La fuerza de la naturaleza para aprender inglés

Algo tiene que tener la tierra de Irlanda para que las raíces que allí nacen no terminen nunca de ser arrancadas. Porque parece increíble que los que se vieron obligados a salir de allí a causa de lacras como el hambre –tristemente recordada fue la hambruna de la patata a mediados del siglo XIX- lleven con orgullo indeleble su origen irlandés. Incluso en las generaciones que nacieron ya en el ‘exilio’ estadounidense, chileno o australiano. Es tan así que, en muchos casos,  nuestras referencias culturales, sobre todo cinematográficas, referidas a Irlanda tienen que ver con estos hijos de la diáspora. En unos casos por sus peripecias en el lugar de llegada como en la película ‘El clan de los irlandeses’ en la que el director Phil Joanou relata las andanzas de una banda de gánsters  irlandeses en Nueva York; en otros, como la genial ‘El hombre tranquilo’ de John Ford, con viajes evocadores al pasado en aquella tierra de las su aves colinas.

A pesar de tanta sangría, Irlanda siempre se supo levantar y siempre lo hizo sin perder su sentido de la hospitalidad ni las ganas de disfrutar de la vida. Unas ganas de vivir y festejar que produjo una rica tradición musical, un folclore que se mantiene vivo incluso fusionándolo con ritmos más actuales de forma que The Dubliners, un grupo folk con casi 60 años sobre las tablas, comparte escenarios con bandas de punk o rock como The Pogues e interpretan temas como Whiskey in the jar.

De esta forma, un pueblo con un pasado reciente tan absolutamente duro, ha encontrado fuerza para levantarse una y otra vez. Parece que el verde de su paisaje es la metáfora que explica que, como la naturaleza, Irlanda es capaz de resurgir a pesar de los pesares. La prueba es que en la actualidad es uno de los países más prósperos del planeta.

Sus paisajes, su natural tranquilidad, el encanto de sus gentes, además, ha convertido este pequeño país –por tamaño sería la cuarta en un listado de comunidades autónomas en España- en un lugar ideal para el aprendizaje de cursos de inglés en Irlanda. Por ello, Mundoidiomas ofrece esta posibilidad en seis hermosísimas ciudades irlandesas:

  • En la capital, Dublín, el centro cultural y social del país, una ciudad perfectamente equiparable a las grandes ciudades europeas, en una escuela inserta en dos edificios clásicos situados en la siempre animada zona del Temple Bar.
  • En la acogedora ciudad porteña de Dún Laoghaire situada a escasísima distancia de Dublín, en una escuela absolutamente moderna por sus métodos y su arquitectura.
  • En la costera Bray, una ciudad con una playa de casi 2 km., con una hermosísima bahía, la escuela se enclava en una preciosa casa victoriana del siglo XIX.
  • En Cork, el centro cultural y financiero del sur del país, un enclave idóneo para conocer la cultura, la tradición y el folklore irlandés, en una escuela situada en el centro de la ciudad en un edificio de cinco plantas.
  • En Limerick, donde el pasado vikingo y normando se acumula en sus calles y en sus edificaciones seculares, en una casona de estilo georgiano aledaño a la zona más comercial.
  • En Galway, al oeste de la isla, una jovial y dinámica ciudad en clara expansión en una escuela emplazada en un moderno edificio en el entorno de la plaza principal.

Seis maravillosas ciudades abiertas de par en par para una estancia tan grata como propicia para ponerse al día con el idioma. Seis posibilidades que se adaptan a las necesidades temporales y al estilo de vida que se plantee ya que la duración y la intensidad de estos cursos que propone Mundoidiomas dependerá del tiempo de que se disponga y el alojamiento podrá ser tanto en centros residenciales como compartiendo el espacio con una familia.

Existe, claro, un único riesgo: que Irlanda deje tanta huella que la experiencia marque para siempre. Así es la fuerza de la Atlántica naturaleza.

 

 

 

 

 

 

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