Entrevista a Rafael Marín

Rafael Marín (Madrid, 1955). Reside en Valladolid desde 1972. Poeta visual y experimental. Editor de la editorial P.O.E.M.A.S. y de la revista homónima. Ha publicado los poemarios La tela de araña (1980), Poemass Media (1984), Poemas (1995), El diseñador del laberinto (2002) y Sonetos experimentales (2005), y el ensayo El libro de citas de Marcelo del Campo (2010), con el que obtuvo el VII Premio «Juan Carlos Estébanez». Mirada leída es una antología que integra 82 poemas visuales confeccionados a lo largo de los últimos 34 años.

 

RAFAEL MARÍN

A propósito de Mirada leída.

 

D.A.- Mirada leída comienza con un poema visual del que te sientes orgulloso. Se trata de SONETO, una quiniela que contiene sus catorce casillas que imitan los preceptivos catorce versos del soneto, divididos –como no podía ser de otra “forma”- en cuatro bloques, con sus dos cuartetos y sus dos tercetos. Ni que decir tiene que este primer grafopoema de tu libro supone toda una “apuesta” por la Poesía visual…

R.M.-   Este poema visual es de los primeros que compuse, que no escribí, ya que la poesía visual (en oposición a la poesía discursiva) no se escribe sino que se compone, como si de una partitura musical se tratara, ya que tiene mucho de apropiación artística del espacio. Y en referencia al famoso SONETO de la quiniela, y me refiero a esta obra como famosa porque ha sido ampliamente reproducida, he de añadir que su concepción tuvo como origen el chispazo de contemplar una simple quiniela futbolística, y ver allí contenido una forma poética como es la del soneto.

 

D.A.- Es evidente que el soneto es uno de tus fetiches (SONETO ESPAÑOL, SONETO BÁSICO, ABBA,…). Como poeta que eres, entiendo que estás al tanto de lo que supuso la irrupción del soneto en nuestra literatura. ¿Sería muy arriesgado decir que algo similar ocurrió en el mundo de la Poesía experimental cuando tú pariste tu “soneto visual”?

 

R.M.- No conozco muchos poetas visuales que realicen de manera continua composiciones que tengan como base esta estructura poética ya clásica. Pero desde luego sí hay alguna realización llevada a cabo por algún otro poeta visual. Mi contribución puede residir en que le he dedicado mucho tiempo a concebir obras que se atuvieran a este esquema, y que he empleado muchas horas de reflexión a dar con elementos que pudieran adaptarse a este marco ya preconcebido.

 MIRADA LEÍDA

D.A.- Uno de tus poemas más representativos es CENTAURO, ser mitológico que conformas con dos naipes de la baraja española; un caballo y una sota de oros. Pocos poetas como tú logran salir de la terrible “cotidianidad” para acabar en la pura “fantasía”…

 

R.M.- Es muy importante, antes de ponerse a la tarea de realizar un poema visual, el tener ya preconcebida la idea de lo que se quiere llevar a cabo en el papel. Y quizá todavía más importante es haber dado previamente con esa conjunción de elementos distantes y extraños, y que una singular inspiración haya procurado el encuentro genial de esos elementos para construir el poema, como el que citas de CENTAURO. En las cartas de la baraja española “vi” el caballo y el torso del hombre, que al ensamblarlos produjeron la figura mitológica.

 

D.A.- En AUTOPOESÍA relacionas dos términos aparentemente contradictorios; autopsia y poesía. Y, sin embargo, por la magia de esta última, lo cierto es que no puede haber dos términos más afines. ¿Acaso la poesía no es una suerte de autopsia que nos hacemos los poetas en vida?

 

R.M.- La autopsia la realiza un médico forense para averiguar las causas por las cuales un ser humano ha fallecido. En esa operación de abrir un cuerpo humano e indagar en el mismo, poca poesía puede existir. En el poema visual aludido la atracción de los términos para generarlo ha sido evidentemente la afinidad fónica entre ambos términos, y esta afinidad en los sonidos conlleva posteriormente una metáfora de lo que puede ser la poesía, y la búsqueda casi constante de la misma; operación similar de indagación a la que realiza el médico forense con un cadáver.

 

D.A.- Tu poesía es dada a los neologismos (idolartría) y a los acrónimos (enigma=imagen). Comprendo que es cuestión de búsqueda, de ir más allá…

 

R.M.-   Uno de los inicios de la poesía visual está en los caligramas y las formas realizadas empleando letras y otros signos ortográficos, lo que constituía una manipulación lúdica del lenguaje. Y buscar los sentidos de las palabras, troceándolas o segmentándolas para dar con esos significados ocultos, es uno de los caminos que sirven para generar y producir poesía. Que es siempre una búsqueda de sentidos no concebidos con anterioridad. Recuerdo la grata sorpresa que obtuve hace años al descubrir la magia que ocultaba el vocablo METAMORFOSIS.

 

D.A.- Por último, no quisiera acabar sin referirme a tu poema ADAN, donde la segunda A se ha caído, dando lugar a ADN, la famosa cadena que origina la vida… ¿Dirías que es un poema darwinista? ¿Adán sucumbiendo ante el peso del ADN?

 

R.M.-   Por supuesto que una de las interpretaciones puede ser la darwinista. Estoy seguro de que ADÁN, nombre que damos a una simbolización de nuestro origen humano (que igualmente puede llamarse LUCY), no tenía ni la más remota idea de lo que pudiera ser el ADN. De hecho supongo que no tenía idea de nada, y que toda la ciencia (que en él era mitología y superchería) la fue concibiendo según descubría la maravilla que es este planeta, y que los seres humanos vamos a terminar por destruir completamente. Habría que ir pensando en darle un nombre propio al último hombre que pise esta tierra. Quizá, y siguiendo con la analogía de las letras, podría llamarse NADA, y si así fuera el último representante de la especie humana sería una mujer.

 

Título: Mirada leía

Autor: Rafael Marín

Género: Poesía

Editorial: Libros del Aire (Colección JARDÍN CERRADO)

ISBN: 978-84-942755-8-6

Páginas: 101 págs.

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