“Sandwich Mixto” libros, arte, música… ¿en el mercado?

Por Violeta Nicolás Martínez

 

Sandwich Mixto, ubicado en el Mercado de Antón Martín, es una mix de galería, librería, cafetería-bar… al límite de la definición. Se inicia en abril de 2012, integrada por tres socios en su origen, en la actualidad consta de dos miembros, Virginia de Diego es la directora de arte, se ocupa de organizar la agenda de actividades -además de ser artista- y otra persona que se ocupa de asuntos financieros y gastronómicos.

 

Distribuyen ediciones independientes, auto ediciones, modelos alternativos al libro tradicional, todas ellas de personas procedentes de España o bien impresos y/o editados en España. Éste requisito de procedencia  viene motivado, según nos cuenta Virginia, para intentar corregir cierta tendencia a no valorar lo nuestro y a valorar más lo producido en otros lugares, además observa que con la crisis, ha aumentado la calidad en la oferta. Quizás sea por ello que nos sorprenden, en su valor artesanal, edición muy limitada y de gran calidad. Para empezar, éstas mismas características confieren al producto de mayor originalidad y fragilidad, de otra sensibilidad personal que puede llegar a emocionarnos. Podemos descubrir libros objeto, fanzines, libros de artista, mini-catálogos… Fotografías de entornos cotidianos, de la agroperiferia (“Beside books”), repletas de poesía, de luz natural, y amor por lo efímero del instante. Hay numerosas publicaciones sobre la temática de la comida, como “No vayas a comprar el pan” o “Publications for pleasure. Vermouth”. También encontramos algún libro curioso, por ejemplo uno de fotografías de ciclistas en Madrid -de formato reducido- retratados con su bicicleta por un apasionado de la cultura del ciclismo: Javier Fuertes.

 

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Sandwich Mixto cuenta con un proyecto de micro-residencias, inaugurado recientemente con varias piezas de alumnos del Instituto Europeo de Diseño. Una de éstas, se trata de una suerte de escultura colgante, también denominado móvil. Se refiere a los  experimentos de cronofotografía de Muybridge (precursor del invento del cinematógrafo), cuando se descubre el verdadero gesto del caballo al galopar -rompiendo así con la tradición pictórica- y, nos recuerda a los móviles del artista estadounidense Alexander Calder. Es obra de Eduardo Pelegrín, quien ha realizado su tesis sobre esta temática y ha creado una editorial de móviles “TheFLYINGStudio”. Otra de las piezas adquiere un marcado sentido instalativo; se trata de un decoupage de flores en algunas zonas de las paredes del espacio.

Observamos expuestas tres fotografías de la artista Sara Navarro pertenecientes a su proyecto  “Desde mi ventana”, realizadas desde un autobús en un viaje a Perú y a Mexico. Apenas distinguimos el reflejo del cristal de la ventana, aún así, se diferencia de una fotografía de paisaje habitual realizada de pie, como souvenir, tienen algo de dejá vú melancólico y al mismo tiempo de un presente inmediato. Las calificaría de fotografías performativas.

 

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Sandwich Mixto también edita con su editorial Mixto Book, de momento cuenta con dos publicaciones; una de ellas en colaboración con La Piscina Editorial (Tenerife) se trata de un meta-fanzine “El estado de las cosas”, en el cual se establece el estado de los fanzines en la actualidad, un fanzine sobre fanzines. Se nos plantea la siguiente cuestión: ¿Se resisten los fanzines al formato digital? Virginia nos cuenta que “hay cierta nostalgia por el objeto y el papel…”. Mixto Book también ha editado en colaboración con Gráficas Torete, una colección de diez postales sobre el mercado de Antón Martín, ilustradas por Alberto Blázquez, de estilo naïf, cuya estética nos recuerda la serie americana de dibujos de los años noventa: “Beavis&Butthead”. Vienen empaquetadas en papel de envolver pescado.

 

Falta menos para poner en funcionamiento un sistema de venta online, para ampliar así sus posibilidades de mercado a través de la web, y poder llegar a personas de cualquier lugar del mundo.

En Sandwich Mixto podemos disfrutar de un café mientras hojeamos sus peculiares libros, fotografías, piezas en micro residencia… pero además está la música en directo, en acústico, los sábados a la hora del vermú. El entorno del mercado parece acercarnos a la tradición de nuestros padres o abuelos, a la vida más común y todo adquiere un aspecto más real, inteligible y cercano de lo que se presenta.

 

 

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