Sitges se viste de negro
Sitges, desde hace ya cuatro años, no solo se asocia a su festival de cine, que se ha convertido en un referente internacional del género fantástico y de terror, o por ser el epicentro paradisíaco de la comunidad LGTBIQ+, sino que se ha subido al género de la novela negra con un festival de tres días, el Subur Negre, que capitanea con mano firme desde sus inicios el abogado, arquitecto y escritor José Vaccaro y todo su equipo de colaboradores que hacen que el evento funcione a la perfección.
El pasado fin de semana, de viernes a domingo, los numerosos asistentes al festival que venían de todas las partes del territorio peninsular y pudieron contemplar la belleza de esa emblemática población de la costa barcelonesa, pudieron degustar, también. de una programación de lujo que incluía una serie de mesas de debate interesantes y muy imbricadas en la actualidad. Se abrió el fuego en la Biblioteca Municipal Santiago Rusiñol el viernes a las cuatro de la tarde con la situación de la literatura LGTBIQ+ que contó con la participación del escritor J. Nicolás Sánchez, el librero Josep Vitas, el comisario del festival José Vaccaro y moderados por el cineasta y escritor Nacho Zubizarreta que se centraron en la visibilización del colectivo, su normalización a pesar de la intransigencia de algunos sectores de la sociedad y los aspectos literarios a la hora de incorporar en la narrativa negra a personajes LGTBIQ+.
La programación del día siguiente por la mañana, sábado, en el Auditorio Municipal Miramar, que giraba en torno a la justicia con el título Memoria, derecho y literatura y moderado por el comisario del festival José Vaccaro, fue de rabiosa actualidad. El abogado y escritor José María García Sánchez, que reivindicó la figura de Kafka y su novela visionaria El proceso, abrió el fuego con el controvertido fallo condenatorio al Fiscal General del Estado y los escasos visos de imparcialidad del Tribunal Supremo que tiene pendiente redactar una sentencia que con toda seguridad será objeto de escrutinio por parte del Tribunal Constitucional; el abogado, funcionario público, escritor y cineasta Rubén García Cebollero centró su ponencia en la ley de Memoria Democrática de este país y sus incumplimientos, remontándose a la historia y a la guerra incivil que enfrentó a esas dos Españas y sigue pesando en la actualidad; Félix Rueda Palacio, doctor en biología, profesor, investigador biomédico de la Universidad de Barcelona y escritor, alertó sobre los peligros involucionistas que planean sobre el sistema democrático con unos jueces en su mayoría con un claro sesgo conservador; por su parte, Ramón Valls, escritor y radiofonista, escoró su ponencia hacia los juicios del Procés y el carácter conservador de la mayoría de la judicatura que condenó a los líderes independentistas y se corresponden con los que ahora se han cebado con el Fiscal General del Estado. La justicia bajo sospecha, podría haberse titulado esa mesa.
La segunda mesa de la jornada versó sobre los medios de comunicación y la nueva realidad, y allí estuvieron como ponentes, moderados por Úna Fingal, el valenciano Alfons Cervera, escritor, articulista y conferenciante; María Blanco, periodista del Eco de Sitges, y Juan R. Crivello, escritor y editor de la revista digital Masticadores que tiene cuatrocientos cincuenta colaboradores y un sinfín de lectores en todo el mundo. Se centró el debate en el poder de la prensa, el cuarto, la supeditación de los medios a los ejes políticos y económicos, el peligro de los bulos magnificados por algunos medios de comunicación sin escrúpulos (Alfons Cervera cargó contra Farreras de La Sexta y su bulo sobre Pablo Iglesias), la diferencia entre información y opinión y el peligro que entrañan unas redes sociales que no verifican lo que dicen. Úna Fingal hizo una divertida y didáctica comparativa de los temas tratados con escenas y diálogos de la película Primera plana de Billy Wilder que fueron muy oportunos.
Por la tarde, se habló de Inteligencia Artificial, su utilización y control, el futuro que su uso generalizado pueda tener en la creación literaria, los sistemas para desenmascararla (al premio de relatos del Subur Negre se presentaron algunos elaborados con esas herramientas), la confusión que pueda generar en el mundo del futuro. Los ponentes a esta mesa de debate, tan interesante como actual, fueron el escritor Eduardo Oller Barajas, que también resultó ser uno de los finalistas del premio de relatos; Vicente Corachán, investigador privado, escritor y comisario de Santboi Negre; el escritor Arturo Daussà y Úna Fingal, escritora, creadora escénica y secretaria del Subur Negre que estuvieron moderados por Marisé García Molina. Bien utilizada la Inteligencia Artificial, fue la sensación que desprendieron las respectivas ponencias, es positiva, pero mal utilizada puede acabar con algunas profesiones y socavar el prestigio de los creadores literarios.
