¿Turista o Viajero?


 Viajes

 

Por Isabel Padilla Camarena

Mi abuelo me dijo que había una gran diferencia entre ser un turista y ser un viajero. Yo pensaba que eran lo mismo, a fin de cuentas el viajar era el mismo fin. Vemos los viajes como una rápida visita a un lugar y vamos preparados a adentrarnos al hermoso mundo de los Tours Turísticos; todos siempre juntos, como hormigas, de arriba a abajo subiendo y bajando del camión, haciendo horas interminables de fila para entrar a un museo o una iglesia y solamente estar ahí unos cuantos minutos para continuar con la siguiente atracción turística, ¡rápido! -no vaya a ser que se te pierda el paragüitas del guía del tour entre tanta gente y te quedes en el museo-, y se repite la misma historia los siguientes días. Siempre corriendo para poder cubrir con el itinerario planeado. El turista y el viajero tienen el mismo destino, conocer el lugar ¿pero cual es esa diferencia entre uno y el otro? Y tú… ¿en cuál te identificas?

Itinerarios, horas de comida, horario de salida y llegada… y siempre con el folletito en mano que les fue entregado desde la agencia de viajes. Atenidos de antemano a las atracciones turísticas, sin explorar más allá y sin sorpresas en el camino. Ellos son los turistas. Pero no siempre son aquellas criaturas de fachas, con cámara en cuello, sombreros para el sol, cara blanca por las cantidades de bloqueador que pusieron sobre su piel, ropa y zapatos cómodos -pero sin el mas mínimo sentido de moda en ellos- o tenis para hacer ejercicio, o simplemente aquellos especímenes que su punto de reunión suelen ser las tiendas de souvenirs del lugar que visitan. Aunque es el estereotipo clásico de un turista, el estilo de vestir no te cataloga dentro una o de otra.

Los turistas solamente van a las atracciones turísticas -de ahí viene al parecer su nombre- que vienen en sus folletos de viaje, no exploran, no se aventuran. Cumplen con seguir su itinerario al pie de la letra. Los viajeros tienden a ser relacionados con la aventura, la exploración, lo salvaje, lo desconocido, sin ninguna planeación de su viaje y siempre tomando riesgos. Como pensamos que los turistas son aquellos que traen su cámara en el cuello a toda hora, el estereotipo de viajero son los que llevan su mochila -y al parecer su vida- ahí dentro, hospedandonse de hostal en hostal y siempre con ese espíritu aventurero que se percibe en una forma de vestir hippie o relajada.

Pero el ser un turista o un viajero no se marca por la vestimenta que lleves, a donde vayas o en donde te hospedes, si no en el tipo de viaje que realices. Cuando vamos un lugar nuevo, estoy de acuerdo que se debe seguir cierto itinerario y visitar las principales atracciones turísticas y desgraciadamente la estancia en cada lugar suelen ser cortas, por lo que se debe aprovechar al máximo el tiempo para poder conocer lo importante. No todo gira al rededor de simplemente observar un edificio, una escultura, pinturas, visitar iglesias, museos, parqués, etc., se debe aprovechar el tiempo para también conocer el otro lado de la ciudad, no solo la parte turística.

El ser un viajero -sin la mochila- es simplemente salir del folleto de viajes y buscar diferentes atracciones y zonas. Conoces lo principal, pero ¿como puedes llegar a disfrutar de una ciudad nueva si no conoces como se vive en ella? ¡Sal a vivir la ciudad! Buscar por otro lado restaurantes, bares, zonas nuevas etc., ahí es donde de verdad puedes llegar a conocer un lugar. Si te gusta comer rico, busca un restaurante -que no esté en tu folleto de viaje- haz una reservación, ve al lugar y come ahí. Eso es parte de la vida en la ciudad, conocerla como si fueras uno más.

Pero lo más importante es conocer lo que a ti te gusta y te llama la atención. Un viajero no va a pasar horas sentado viendo la torre de Pisa -por poner un ejemplo-, ni tampoco va a subir sus escaleras si no le interesa. Hasta pueden llegar a no conocerla, por que prefirió adentrarse en sus calles y callejones, sentir la ciudad, explorarla. Y no solo explorar los paisajes, también su cultura e historia, y por lo tanto la esencia del lugar. Se lleva consigo no solo un souvenir de la Torre Eiffel, regresa con experiencias e historias que recordar, sin la necesidad de una fotografía. Y aquí es donde mi abuelo me pregunta de nuevo, ¿eres una turista o una viajera? Ahora ya entiendo esa diferencia y se que responder.

 

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