La biología del amor: la ciencia investiga los procesos cerebrales envueltos en la búsqueda de la pareja ideal

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Las causas biológicas que involucran al enamoramiento han dejado de ser, desde hace años, en un estudio de dudosa cualidad científica. Ahora, son varias las universidades las que estudian la llamada biología del amor; una rama que viene desarrollándose desde hace años en las instituciones educativas. No obstante, las preguntas siguen siendo las mismas desde hace décadas: ¿por qué las personas se enamoran?, ¿por qué hay parejas que duran más que otras?, ¿cuáles son las causas de la infidelidad y del desamor?

De acuerdo con Helen Fisher, directora del departamento de Investigación de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey, desde el punto de vista evolutivo, el amor es de lo más importante en la vida de las personas, ya que dependiendo de las uniones y de la persona a quien se ame, es que se determinará la proyección del historial genético de cada persona.

Asimismo, aunque el amor romántico se expresa mediante las emociones no deja de ser una necesidad fisiológica. Por otra parte, el hecho de que el hombre responda más a los estímulos visuales y las mujeres sean más receptivas a los recuerdos y a las emociones que ellos evocan, es la razón por la que existe un componente cultural o mapa amoroso, publicó Vista Magazine.

La especialista sostiene que las relaciones de pareja han cambiado mucho más en las últimas cinco décadas que en los últimos 10 mil años de la evolución humana. De esta manera, el notable aumento en las tasas de divorcio en las sociedades industrializadas tiene que ver, entre otros factores, con el hecho de que ahora hombres y las mujeres son más proclives a buscar un par en quien confiar y junto al cual realizarse a nivel personal.

Así, Fisher desarrolló múltiples experimentos para detectar qué ocurre en el cerebro humano cuando una persona se enamora. De esta manera asegura haber encontrado que las personas enamoradas muestran mayor actividad en las regiones neuronales ligadas a los sentimientos intensos de amor romántico.

 

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De esta manera, para analizar la biología del amor, la especialista identifica tres sistemas cerebrales que actúan juntos para la reproducción de la especie humana: el impulso sexual, el amor romántico y el cariño o apego en relaciones prolongadas.

El romanticismo permite enfocar la energía sexual en una pareja a la vez, mientras que el apego ha demostrado su evolución como un mecanismo adaptativo que sirve juntar a dos personas durante el tiempo necesario para, al menos, criar a un hijo.

Por otra parte, antes de que esto ocurra, existen variables que hacen que una persona se sienta más atraída hacia un tipo de hombre o mujer que otro. Es precisamente donde entran en juego los gustos, el bagaje cultural y las asociaciones personales, aspecto que va de la mano con la biología, la cual es moldeada por la cultura.

En lo referente a las características monogámicas de los humanos, estas responden a un patrón de adaptación surgido a partir del desarrollo agrícola. No obstante, con el paso de las épocas y la llegada de la revolución industrial significó que las mujeres ingresaran al mercado laboral y posteriormente su independencia e incluso una mayor aportación de su parte a la alimentación familiar, tal y como ocurría entre los grupos cazadores/recolectores primitivos.

A pesar de todo lo anterior, lo cierto es que el patrón humano no es necesariamente la monogamia, sino una serie de monogamias sucesivas. Finalmente, esto se refleja claramente en las tendencias que indican que las personas tienen más probabilidades de divorciarse a partir del cuarto año de matrimonio, lo que coincide con el tiempo suficiente para criar a un hijo, al menos en su primer etapa.

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