Apunte sobre la cosmopolítica posmoderna.

Por Larry Montenegro Baena

 

globalizacón, posmodernidad

 

Es verdaderamente apremiante hacer un estudio sobre los alcances que han tenido los movimientos de resistencia a nivel global desde la última década del siglo XX. Sin afán de lanzarme a una olímpica tarea investigativa, menciono el tema por los paralelismos virtuales que se han alcanzado con las nuevas tecnologías y los medios masivos, además de que muchas luchas de diversos pueblos han adquirido un matiz universal gracias a los flujos de información y a las redes populares multinacionales. Entonces, ante todo esto me surge una pregunta: ¿Qué en concreto se ha logrado en la agenda global?

En este primer cuarto de siglo, no es extraño encontrar afinidad entre movimientos estudiantiles en América Latina o entre los movimientos anti-sistémicos en Europa, Canadá y Estados Unidos. Hace poco menos de dos años, en una coyuntura importante del movimiento estudiantil chileno, la líder Camila Vallejo, visita al emergente movimiento estudiantil mexicano #YoSoy132 en un momento crucial. El movimiento Occupy Together de Estados Unidos, articula agendas de acción con el movimiento de los indignados en Europa.

Sería una Verdad de Perogrullo decir que la ausencia de un bloque contrahegemónico en un mundo aparentemente unipolar, es lo que disolvió este germen solidario de resistencia global.

Al finalizar la guerra fría, el mundo se preparó para un nuevo escenario político económico. El muro de Berlín se derrumbó, el bloque socialista se desintegró y se avizoraba un mundo legislado por corporaciones transnacionales; monopolios mediáticos, organismos financieros, comerciales, económicos,  asistenciales y militares a nivel planetario. Todo esto se conjugaría en lo que denominamos, simple y llanamente como globalización.

Lo que no se sospechaba, es que debajo de la arena de esta globalización capitalista, se configurase una sociedad civil globalizada que encontraría su movilidad a través de estas redes globales solidarias, en organismos no gubernamentales y en el activismo social mundial, reclinados en las nuevas tecnologías, el internet y en los multimedios alternativos.

Hoy en día, muchas luchas sociales en diversos contextos geográficos, sociales y culturales diferenciados, coinciden y se articulan global y localmente. Es decir, encuentran un denominador reivindicativo global que les permite orientar sus luchas localmente. En ese sentido, lo global y lo local no están peleados, ya que las fronteras se han desdibujado y por ende, los conflictos se globalizan, esto debido, en gran medida, por la forma homogénea en que opera el capital.

Algunos ejemplos de este fenómeno de la globalización desde abajo, o globalización popular, se encuentran en las dinámicas que han ejercido diversas organizaciones sociales frente a la lógica en que han operado las mineras en Papúa occidental, en la India y en México, lo que permitió paralelamente, que el networking del activismo mundial lograse articular organizaciones ambientalistas, comisiones populares, movimientos culturales y de defensa de minorías étnicas como Survival, gremios de artistas y multimedias para afianzar actores locales y asumir una posición ante las mineras desde múltiples redes transnacionales. Igual con los movimientos anti-globalización como el 15-M que se diseminó por todo el mundo, principalmente por Europa, gracias a las articulaciones que se gestan a través de una sinergia local, multilocal y multifocal.

Estas redes transnacionales operan en los medios alternativos, redes sociales, blogs y webs, comunidades virtuales, organizaciones no gubernamentales, radios independientes, documentalistas, gacetas autónomas, etc. cuyos alcances han permitido que figuras como Benny Wenda, líder independentista, desde el exilio, haya logrado una solidaria movilización global a favor de la independencia de Papúa Occidental. Lo mismo ocurre con Raoni Metuktire, líder tribal de una importante población aborígen de la Amazonía, quien gracias a estas redes, logró posicionar la lucha en contra de las hidroelétricas. Véase cómo en cuestión de horas el movimiento Femen, atrajo la atención de cientos de organizaciones feministas sobre el caso de Amina Tyler, quien fue condenada a muerte por el gobierno de Túnez  tras haber diseminado en internet una fotografía suya donde sale en topless haciendo una protesta en contra de las políticas fundamentalistas y el patriarcado institucional de ese país. Esta rápida difusión en internet y en los medios masivos de información,  logró abrir el debate desde múltiples enfoques sobre la legitimidad jurídica de dicha sentencia.

