Ma Loute, retrato de una alta burguesía pobre en valores
Excéntrica, surrealista y desconcertante, la última película de Bruno Dumont, Ma Loute (o como se ha traducido en España, La Alta Sociedad) va más allá de su aparente liviana envoltura. El director francés recurre al gag visual y al absurdo, muy en la línea del cine mudo, para realizar una crítica política y social en la que confluyen la diferencia de clases, la banalización de los placeres de la vida, la violencia (física y sexual) y en definitiva una ácida crítica a las miserias humanas. Ma Loute es original en su planteamiento pero no apta para quienes desesperan del absurdo. O la amas o la odias.
Porque Ma Loute es ante todo una fábula surrealista llena de luminosidad en su estética, pero como todo cuento digno de los hermanos Grimm o Andersen, posee un reverso oscuro. Ma Loute se plantea de hecho como una película policíaca en la que una pareja de detectives, – un claro guiño al dúo cómico del cine mudo Laurel y Hardy -, deben desentrañar las misteriosas desapariciones de gente pudiente en una playa de la costa francesa. Estos hechos coinciden con la llegada al lugar de un matrimonio aburguesado con sus hijas y su sobrina para pasar el verano en su casa de recreo. El problema surge cuando la sobrina establece una relación afectiva con Ma Loute, un joven pescador de la zona perteneciente a la familia Bréfort altamente sospechosa de las desapariciones.
Dumont realiza un retrato nada complaciente hacia el género humano con unos personajes caricaturescos encarnados por un fantástico elenco actoral. Destacan especialmente Valeria Bruni Tedeschi (Isabelle, madre de las hijas) y Juliette Binoche (Aude, la tía y madre de la sobrina díscola) con sus aires de grandeza y de rivalidad patética al tiempo que se luce en su papel de André (marido de Isabelle) un fantástico Fabrice Luchini. Los tres representan lo más bajo de los valores de su clase social en una sucesión de escenas llenas de patetismo. La sobrina (Billie), interpretada por la joven Raph juega bien su ambiguo papel, revelador para la trama, rompiendo una lanza a favor del coletctivo trans, una reivindicación del director.
Quienes busquen en Ma Loute algún tipo de sentido no lo encontrarán, al menos no en la superficie. Y es que esta nueva apuesta del director, si bien no resulta redonda, puede ser un buen ejercicio para acercarse a otro cine francés con más autoría y alejado de las comedias mainstream o “amables” que han venido copando las carteleras de nuestro país. Desde luego la técnica, la fotografía y el reparto acompañan dando un resultado impecable. Ahora, advertido queda el público de sumergirse durante casi dos horas en un caso rocambolesco investigado por unos personajes bastante cafres que pueden llevar a más de uno/una a la desesperación.