A continuación, tuvo lugar una mesa centrada en la novela negra en la que, moderados por Una Fingal, participaron los escritores Lluna Vicens, José Luis Muñoz, José Vaccaro y Víctor Sentelles. La charla se centró en la vigencia de la novela negra, su carácter social, su vertiente de entretenimiento (Víctor Sentelles reivindicó la figura de Agatha Christie), la introducción del humor para suavizar situaciones (aportación de Lluna Vicens), el uso de la violencia como efecto catártico (José Luis Muñoz echó mano de la experimentación, en ese sentido, del austriaco Michael Haneke en Funny Games) y el dicho de que la realidad siempre supera a la ficción. Víctor Sentelles habló, con conocimiento de causa, del mal, por haber trabajado como funcionario de prisiones y haberlo visto de cerca; José Vaccaro de la corrupción y horror que planean en casi todas sus novelas que giran sobre el mal que pueden hacer individuos psicópatas (atrocidades que se cometieron en Guinea Ecuatorial cuando el país africano era colonia española); Lluna Vicens del desafío que supuso escribir los relatos negros que componen su libro Los cuentos del lado oscuro de la luna; mientras, José Luis Muñoz, se centró en la maldad humana, cuyo máximo reflejo fue el Holocausto, la psicopatía al hilo de los cazadores de humanos recientemente descubiertos por la justicia italiana que hacían tiro al blanco en la avenida de los francotiradores de Sarajevo y de lo que todavía le preocupa más, la psicopatía de masas (la Alemania nazi, la actual sociedad de Israel ante el genocidio que comete su gobierno), y reivindicó la figura de Patricia Highsmith.
En la última jornada, el tema de la mañana giró sobre las distopías y estuvieron presentes la escritora y comisaria de Crim i Misteri de Terrassa Almudena Almagro, la escritora y artista Marisé García Molina, el escritor Andrés Oller y José Luis Muñoz moderados por Lluna Vicens. Se habló de que el peligro de la distopías es que se acaban cumpliendo, de algunos de los autores distópicos (Huxley, Philip K. Dick, Burgess, Bradbury, Wells, Orwell y su vigencia absoluta), del Holocausto, nuevamente, como la más terrible distopía, del presente con gobiernos como los de Estados Unidos, Argentina o Israel, de la vacuna contra el horror que suponen tantas imágenes escalofriantes que muchas veces nos obligan a cerrar el televisor porque son insoportables, de la relación entre novela negra y distópica y, desde el público, Alfons Cervera volvió a reivindicar toda la obra de Kafka como magistralmente distópica y anticipadora.
Por la tarde, moderados por José Vaccaro, los escritores Alfons Cervera y José Luis Muñoz hablaron de sus procesos creativos a propósito de armar sus novelas, sus preocupaciones sociales que de forma automática permean sus creaciones literarias. Mientras José Luis Muñoz confesó ser un privilegiado porque creció entre libros por tener un padre bibliófilo que adoraba la literatura y a quien debe todo lo que es, Alfons Cervera reivindicó su condición de panadero, en el horno que regentaba su padre en la pequeña población levantina de Gestalgar, y agradeció haber descubierto la literatura gracias a las novelas de quiosco de, entre otros, Silver Kane, y la emoción que le produjo conocer a González Ledesma y saber que era el autor de esas novelistas del Oeste que formaron parte de su educación sentimental. Por su parte, José Luis Muñoz reivindicó la figura de autor artesanal, que le permite haber tocado prácticamente todos los géneros, que Alfons Cervera, el escritor de la memoria democrática de este país, imbricada en su propia familia, le concede y ensalza porque el de escribir es un oficio. También habló de su producción novelística, ligada en parte a su profesión y a las anécdotas personales, José Vaccaro, un autor que llegó al mundo de la literatura a una edad madura, pero lleva publicados un montón de buenos libros que jamás dejan indiferente al lector. Una conversación literaria muy interesante a tres bandas para reivindicar la figura del escritor (Hay los que quieren ser escritores y los que simplemente escriben, dijo Cervera en referencia a Onetti), del placer de la escritura (Muñoz se centró en el escenario y en la creación de los personajes para reivindicar la figura de demiurgo del escritor y en la experiencia mágica de escribir Los 39. La pérdida del paraíso sobre la que se ha rodado una serie de RTVE), que fue el broche de oro del festival que terminó con la concesión de los cuatro premios literarios convocados por el festival, el de novela LGTBIQ+ a Asfixia de J. Nicolás Sánchez, el de novela negra en castellano, que será publicada próximamente por Ediciones Octubre Negro, a Crónica invertida de Álvaro Fernández Sedano, el de novela de novela en catalán a Sitges, Semana de terror del valenciano Andreu Martínez Maeso y La bala de Schródinger, en el campo del relato, entre un sinfín de finalistas que estuvieron presentes en el acto de clausura, a Alejandro Daniel Cid Quesada, de Vielha.
El de Subur Negre fue un festival de tres días intensos que funcionó a la perfección y del que todos salimos mucho más sabios, un homenaje a la literatura negra, y a la literatura en general, sin descuidar la problemática social que rodea al género. Un logro que hay que agradecer a un equipo excelente liderado por José Vaccaro del que han formado parte Úna Fingal, como secretaria del Subur Negre, Pilar Escanilla, al frente de toda la intendencia del festival, Marisé García Molina, moderadora y maestra de ceremonias, Lluna Vicens, Susana Villafañe, como editora gráfica del evento y retransmisora del mismo, y la librería Eterna de Vielha con Adriana que ha servido todos los libros del festival. El año que viene, más y mejor, aunque sea un reto que parezca imposible.