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Lo mismo ocurre con los movimientos sociales, campesinos, indígenas, anti-bélicos, etc. que convergen en audiencias mundiales como el Foro Social Mundial, el cual empezó en Porto Alegre, Brasil, y hoy se programa en varios países del continente y Europa. También las redes entre diversas organizaciones y movimientos de diversos países periféricos y del centro, tanto en espacios rurales como urbanos que se organizan globalmente para hacer acto de presencia en las cumbres de los organismos multilaterales financieros y de comercio como la Organización Mundial de Comercio (OMC). Precisamente, y a propósito de estas cumbres, surge en Seattle en 1999 una organización llamada Indymedia, la cual actualmente cuenta con un cuerpo de periodistas, activistas, documentalistas e intelectuales de izquierda alrededor del mundo que colaboran con dicho espacio para romper el cerco mediático y cubrir las movilizaciones en diversas partes del globo.

Muchas de estas manifestaciones tienen agendas sincronizadas entre todas sus células esparcidas por todo el mundo, por tanto, escuchar coincidencias entre marchas anti-globalización en Alemania, España, Argentina, Japón, Guatemala, Malasia, Sudáfrica, no es pura casualidad. Esta imbricada red de movimientos operan en un engranaje social amplio coadyuvado por los nuevos medios teconológicos que han estimulado la voluntad de miles de personas compenetradas con las mismas causas y con sus diferentes modos de actuar, sólo basta revisar los alcances que han tenido las redes de artistas con causas ecológicas, sociales y políticas como el festival de músicos en Playing For Change, o del movimiento de poetas 100 Thousand Poets for Change.

Un emblemático caso de cómo estas redes populares transnacionales han logrado una trascendencia mundial/local, fue el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el cual, además de poner el tema indígena en el centro del debate político nacional e internacional, se desprendió una solidaridad global sin precedentes, traducida en una dramática ONGización, comisiones transnacionales como Enlace Zapatista y la Zezta Internacional , células artísticas y tejidos culturales zapatistas en diversos países.

En la actualidad, movimientos indigenistas y ambientalistas como Amazon Watch, en conjunto con organizaciones sociales, actores indígenas locales, intelectuales y artistas, lograron un protagonismo importante frente a la represa hidroeléctrica Belo Monte en la Amazonía Brasileña. Sus alcances han sido cruciales para la construcción de un diálogo entre las comunidades y el mundo, entre los actores sociales y el capital. Por ejemplo, se logró recaudar dinero para costear pasajes de avión y estadía para un líder tribal de la etnia Kayapó en Europa, con el fin de legitimar una auténtica denuncia contra la represa, desde la voz de un actor local, también se lograron gestionar abogados que apelaran en defensa de los territorios indígenas en las riberas del Río Xingú, y se alcanzó costear con recursos públicos, un documental que actualmente corre en internet, todo gracias a estas redes que operan transnacionalmente.

 

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De igual forma, el Frente en Defensa de Wirikuta, entre otras organizaciones ambientalistas, sociales, culturales y artísticas transnacionales como el Colectivo Aho, etc. han logrado promover una conciencia nacional e internacional sobre el patrimonio ancestral de los Wixárikas, programando festivales como el Wirikuta Fest y material multimedia que aborda el conflicto de los Wixáricas frente a  la Minera First Majestic Silver.

Esta oleada de globalización que apuesta a un desarrollo sostenible, basada en el multiculturalismo, en el poder horizontal y en la autogestión sustentable, es la esencia de la sociedad civil global organizada que representa efectivamente una contrahegemonía posmoderna; que exige, demanda y construye alternativas frente a la globalización corporativista y financiera.

Estas corrientes discursivas y prácticas políticas posmodernas opuestas al modelo económico neoliberal, no son sólo recursos utópicos de esta globalización popular, sino, la expresión de los más heterogéneos sectores socioculturales transnacionales que apuestan a otro mundo posible, a través de cosmopolíticas realmente existentes, frente a una globalización inexorablemente capitalista.

 

 

Larry Montenegro Baena
Director de La Tribu Posmoderna.

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