Prisión por defender el planeta

Por: Héctor Anaya

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Veintiocho activistas, un fotógrafo y un cámara independiente retenidos en Rusia, ¿su delito? Llevar a cabo una protesta pacífica en el Ártico.

Todo comenzó el pasado 19 de septiembre cuando la guardia fronteriza rusa, armada con fusiles automáticos, abordó el buque de Greenpeace, Ártic Sunrise. La tripulación del buque protestaba contra la extracción de petróleo en el Ártico ruso.

Los activistas permanecieron custodiados a bordo del buque y posteriormente pasaron a prisión preventiva por el peligro de que se fugaran, obstruyeran la labor de los investigadores y prosiguieran con sus actividades ilegales, tal y como justificó la Justicia rusa.

Inmediatamente Greenpeace comenzó una movilización para liberar a los detenidos y el Gobierno holandés pidió la inmediata liberalización de los activistas, entre los que había dos holandeses, y explicaciones sobre su detención. Desde el momento de su detención, decenas de miles de personas de 50 países entre los que se encuentran España, EEUU, Italia, México, Francia, entre otros.

Retenidos e incomunicados, así es como estuvieron los activistas durante días o en palabras de Faiza Oulashen, una de las detenidas: «Después de nueve días encerrada y sin ningún tipo de comunicación con el exterior es difícil mantener la noción del tiempo. Empiezo a perder la calma que me ha acompañado. Dos meses en prisión es una cosa, ¿pero después? ¿Qué pasará después? La incertidumbre me está volviendo loca.»

Finalmente, según informa Greenpeace, los 30 integrantes del barco Arctic Sunrise han sido acusados de piratería por las autoridades rusas, y si la acusación sale adelante se enfrentarían a penas de hasta 15 años de cárcel. ¡15 años! Prisión por defender el planeta, el ecosistema o, tal vez, la acusación provenga de los intereses económicos de la compañía petrolífera estatal rusa, Gazprom.

Según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar un barco puede ser abordado si viola los reglamentos de pesca, si hay un incidente de contaminación o por piratería. Sin embargo, los activistas declararon que el buque no se encontró en ningún momento a menos de 500 millas de la plataforma petrolífera.

¿Es justo que unas personas paguen por defender algo que es de todos? ¿Se ha de permitir que los intereses económicos de una compañía prevalezcan sobre los de la población? ¿Se ha de castigar la defensa de un ecosistema? Personalmente, creo que no soy yo quien debe de responder estos interrogantes, sino el lector. En su mano dejo el decidir qué es lo correcto y que no lo es y una vez tenga la respuesta, por favor, actúe, ¡frene la injusticia!

 

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