Bar Bahar, el retrato de la «primavera» de la mujer árabe

Por Ana María Caballero Botica 

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De izquiera a derecha, Leila (Mouna Hawa), Salma (Sana Jammelieh) y Nour (Shaden Kanboura) en su piso compartido

Una nueva oleada de cine árabe está emergiendo con fuerza al calor del estallido de las diversas Primaveras Árabes que tuvieron lugar en 2011 en países como Egipto o Túnez. Este es el caso de Bar Bahar, la primera película de la directora Maysaloun Hamoud, cuyo paso por el reciente Festival de San Sebastián le granjeó varios reconocimientos y continúa haciéndolo por los diferentes certámenes en los que se está proyectando. El filme, procedente de Palestina, es una muestra clara de este nuevo cine fresco, moderno, con un punto gamberro y por supuesto reivindicativo, en el que con escasos medios -técnicos y artísticos-, jóvenes y talentosos cineastas tratan de acercarnos la realidad que está viviendo ya la tercera generación (jóvenes de 20-30 años) del territorio palestino con historias mucho más cercanas de lo que pudiéramos creer en un principio.

Bar Bahar (Tierra y Mar en árabe) se mueve en ese difícil y eterno conflicto entre la firmeza de la tierra llamada tradición y el océano incierto de la modernidad, la inercia del desarrollo, el inevitable aperturismo y la “contaminación” global de usos y costumbres, pero focalizado desde la perspectiva de género. Porque Bar Bahar narra la convivencia de tres jóvenes palestinas en Tel Aviv y las vicisitudes con las que deben lidiar en su día a día por el simple hecho de haber nacido mujer en ese punto del globo terráqueo. Salma, Nour y Leila son el reflejo de una sociedad cambiante y llena de interesantes contrastes y son ejemplo de una incesante batalla que se sigue librando sin armas: La del feminismo.

Desde la secuencia inicial, Hamoud derriba prejuicios: Drogas, alcohol, homosexualidad… En una palabra, libertad, de la que en principio gozan Salma (Sana Jammelieh), una joven lesbiana, sin rumbo laboral y vital aparente, cuyo sueño es convertirse en DJ y Leila (Mouna Hawa), su compañera de piso y amiga, una abogada criminalista, procedente de una familia musulmana aburguesada, que representa la libertad más ortodoxa a ojos occidentales. Ambas conviven juntas en un piso de Tel Aviv, a cuyo hogar se incorporará Nour (Shaden Kanboura), musulmana creyente y tradicional, – a punto de contraer matrimonio con Wissam – y universitaria, con aspiración a convertirse en una mujer autónoma y letrada.

Como un tajine, Bar Bahar se compone de múltiples ingredientes – feminismo, racismo, patriarcado – desgranados desde la perspectiva y mirada de estas tres mujeres a las que, cámara en mano, su directora sigue sus pasos y gestos. De hecho, desde ese mismo prisma, Hamoud vertebra la construcción de los personajes masculinos de Wissam (Henry Andrawes), Ziad (Mahmoud Shalaby) o los respectivos padres de Nour y Salma que quedan retratados como los “débiles” frente al arrojo de los personajes femeninos. A través de ellos, la directora muestra el sometimiento del hombre sobre la mujer del primero, Wissam, la ambivalencia moral del segundo, novio de Leila, sometido a la presión social de la tradición frente a su yo liberal, y los padres de Nour y Salma, que representan el patriarcado de generaciones anteriores y la asunción o no de las decisiones de sus hijas, abocadas a un futuro incierto.

Hamoud ha creado una película que resulta visualmente atractiva, fluye de manera natural y cuya música merece una mención destacada.  Los ritmos underground como el hip-hop de DAM o el Trance de Jazar Crew de esas latitudes marcan el ritmo de una película que destaca por la sencillez y la cotidianidad de las historias de sus protagonistas, con la dosis de humor apropiada – abordando en realidad temas de gran calado y gravedad – y esa solidaridad entre mujeres que suele, escasear en el panorama audiovisual donde se perpetúan estereotipos y desvirtúan, muchas veces, los lazos de unión entre féminas.  Maysaloun Hamoud no ha podido tener mejor bautismo cinematográfico que este título, con aspiraciones a convertirse en trilogía. Si es así, que este oleaje siga bañando nuestras carteleras.

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