Microrrelatos de Ángeles Sánchez

Convivencia

Ángeles Sánchez

Desconfiamos las unas de las otras aunque compartimos edificio. Una casa estilo inglés de madera blanca con decoración rústica. Hay a quien no le gusta, pero ese no es el motivo de nuestro recelo. En realidad, no nos entendemos, cada una habla su propio idioma y llegó en momentos muy diferentes de la vida de la patrona.

Tenemos los típicos problemas de comunidad porque el ruido es un idioma universal y somos de oído fino. Por ejemplo, a las horas en punto la del segundo clava sus bailarinas en el suelo girando con su cancán rosa palo mientras suena música clásica. Luego está la señora Pérez, la del tercero, que es una mujer de aspecto infantil, dueña de un enorme armario que chirría cada vez que se cambia de ropita, cosa que hace unas cuatro o cinco veces al día, pues tiene un modelo para cada ocasión. No como la del primero que es una mujer de habla rusa, bueno en realidad son cinco, aunque viven tan juntas que parecen una sola, y viste siempre la misma casaca de colores animados con la que llegó y mantiene una sonrisa adornada por dos círculos rojos, imborrables recuerdos de su patria helada. Es, o son, bastante sigilosas menos cuando deciden deshacer su unión y crujen maderas en todo el edificio.

Sin embargo, cuando la patrona regresa de su jornada, y nos reúne en el jardín para tomar el té, todas nos quedamos quietas y en silencio fingiendo que no tenemos alma, y así, a la sombra de un bonsái milenario va haciendo lo que quiere con nosotras. Con todas menos con la lisiada, a la que llena de atenciones. Es la del quinto, una dama de rubios y ridículos tirabuzones, ojos azules, tez de porcelana y cachetes sonrosados. El problema que tiene es la cadera, que se le astilla cuando camina, produciendo el sonido de una tiza en la pizarra; su fragilidad me da grima desde que perdió el brazo. Todavía no lo hemos encontrado.

Aspiraciones

Ángeles Sánchez

El pez de colores está perdiendo sus escamas. Flotan en el agua como pequeños confetis de una fiesta terminada. Caen al fondo. Se mezclan con la arenilla en un abrazo improvisado. El pez sube a la superficie, desnudo. Toma aire.

Se contonea queriendo escapar de su jaula líquida. Quiere volar. Sus aletas flotan y por un segundo asoman al falso horizonte.

Se cree pájaro.

Y muere.

Ahogado.

Sobre la autora

Ángeles Sánchez Portero (Zaragoza, 1974). Escribe. Ha participado en De antología: la logia del microrrelato publicada por la editorial Talentura (mayo 2013). Actualmente prepara su primer libro. Es autora del blog semanal Mundo en un grano de arena.

© Foto de Visarute Angkatavanich.

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