El día más feliz en la vida de Olli Mäki, de Juho Kuosmanen

¿Hay que ser el mejor? ¿Hay que ganar siempre? ¿Se puede ser feliz perdiendo? Eso es lo que se plantea, a grosso modo, en El día más feliz en la vida de Olli Mäki el finés Juho Kuosmanen (Kokkola, 1979) en esta película sobre el mundo del boxeo que no se parece a ninguna otra precedente, así es que olvídense de Toro salvaje, Alí o Más dura será la caída.

Olli Mäki (Eero Milonoff) aspira al campeonato mundial de peso pluma de una forma casual al enfrentarse al campeón norteamericano que vuela a Helsinki para poner en juego el título. Olli Mäki, panadero de profesión de una pequeña población, entrena duro para perder peso, pero más que ese título, que ve imposible de ganar, lo que le interesa es la deliciosa Raija (Oona Airola), de quien se ha enamorado.

Con una ambientación perfecta y look de los años sesenta, en blanco y negro y con fotografía granulada, el director finlandés Juho Kuosmanen (la finlandesa es una filmografía que se conoce muy poco por estos lares salvo la figura de Aki Kaurismäki), huye de las convenciones del cine del boxeo (perdedores, explotación, mafia, juguetes rotos, etc…) para centrarse en una deliciosa historia de amor que el egoísta promotor intenta torpedear a toda costa sin resultado. A la voluminosa Raija (se pueden tener bastantes kilos de más y ser una belleza, y ahí está Oona Airola para demostrarlo) le trae al pairo que su chico sea campeón del mundo o pierda, lo prefiere perdedor y entero que ganador y sonado. Ella quiere al sencillo panadero metido casualmente a boxeador, y él a esa muchacha lozana con la que se promete una larga vida en común pletórica de felicidad.

Una realización modélica e interpretaciones en estado de gracia las que consigue en su tercer largometraje (The Painting Sellers, Roadmarkers) Juho Kuosmanen inspirada en un personaje real. Premio, merecido, Un certain regarde en el último festival de Cannes a El día más feliz en la vida de Olli Mäki, título que no engaña, porque también va de eso, de la felicidad, esa meta que a veces se roza durante instantes.  Menos es más en esta sencilla y emotiva película que, volando a ras de suelo, alcanza cotas sublimes. No se pierdan esta pequeña gran película.

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