Entre la tristeza y el talento, Virginia Woolf

Por Sandra Ferrer

 

perfil1El 25 de enero de 1882 nacía, en un típico hogar de la Inglaterra Victoriana, una niña llamada Virginia. Era un hogar plagado de niños, hermanos de padre y madre o medio hermanos. La pequeña Virginia tuvo una infancia feliz, en un hogar culto y refinado, recibiendo una buena educación y disfrutando de su niñez. Pero pronto la vida empezó a oscurecerse en el mundo de Virginia. En 1895 empezaría a sufrir la pérdida de sus seres más queridos. En menos de diez años morirían sus padres y una de sus hermanas.

Desde entonces, y hasta el final de su vida, Virginia Stephen, conocida por el mundo como Virginia Woolf , sufriría constantes crisis nerviosas, ataques de ansiedad, cuadros de personalidad bipolar y terribles depresiones.

La tristeza no impidió que Virginia Woolf regalara al mundo de la literatura obras de la talla de Orlando, Al Faro, Una habitación propia, o Miss Dalloway. O quizás esa tristeza fuera su desesperada fuente de inspiración: Quería escribir sobre todo, sobre la vida que tenemos y las vidas que hubiéramos podido tener. Quería escribir sobre todas las formas posibles de morir.

 

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Sea como fuere, Virginia Woolf navegó toda la vida entre su talento para escribir y su vida interior vacía de alegría. Un vaivén que terminó ahogándola en las aguas del río Ouse al que se lanzó por propia voluntad. Terminaba así con su vida, una vida que creía un sueño, el despertar es lo que nos mata.

Atrás dejaba su imborrable círculo intelectual de Bloomsbury, toda su obra, sus ideas feministas y una vida que empezaba un día como hoy de hace 132 años.

 

 

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