EL EGO

por Minerva Santana.

Esa plataforma creada para dar a conocer a jóvenes talentos de la moda que coincide en fechas y espacio con la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid y dispone de un showroom en el recinto para venta directa. Prendas  de calidad a buen precio que por supuesto nadie compra ( mejor llevarse revistas ). Ese concepto a priori favorable donde se pueden ver propuestas alternativas y de donde salen grandes talentos que este año misteriosamente se han quedado sin premio, a pesar de contar con patrocinadores potentes. Eso sí, el premio a los grandes no se recorta. Si la filosofía de esta idea es promocionar la moda española, las nuevas promesas, la sangre fresca… Resulta incomprensible que retiren la recompensa que puede ayudar a continuar creando y hacer realidad ciertos proyectos. En fin.

Ana Balboa y Arnau P. Bosh fueron los encargados de abrir en esta edición a la que cada vez acude menos gente y es una lástima porque es donde se pueden ver cosas interesantes. Ana Balboa mostró propuestas en tonos neutros, ocre y rojo saliendo del colorido a los que la mayoría suele acudir en estas temporadas. Sencillez en prendas de punto, inspiración en patinaje artístico. Se aventura con cortos extremos y siluetas muy ajustadas que contrastan con inexsistentes escotes. En total contraposición Arnau aparece con prendas que nos trasladan a los noventa. Riñoneras y  oro como complementos en piezas amplias muy hip hop, de coloridos amarillos, naranjas y rojos . Pero como gran protagonista el tejido denim del que ya advertía el diseñador.

Leyre Valiente es khaleesi. Sus propuestas han tenido mucha fuerza, han gustado mucho. Ha combinado en en su colección de manera acertada tejidos suaves con mucho movimiento y cuero, pasando por delicadas transparencias que se tiñen de predominante negro pero también de tonos nude, verdes y rojos. La jovencísima diseñadora apunta muchas maneras, ojalá siga esta línea y pueda tener un buen futuro con sus creaciones. Los vestidos fueron la prenda fetiche de Eva Soto Conde que dió un punto artístico al final del día que a veces se agradece. Salidas completamente monocromáticas, con medias medias que enfudaban a los zapatos, resultaron repetitivas donde la ausencia de combinación o contraste se echó de menos. Rojos, verdes y azul intenso teñían piezas originales de un trabajo minucioso y costoso. La labor artesanal del Origami con el que realizó las prendas bien merece la mención.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Leyre Valiente y Eva Soto Conde.

 

La segunda jornada de esta edición comenzaba con RUÍZGALÁN y un mensaje claro que no se escondía tras una colección que trata de explicar «el sentido del diseño en una época en la que consumimos y desechamos frenéticamente toneladas de ropa, imágenes y referencias». Una colección creada desde prendas donadas por amigos y conocidos. Ecología de la moda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RUÍZGALÁN.

 

Como si de una rave se tratara aparecen en escena las chicas de Maria ke Fisherman, mascando chicle y al ritmo de la música con actitud chulesca y de vueltas de todo. Una colección que ella describe como ecléctica provocando destello imposibles inspiradas en cine neo de Yazuka Japonés. Con materiales deportivos y reflectantes sacados de los suburbios de un Tokio nocturno. No apta para estéticas tradicionales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

María ke Fisherman.

 

Isabel Ruiz presentó una colección inspirada en los pintores prerrafaleitas del siglo XIX, con colores pasteles degradados, con flores que daban relieve. Un aire de romaticismo actual. Ana Sanchéz ha tomado lugares como Berlín, Amsterdam y Cádiz como musas para una colección que imprime estampados creados con su marido Daniel Sánchez, imágenes tomadas de viajes por europa en un binomio de blanco y negro. Una colección de patrones ajustados sobre tejidos como la seda china confeccionado en Sevilla en el taller de alta costura de Fernando Claro con un concepto muy urbano.

El Colmillo de Morsa y Victor Von Schwarz cerraron la edición, el primero con una sucesión de prendas muy frescas y naturales  en cuanto a materiales y ataviadas de complementos como collares babero. Una colección donde abundaba los estampados sencillos de animales. Terminó esta semana de la moda con el verano ausente de color de Victor, inspirado en la figura de Yukion’na, una leyenda japonesa apostó por la silueta de tubo en faldas y vestidos dando una imagen de mujer esbelta. Y desnudó con suaves transpariencias a ellas y a ellos.

Esto ha acabado. Y no, no nos quedamos más tranquilos con el aviso de que en la siguiente edición si habrá galardón porque la gratificación a un trabajo en este tipo de eventos no puede ser intermitente o basada en otros intereses. Por lo menos no debería serlo y si lo es hay que decirlo.

©Fotos Minerva Santana.

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