Michel Houellebecq, el autor que imaginó una futura Francia islamista

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Por Sabine Glaubitz

Francia, año 2022. La bandera de la media Luna ondea sobre la Sorbona, las estudiantes llevan velo y en los supermercados ha desaparecido el apartado de alimentos kosher. Este provocador panorama es el que plantea Michel Houellebecq en su última novela, Soumission (“Sumisión”), que el miércoles ocupaba la portada de la revista satírica Charlie Hebdo.

Sin embargo, tras el sangriento atentado que dejó 12 muertos y ha sumido al país en duelo nacional, el primer ministro, Manuel Valls, se apresuró hoy a alertar a sus compatriotas del riesgo de caer en la intolerancia, el odio y el miedo. “Francia no es Michel Houellebecq”, dijo tras anunciar las primeras detenciones.

Sumisión llegó el miércoles a las librerías galas, aunque llevaba días dando que hablar. Se desarrolla al final de un segundo mandato de François Hollande, con la inminente cita con las urnas para elegir presidente. El ultraderechista Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen lleva las de ganar y, para evitarlo, socialistas y conservadores forman un frente republicano en apoyo del candidato moderado musulmán Mohammed Ben Abbes.

El autor de Las partículas elementales afirmó días antes que Sumisión no es una provocación. A su juicio, la novela sólo “acelera la historia”. “Condenso una evolución que, en mi opinión, es realista”, señala en una entrevista con la estadounidense The Paris Review,  que ayer publicó también el diario español El País. Y por si había dudas sobre su posición, añade tajante que la islamofobia “no es un tipo de racismo”.

El planteamiento de Sumisión promete polémica, y no sólo desde el lado de los musulmanes más sensibles. El ganador del prestigioso Premio Goncourt desarrolla una especie de “ficción política” con personajes reales en la que se ceba especialmente con el centrista François Bayrou, primer ministro del nuevo presidente ficticio Abbes, al que tacha de “animal político sin personalidad” e “idiota”.Houellebecq está acostumbrado a generar revuelo. Ya en 2001, su novela “Plataforma” justificaba en cierto modo el turismo sexual en Tailandia y ese mismo año, tuvo que enfrentarse a los tribunales por declarar en una entrevista que “la religión más estúpida es el islam”. Fue acusado de racismo y absuelto. “Hemos extendido el reino del racismo inventándonos el delito de islamofobia”, comenta ahora.

UN AUTOR POLÉMICO

No obstante, ni siquiera el propio Houellebecq considera del todo realista su versión del futuro. Para que un presidente musulmán llegara al Elíseo, éstos primero tendrían que llevarse bien entre ellos y tener un líder político extremadamente inteligente, señala a “The Paris Review”. Pero aun así, llevaría décadas.

Lo que el escritor sí ve factible es una victoria de la líder del FN. “Le Pen me parece una candidata realista para 2022, incluso para 2017″, declara. En las pasadas elecciones al Parlamento Europeo (mayo de 2014), el FN se colocó ya como el partido más votado en Francia.

Houellebecq juega con el miedo, pero afirma que no sabe a quién hay que temer más, si a los musulmanes o a los llamados identitarios. Este movimiento, formado por varias agrupaciones independientes, considera que la cultura europea está amenazada por la islamización. Los identitarios nacieron en Francia, pero actualmente hay agrupaciones en otros países europeos, como Alemania.

Como eje de Sumisión está la pregunta de la decadencia de Occidente y la relación entre sus tres grandes religiones: judaísmo, islam y cristianismo. El protagonista de la novela, un filólogo llamado François, escribe su tesis sobre el francés Joris-Karl Huysmans (1848-1907), que celebró esta decadencia antes de convertirse al catolicismo. François se convierte al islam, pero no por motivos religiosos: en la Sorbona islamizada le espera no sólo un sueldo más alto, sino que además tendrá tres mujeres en nombre de la poligamia.

Con su estilo a caballo entre la seriedad y el cinismo, Houellebecq ha vuelto a adentrarse en terreno peligroso, aunque esta vez su tono sea algo menos provocador. En la entrevista con The Paris Review alude más bien de forma positiva a los Hermanos Musulmanes y señala que ha leído el Corán y es mejor de lo que pensaba. Los malos musulmanes son los yihadistas, añade, pero subraya que él no es un intelectual y no toma partido por nadie.

 SinEmbargo

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