Un genio silenciado. Hildegarda de Bingen

Por Sandra Ferrer

 

perfil1A cualquiera que se le pregunte por los grandes genios de la historia, posiblemente se le ocurran nombres tan conocidos como Leonardo da Vinci, Galileo Galilei o Mozart. Es más que probable que nombres femeninos no aparecieran en esa lista. Pero también existieron mujeres de la talla de aquellos eruditos que sabían de ciencia, componían hermosas melodías, asesoraban a poderosos o sanaban enfermos. Hoy, con motivo del aniversario de su nacimiento, recordamos a uno de esos genios en femenino y una de las mujeres más importantes de la Edad Media, Hildegarda de Bingen

Hildegarda de Bingen fue una monja de débil complexión física pero enorme fuerza de voluntad y espíritu de sacrificio. Hildegarda no sólo llegó a ser abadesa del monasterio de Disibodenberg en el que ingresó como diezmo entregado por su familia a la iglesia (curiosa coincidencia que fuera la décima hija de su amplia familia). Vamos, que Hildegarda no tuvo una vida contemplativa tras los muros de un convento.

El Libro de observaciones sobre las propiedades naturales de las cosas creadas es un sorprendente compendio de conocimientos médicos en el que Hildegarda describió animales, vegetales y el funcionamiento del cuerpo humano, en el que también recogió las causas y los remedios de ciertas enfermedades.

Scivias fue su gran obra mística en la que recopiló todas las visiones y vivencias místicas que había experimentado desde niña.

Su obra escrita se completa con más de 300 cartas que recogen una amplia relación epistolar entre la monja y personajes de alta alcurnia como papas o emperadores a los que no dudó en amonestar y criticar cuando lo consideró necesario.

 

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Junto con la ciencia, la medicina, la política o la mística, la vida de Hildegarda se vio completada con su producción musical, en concreto casi 80 piezas de sutil armonía.

Una mente preclara, una determinación sin igual, hicieron de Hildegarda una mujer extraordinaria, un ser humano que exprimió su vida y nos dejó una de las obras más extensas, variadas e inigualables de la cultura medieval.

Muchos siglos después de su muerte su música ha despertado de un largo letargo gracias a la edición de sus más hermosas composiciones. Por extensión, algunas biografías de su vida e incluso su aparición en alguna novela de ficción han traído al presente a este auténtico genio silenciado.

La pregunta es, si Hildegarda de Bingen hubiera sido un hombre ¿habrían pasado tantos siglos antes de descubrir su talento?

 

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