrán de relieve la creativad de la gastronomía así como la necesidad de lograr una mayor aproximación cultural a este ámbito.

 

La premisa sobre la que esta exposición se fundamenta radica en la importancia que la identidad culinaria posee en el desarrollo de una cultura gastronómica y artística basándose en la interacción entre diferentes técnicas creativas. Es una propuesta que posibilita experimentar y percibir la realidad artística contemporánea a través de la gastronomía con el fin de dotar protagonismo creativo a todos los elementos relacionados con este lenguaje.
‘La expresión la cocina de la pintura, señala el comisario de la muestra Fernando Castro, alude a aquellos procedimientos técnicos que hacen que una obra tenga, en sentido académico, calidad. Las relaciones entre arte y comida tienen que ver, en primer lugar, con el sentido del gusto,  con los placeres estéticos. Si bien la forma en la que se “consume” un plato no es la misma en la que contemplamos una obra no podemos dejar de pensar que tanto en la gastronomía como en el mundo de la plástica hay elementos artísticos que permiten establecer puntos de contacto. El género de la naturaleza muerta ha sido, ciertamente, el que ha establecido el vínculo más importante entre los lujos visuales y los placeres de la buena mesa. Sobre distintas mesas contemplamos manjares, licores, flores y toda clase de utensilios que simbolizan los instintos vitales, pero también la lenta herida del tiempo o el sentido de la vanidad. Los cuadros de naturaleza muerta supusieron un desplazamiento del interés por la acción, puesto que propiamente en esas obras no sucede nada, a las cuestiones compositivas, aunque en un sustrato alegórico se manifieste un deseo de representar lo que propiamente escapa a toda expresión: la muerte misma. Sin duda, este género, tradicionalmente considerado menor, revela un momento de moderna toma de conciencia de lo artístico. Se trata de un arte sedentario o doméstico que repliega a la experiencia estética a la contemplación de la futilidad de los empeños humanos junto a una inequívoca sugerencia del tiempo del placer.

 

Desde la estética decimonónica al cubismo se advierte un replanteamiento de los modos de representación de la comida, dispuesta sobre una mesa como algo suculento pero intacto. En cierta medida, el arte contemporáneo olvida y, al mismo tiempo, recrea la cuestión del “bodegón” en derivas como la denominada “estética relacional” que viene a mostrar la urgencia de estar juntos o de construir situaciones que nos permitan articular aquella comunidad que está, desde hace tiempo, desobrada.’

 

‘El género de la “naturaleza muerta” , concluye Castro, no tiene necesariamente que llevarnos al desencanto o a la amarga zona del nihilismo. La representación de una mesa llena de objetos y alimentos cuidadosamente dispuestos nos recuerda que existe todavía un lugar donde se puede comer o charlar, donde acaso podamos escuchar una música hermosa o profundizar en el lujo de la amistad. El placer del arte se prolonga en el gozo inmenso que encontramos en la gastronomía: acaso comer sea tan paradójico y necesario como pintar. Dalí no siempre carecía de razón: “la pintura será comestible o no será”.  ‘Arte y Gastronomía. La cocina de la pintura’ forma parte del proyecto multidisciplinar ‘Viva Valencia’ que engloba otras áreas expositivas:’Arte y Religiosidad’, que se exhibió en el IVAM el pasado mes de febrero y ‘Arte y Moda’ que tendrá lugar una vez concluya la presente muestra.

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