Hilario Barrero : «Vine buscando una navaja que me había rasgado el corazón.»

Por Mireia Julià

 

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Entrevista

 

Cambió el Tajo de su Toledo natal por el Mediterráneo de Barcelona y más tarde por el Atlántico que separa su querido Brooklyn de Manhattan. De eso ya hace 35 años. Durante todo este tiempo, Hilario Barrero ha compaginado la enseñanza del español en universidades como la de Princeton o la de la Ciudad de Nueva York, donde es profesor actualmente, con la creación de una extensa obra literaria. Poesía,  narrativa, traducciones y diarios en los que convierte al lector en testigo de sus pensamientos y de su vida neoyorquina  pero también de sus nostalgias y recuerdos toledanos.      

 

¿Qué le trajo a Nueva York?

Vine buscando una navaja que me había rasgado el corazón.

 

Escribió que al llegar a la ciudad ésta le enseñó «sus dientes de loba y sus garras de perra rabiosa». Después de 35 años, ¿ha logrado amansarla?

No, la perra está ahí acechante, las uñas afiladas y los dientes en celo. La sigo  temiendo cada día y cada noche. Sé que algún día me encontrará en alguna esquina oscura y me arrastrará al cieno de la noche

 

¿Con qué rimaba la Nueva York de 1978 y con qué rima la de ahora?

Era una rima consonante, que sigue rimando igual que cuando llegué. Posiblemente deberíamos recordar lo que escribió Cernuda: “No es el amor quien muere / somos nosotros mismos”. Mientras haya navaja habrá amor.

 

¿Es el metro el lugar que le permite observar mejor la esencia de la ciudad, el que le resulta más inspirador para escribir?

Eso dicen los críticos y los que han leído los Diarios, que las mejores páginas, de haber algunas, son las que hablan de lo que ocurre en el metro. El metro es el rayo que no cesa. Durante el tiempo que era profesor en Princeton me tenía que levantar a las cuatro de la madrugada para llegar a la universidad a las nueve. En esas horas terribles y peligrosas de la madrugada vi cosas que a algunos les parecieron inventadas.

 

¿Y qué tiene Brooklyn que muchos artistas y escritores como usted viven allí?

Lo que no tiene Manhattan.

 

¿Qué es?

La luz  catedralicia y ojival que vuela en el puente de Brooklyn, los bronwstones, Coney Island, el Promenade, Hart Crane, Prospect Park con uno de los edificios abovedados por el valenciano Guastavino…

 

Es de Toledo y parece estar encantado de vivir en Nueva York. Sin embargo, asegura que quiere jubilarse en Asturias…

En Asturias soy profeta, cosa que no lo soy en Toledo. Y encima está el mar.

 

Pero este año ha sido nombrado pregonero del Corpus de Toledo. ¿Cómo se siente? Cada año vuelve a su tierra natal, pero este va a ser un regreso especial, ¿no?

 

Un soneto escrito para el pregón responde a esta pregunta:

 

Nací en Santo Tomé, soy toledano,

una espada de cal y otra de arena,

el Greco y Garcilaso, la condena

de una sombra dormida en otra mano.

Barcelona era un gesto cotidiano,

una noche de sal, una cadena

que sentenció mi vida en luz ajena.

Ramblas de libertad, tiempo lejano.

Y ahora en Nueva York, filo y corriente,

espero al Tajo con su voz de acero

que me ahogue la vida lentamente.

Y, cuando me creía un extranjero

de mi zocodover y de mi gente,

en Toledo me nombran pregonero.

 

 

Ha transcrito bastantes obras de poetas norteamericanos al español. ¿Mejor transcribir que escribir en inglés?

He escrito una novela en inglés (Two hundred doves) y he hecho mis pinitos con un libro de poemas. ¡Pero nada como escribir en castellano! En inglés uno escribe atado de manos y mente.

 

En España se aprecia mucho la literatura norteamericana. Y en Estados Unidos, ¿se valora la literatura española?

Algunos escritores de moda, pasajeros. Es en los departamentos de Lengua y Literatura de las universidades donde se estudia y valora a los clásicos.

 

Ya para acabar, ¿qué está escribiendo y/o traduciendo ahora?

Está terminado el año 2012 del Diario y pronto saldrá una antología en Pre-textos de la obra de Donald Hall. Ahora sigo trabajando en el Diario de 2013 y preparando otra antología.

 

 

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