Escaparate de Reyes

Por Salomé Rodríguez Hage

Reyes Magos, Isabel Rodríguez Sánchez

Ilustración de Isabel Rodríguez Sánchez para el relato «Escaparate de Reyes», de Salomé R. Hage.

 

Escaparate de Reyes
[2013]

© del texto, Salomé Rodríguez Hage
© de la ilustración, Isabel Rodríguez Sánchez

 

Una exaltada y alegre vocecita se escucha desde el fondo de la caja de figurillas navideñas. Nos encontramos en el bazar más antiguo de la ciudad.

-¡Abre, abre la caja! ¡Sácanos ya de aquí! –grita un soldadito de cuerda.

El viejo tendero se apresura a abrir la caja y, ansiosas por salir, saltan afuera las figurillas.

-¡Vaya, vaya! ¡Qué prisa tienes! – le dice al soldadito mientras da vueltas a la cuerda– ¡Siempre quieres salir el primero! ¡Hala! ¡Ve tú solito!

El soldadito se apresura hacia un anaquel del escaparate y trepa al tejado de una casita diciéndose: “Nadie me quitará mi sitio este año. Desde aquí podré ver pasar a todos los transeúntes”.

-¿Y a ti, pequeño angelito, qué te ha pasado este invierno? –pregunta el tendero, mientras va desempolvando una a una las figurillas– Veo que te falta un ala…

-¡Se ha roto! ¡Estamos todos tan apretujados en esa caja destartalada..! –se lamenta el angelillo.

-¡Está bien, está bien, te arreglaré enseguida! –dice el tendero-  No quiero que los paseantes que se detienen ante mi escaparate vean figurillas rotas… ¡Mi decorado es siempre el que más gusta a los niños!

-¿Pondrás nieve esta Navidad? –pregunta Santa Claus– ¡El año pasado tuvo mucho éxito!

-No, no –responde el tendero- Esta Navidad no nevará en mi escaparate. Este año no hará tanto frío. Pondré un cielo despejado y lo iluminaré con la estrella de Oriente.

-¿Y me pondrás de nuevo en el centro del escenario? –inquiere altivo Santa Claus.

-Pues no, me temo que no. Esta Navidad no vas a estar en el centro –le responde– ¡Ya llevas demasiados años de protagonista!

-¡No es justo, no es justo! –protesta Santa Claus y se sube refunfuñando en su trineo.

-Este año le  toca el turno a los Reyes Magos –dice el tendero sin prestarle atención- ¡Ya es tiempo de que les demos la importancia que merecen!

-¡Ya era hora! –dice desde el fondo de la caja el Rey Baltasar- Siempre nos colocas al fondo del escaparate.

-Este año haré cambios muy importantes –añade con picardía el tendero– Tengo otros planes para vosotros…

-¿Y habrá concierto de Reyes? –pregunta el angelillo del ala rota.

-Sí, sí, no te preocupes. El concierto se mantiene, se celebrará en el escaparate el 6 de enero como todos los años. Ya podéis ir afinando los instrumentos y preparando el repertorio de canciones –responde mientras coloca el coro de angelillos alrededor de un arbolito de Navidad.

Después el viejo tendero saca de la caja al Rey Melchor y al Rey Gaspar.

-¡No olvides sacar nuestros cofres de oro, incienso y mirra! –dice el Rey Melchor– Recuerda que fueron nuestros regalos al Niño Jesús.

-¿Cómo voy a olvidar los presentes que llevasteis a Belén cuando Jesús nació? –dice el tendero y agrega emocionado: ¡Cómo voy a olvidar el acontecimiento más hermoso de la historia de la humanidad!

-¡La estrella! ¡La estrella! ¡No dejes en la  caja la estrella que nos guió hasta Belén! –exclama impaciente el Rey Gaspar.

-¡Aquí la tengo! –dice el tendero cogiendo la estrella de la vetusta caja- ¡Será la luz que  ilumine el escaparate!

-¡Y mira cómo han quedado nuestras vestimentas! –se queja el Rey Baltasar al salir de la caja– El frío invierno ha desgastado nuestras capas y apenas tienen color…

-¡No  os alteréis tanto! Todo tiene arreglo. –le tranquiliza el tendero- Colorearé vuestras capas y  quedareis como nuevos…

El anciano tendero se afana en cumplir los deseos de todas las figurillas con las que cada Navidad decora el pequeño escaparate de su viejo bazar.  Las va colocando en los diferentes anaqueles mientras charla animosamente con cada una de ellas. El tendero y las figurillas se entienden a las mil maravillas.

Y para terminar, pinta el techo con un resplandeciente cielo azul y violeta tachonado de estrellas.

-¡El Niño Jesús! ¡El Niño Jesús! –advierte el Rey Gaspar- ¡No está en el pesebre!

-¡Un momento! ¡Un momento! –dice el tendero corriendo de un lado a otro– Todo a su tiempo. ¡Confiad en mí! ¡El Niño estará listo en un periquete! –y lo coloca en el pesebre.

Los Reyes Magos sonríen felices en el centro del escenario. El tendero coloca en lo alto la estrella de Belén y de manera milagrosa se  ilumina todo el decorado.

Desde el interior del escaparate se oye el bullicio de los niños que se agolpan tras el cristal.

-¡Mirad, los niños! –exclama alegre el Rey Baltasar– ¡Ya están aquí! ¡Nunca se olvidan de visitarnos!

-Dios está en la memoria de los niños –responde el viejo tendero y sonríe dulcemente.

 

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