La Lactancia materna previene las alergias

 

 

La lactancia materna se le asocia únicamente con los nutrientes vitales que todo niño necesita para su etapa inicial de crecimiento. Sin embargo, otro aporte menos conocido de la leche materna es que contribuye a la reducción de alergias en los bebés.

 

La leche materna tiene sustancias presentes que recubren el intestino, lo que impide que partículas microscópicas de comida se filtren en el torrente sanguíneo.

 

De acuerdo con los estudios publicados por la Consejería de Salud y Consumo del Gobierno de las Islas Baleares, es significativamente menor el riesgo de alergias cuando la lactancia materna se produce durante los primeros 6 meses de nacimiento.

 

También se determinó en este estudio que el proceso alimenticio disminuye o retrasa la aparición de problemas de tipo inmunológico como: alergias, dermatitis atópica y asma, mismas que no se manifiestan al menos hasta la adolescencia.

 

A diferencia de las leches compuestas por fórmulas químicas, que poseen partículas que el organismo puede reconocer como sustancias extrañas, que al ser detectadas por los glóbulos blancos estos las atacan, y de esta manera se produce las reacciones alérgicas.

 

Las respuestas inmunológicas se manifiestan en: rinitis alérgica, irritación cutánea, eczema, diarrea y dermatitis de pañal. Estas afectaciones pueden ocasionar que el bebé llore mucho y en ocasiones no pueda dormir por las molestias.

 

También se debe prestar especial atención a los agentes externos que pueden causar alergias en los menores. Ante ello, es necesario revisar si una determinada marca de pañal lo afecta, el jabón con el cual se lava su ropa o el material con el que está fabricado su vestimenta.

 

Al momento de alimentar el bebé se le suele acostar sobre almohadas que también podría ser el origen de las reacciones alérgicas, al contrario de las almohadas de lactancia que son hipoalergénicas por su composición de 40% poliésteres y 60% de bambú, materiales que no causan irritación en la piel del bebé.

 

Sin embargo, al persistir alergias en los bebés se debe descartar la incidencia de agentes externos. La madre deberá prestar atención a su alimentación, porque de presentar alergia a algún determinado alimento puede transmitirla al bebé. Por ejemplo, si la madre tiene problemas de intolerancia a la lactosa, al consumir leche se perjudica así misma, por ende, al bebé.

 

Entre los principales alérgenos se destacan: lácteos, huevos, pescado, mariscos, maní, frutos secos, trigo y soya. De sospechar que el bebé sea alérgico a alguno de ellos, es preferible que la madre los elimine de la dieta, pero uno a la vez, hasta detectar la mejora del bebé (puede demorar hasta diez días en salir del sistema).

 

La cafeína, aunque no se considera un alérgeno, puede producir irritabilidad e insomnio al bebé, por lo que se recomienda reducir la ingesta de café durante el período de lactancia, y sustituirlo por infusiones de té o chocolate de taza.

 

 

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