¿Qué pasa con los reyes godos?

Texto: Antonio Costa Gómez
Fotos: Consuleo de Arco

 

Ataulfo

 

¿Qué demonios le pasa a la gente con los reyes godos? Parece como si fueran el colmo de la inútil. Se han convertido en el símbolo de lo que no debe aprenderse. Incluso el otro día vi el chiste en una película de los años cincuenta: fulanito castigado de rodillas porque no se sabía quien iba después de Recesvinto. Es verdad que aprenderse listas de cosas sin entender nada es absurdo. Pero tampoco es que cientos de años no fueran nada. Cada rey godo significa un montón de años de acontecimientos, dolores, vivencias. En cambio les parecen importantes los Reyes Católicos, que quisieron la uniformidad, el fanatismo y lo despiadado. Además a mí me gusta la Historia como novela, con acción y personajes, más que la Historia como exposición, con estructuras y datos. Hace treinta años leí una historia de España en varios tomos en una buhardilla de Lugo con las páginas amarillentas y olorosas,  y me estaba hasta las cuatro de la mañana viviendo lo que le ocurría a cada uno.  Me parecía apasionante.

Es domingo por la mañana.  Visitamos los reyes godos, hay cinco a la derecha, en el semicírculo de reyes de la Plaza de Oriente de Madrid , antes de llegar a los reyes medievales. Hay un grupo de niños sentados en el césped charlando. Una niña le pregunta a su madre por qué los reyes llevan bastones. Unos extranjeros pasan y ponen más curiosidad que los españoles. Más allá se fotografían turistas con el Palacio Real, alguna pareja remolonea por los rincones, yo adivino las notas de mármol de la Fundación Albéniz.

 

 

Hay cinco reyes, Ataulfo, Eurico, Leovigildo,  Suintila, Wamba.  Ataulfo en el año 411 secuestra a Gala Placidia, hermana del emperador Honorio, para que Roma no lo ataque. Luego se enamora de ella y se niega a entregarla y se casa con ella en 414. Pero según parece ya se acostaba con ella en 411.  No consigue  que el reino godo llegue al mar en el sur de Francia y entonces lo hace en España y se instala con Gala Placidia en Barcelona y tiene un hijo con ella. Luego llega a acuerdos con Roma y se le sublevan los nobles. Eurico más tarde ve como se disuelve el Imperio Romano con ese emperador de juguete Rómulo Augústulo . Su reino queda libre del homenaje al Imperio y se hace el más poderoso de Europa. Llena Toulouse de monumentos y ocupa media España. Es arriano (cree que Cristo solo es un hombre) y se le sublevan los católicos. Publica un Código de leyes en que regula el sueldo de los médicos, los derechos de los viajeros, lo que hay que hacer con los hijos abandonados.  Leovigildo se enfrenta a los vascos y no consigue dominarlos y funda Vitoria. Se le subleva su hijo Hermenegildo en nombre de los católicos. Echa a los cántabros de la ciudad mítica de Amaya.  Suintila echó a los bizantinos en el siglo VII de la costa mediterránea.  Puso en su sitio a los curas y los nobles y dio más derechos al pueblo. Isidoro de Sevilla le llama “el padre de los pobres”.  Por eso mismo se le sublevó Sisenando, gobernador del sur de Francia,  y los obispos lo deponen , lo excomulgan y le quitan todos sus bienes.  La corona de Suintila, que forma parte del tesoro de Guarrazar, fue robada de la Armería Real en 1921 y no se supo más de ella. ¿Alguien la tiene por ahí?  A Wamba lo obligaron a ser rey en 672. Gobernó una España caótica, donde peleaban todos contra todos.  Sofocó una rebelión en el norte y también tuvo que mantener a raya a los nobles y los curas.  Al final los obispos lo drogaron, le cortaron el pelo y lo vistieron de monje, como a Segismundo en “La vida es sueño”.  Tal vez Calderón se inspiró en su vida. En fin ¿no son nada los reyes godos?

En el siglo XVIII al construirse el Palacio Real se planearon mas de cien estatuas de reyes para poner sobre la cornisa. Pero luego el  arquitecto Sabatini dijo que no encajaban bien ahí. Y además pesaban mucho y Bárbara de Braganza soñó que se venía abajo el edificio y la aplastaba. Las retiraron y las repartieron por todo Madrid y por toda España. Para realizar las estatuas trabajó un  taller de escultores bajo el mando del gallego Felipe de Castro y el italiano Juan Domingo Olivieri.  El primero tenía testarudez gallega y severidad. El segundo era discípulo de Bernini y aún fermentaban en él las gracias y dinamismos del barroco italiano.  Ataulfo lo hizo Felipe de Castro. Tiene fama de neoclásico austero pero le al rey  puso una mirada misteriosa, como si fuera la saudade gallega. El tipo era independiente, le negaron los estudios en Roma y se los pagó él mismo. Y acabo dirigiendo el cotarro. Eurico lo esculpió el murciano Juan Porcel , discípulo de Salzillo, le puso más delicadeza mediterránea. Además era tallista en madera y puso en la piedra de Colmenar la ligereza de la madera. Leovigildo lo hizo Felipe del Corral, un valenciano que trabajó en Salamanca. Es el más guapo según Consuelo, tiene una elegancia que atrae. Se abre con dinamismo y en su cara hay un dramatismo que parece afrontar el Destino. Suintila lo hizo Jesús Bustos.  Tiene empaque de emperador romano y mira a lo alto con nobleza. Fueron los nobles los que lo machacaron pero él exhibe su dignidad. Y Wamba lo realizó Alejandro Carnicero. La verdad es que tiene cara de apalominado. Quizás el destino a través del arte quiso que apareciera como drogado y alucinado. Lo obligan a ser rey y lo obligan a dejar de ser rey. Así funcionamos todos.

Es domingo por la mañana. Hace un día soleado y el viento del invierno se ha calmado.  Miles de personas de toda España se dirigen hacia Madrid para protestar. Y aquí están estos reyes ya inmunes a todo, ya apartados de la ferocidad de la Historia. Y tristemente borrados de nuestra memoria. Cuanta vida terrible acaba no siendo nada para nadie. Joder, hasta me voy a poner a citar las ruinas de Itálica. Los niños pasan llenos de vida entre los pedestales.  Uno se fija en detalles. En los escudos hay caras de mujeres guapas, las supuestas esposas de los reyes. Tal vez sus modelos fueron las novias de los escultores. O tal vez las que soñaron tener  y las conveniencias sociales no les dejaron. Y aquí colaron un poco de sus sueños.  A pesar de las rigideces del Neoclasicismo.

 

 

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