Torrencial París, por Antonio Costa Gómez

Torrencial 

TORRENCIAL PARÍS
En esta temporada parece que todo el mundo quiere acabar con París. Los integristas carniceros. Los fascistas con los chalecos amarillos. Los paletos del mundo entero, que lo rechazan porque dicen que hace frío, o porque allí no hablan del alcalde de su pueblo. Y los burócratas que hacen obras absurdas y dejan que arda Nuestra Señora de París.
Pero no acabarán con París, porque París es eterno y está en todas partes. Está en países de África y Asia que dicen que su capital es “el París de África”, “el París de Asia”, “el París de Oriente Medio”. Incluso a ciudades mayas como Palenque o Copán les llamaron “el París de los mayas”. Está en el sueño de un campesino que identifica a París con la libertad como cuenta Leonardo Sciascia en “Un sueño siciliano”. Está en un pueblo perdido en Galicia donde había una sastrería que se llamaba “La Elegancia Parisiense”. Está en todos los rincones del mundo donde París significa la elegancia, el refinamiento y la libertad.
Está en las novelas de Víctor Hugo o de Patrick Modiano. Pero también en las de Hemingway o de Scott Fitzgerald. Y en cuentos de García Márquez y en poemas de César Vallejo. Y en las Memorias del cubano Alejo Carpentier. Y en los poemas del chino Xu Zhimo. Y en las novelas del ruso Turgueniev.
Está en películas inmortales como “Un americano en París” o “Casablanca” o “La bohemia” de Kaurismaki o “Medianoche en París” de Woody Allen. Está en las pinturas del ruso Chagall o del chino Zao Wou Ki o del japonés Foujita o del norteamericano Edward Hopper. En París nació el gótico, y la democracia moderna, y los derechos humanos. París siempre inundará al mundo entero de creatividad y liberación de una forma torrencial.
ANTONIO COSTA GÓMEZ

FOTO: CONSUELO DE ARCO

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