ENTREVISTA A ASIER APARICIO, AUTOR DE ¡TÓCALA, SAM!

D.A.- Asier Aparicio es un escritor auténtico. Contra la mediocridad mediática que permite que todo el mundo pueda publicar, nos encontramos en esta ocasión con un escritor auténtico, que cuenta en su haber con más de cincuenta obras de teatro publicadas, cinco novelas, tres libros de cuentos infantiles, un poemario, tres discos y, ahora, un nuevo libro de relatos que lleva por título ¡Tócala, Sam! La primera pregunta, por tanto, es obligada. ¿De dónde sacas tiempo para escribir tanto, y tan bien?

A.A.- Muchas gracias, David. Lo cierto es que buena parte de mi producción era anterior: llevo escribiendo desde los 17 años y comencé a publicar con 33. Otra buena parte nace de mi pasión por la literatura: leer y escribir (que son un tándem) son actividades que llenan mi vida, y aunque priorizo por la familia y mi trabajo, siempre que tengo un “ratito” procuro dedicarlo a estas actividades. En cuanto a escribir, reconozco que las historias me fluyen, que el tiempo (algo muy relativo) me cunde bastante.

D.A.- En principio, se trata de un libro de relatos inspirados en la música. Según el subtítulo del libro, son 23 relatos con banda sonora. Además, el título del libro (¡Tócala, Sam!) y el índice donde cada relato equivale a un pista de un disco, induce a pensar de esta manera… Sin embargo, una vez leído el libro, me parece a mí que los relatos que contiene van más allá de la música y que la protagonista general del libro es, lo que podemos llamar, la Universalidad (en algún sitio, he leído que la protagonista de tu libro es la Humanidad en mayúsculas). Cada relato está inspirado en un país distinto (Cuba, Australia, Canadá, Rusia, etc.) y de este hecho deduzco la siguiente pregunta. Como escritor, escribo siempre de mí mismo, de mi entorno, o de algo que conozco muchísimo. Sin embargo, tú tienes evidente facilidad para hacerlo de cualquier país. ¿Cómo lo haces, Asier? No me imagino que hayas viajado a todos los lugares que describes en este libro…

A.A.- Algunos de ellos sí los conozco personalmente, pero en muchos casos he tenido que documentarme a fondo de cada lugar, como si de una mini-novela se tratase, sobre costumbres, geografía, giros idiomáticos, etc… Luego me llevaba la “corriente humana” de sus protagonistas, fluir de sentimientos comunes que todas las personas compartimos, con independencia de nuestro país de origen. La HUMANIDAD (con mayúsculas) es la auténtica protagonista del libro.

D.A.- Otra cosa que podemos comentar es tu estilo. Me parece que eres un narrador que tiene un don para narrar. Como escritor, yo me considero a mí mismo como un escritor lento, pausado. Le doy muchas vueltas. Y lo cierto es que me cuesta mucho cada párrafo que escribo. Sin embargo, en tu caso, parece que todo fluye con facilidad… No sé si estoy en lo cierto. ¿Tienes este don del que hablo o es ya tu experiencia como escritor que hace que parezca fácil algo que tiene mucho trabajo detrás?

A.A.- Después de muchas publicaciones se coge bagaje, qué duda cabe. Uno sabe qué funciona más, qué tipo de lenguaje es el más apropiado para contar… dependiendo qué. Pero con este libro, en especial, ensayé un tipo de expresión más “impresionista”, por así decirlo; quería que fuese un libro de sensaciones, de pinceladas sobre nuestro mundo. Las frases son más cortas, más emotivas, muy a menudo en primera persona, en forma de crónica personal. Nuestro mundo, antes que un planeta, son muchos, multitud de existencias vividas desde la más profunda intensidad de cada cual. Y de ahí surge nuestro mosaico global; nos guste más o menos, es lo que hemos creado, ¡lo que estamos creando!

D.A.- Además, creo que está de moda que los relatos respondan a un mismo patrón predeterminado, que consistiría en: frase brillante de inicio, desarrollo lineal y final inesperado. En tu caso, no es así. No buscas enganchar con una frase típica desde el principio, sino que tu estilo, creo, es más sereno. Sueles, es lo que yo he notado, comenzar con un párrafo más poético y luego ya te metes en acción…

 

A.A.- Puede ser. Y además procuro empezar la acción “in media res”, como decían los clásicos. Siguiendo a Chejov, un maestro del relato, la acción o situación narrada puede ser trivial, incluso anodina, pero en ella entra en juego la vida entera de su protagonista; la fuerza del relato está en su intensidad emotiva, en la capacidad de mostrarnos el todo desde una parte. En ese sentido, el buen relatista semeja a un poeta: artesano de la palabra concisa y vigorosa.

D.A.- Aunque también hay algún final inesperado como en el relato, no diremos cuál, en el que una de las protagonistas y, además, narradora del cuento, parece que es una persona y luego no lo es… Me ha gustado mucho esta idea, sobre todo porque te obliga a leer dos veces este relato y saborearlo buscando las pistas que das en él y que te predisponen a la solución final…

A.A.- He procurado no ser manido con los finales, procurar un giro inesperado, o por lo menos engañar el sentido del posible lector. Como tal, me gustan las historias cuya conclusión no era evidente aunque sí alternativa; me explico: la solución estaba ahí pero nuestra inteligencia, llevada por lo fácil, prefería sumarse a lo obvio. Es un error humano muy común, pasar por alto lo novedoso en pro de lo preconcebido. Algo que también he intentado es ofrecer una visión poliédrica de cada historia, contarla desde diferentes visiones y estilos (un recorte de prensa, una carta, un testimonio…); de ese modo el lector es quien construye las historias, quien saca su impresión total de la suma de pinceladas.

D.A.- No voy a destripar los relatos que contiene este libro, pero sí, con tu permiso, voy a hablar del relato que más me ha gustado. En tu libro hay un relato maravilloso, ambientado en Bangladesh, en el que confrontas el mundo del trabajador, que quiere y no consigue rescatar a su hermana, y el mundo de los que estamos aquí, al otro lado, probándonos la ropa que han hecho allí… Me pareció genial.

A.A.- Sí, como he dicho, he procurado un puzle de nuestro mundo. Mi intención primera no es denunciar nada, ni parto de presupuestos políticos; sólo pretendo contar historias humanas, descritas desde la médula de sus protagonistas… ¡y que el lector saque conclusiones! Hay historias duras, con una carga social ineludible… pero no existen por arbitrio del narrador, sino de todos los que con nuestras decisiones diarias, conformamos este mundo.

D.A.- Otro tema que me gustaría tratar, quizás menos literario, sería el del marketing. Tu libro incluye un código QR que permite escuchar las canciones que acompañan a cada relato… Me parece una idea genial. En la última Feria del Libro de Valladolid, nuestro editor, Miguel Ángel de Rus, salió en la tele contando esta novedad y yo, que compartí caseta de firmas contigo, fui testigo de cómo el público se acercaba preguntando por tu libro… Como en la actualidad se publica tanto, me parece que estos detalles diferenciales me parecen importantes para atraer la atención del público y luego ya, una vez que tienen el libro en su poder, pueden descubrir lo verdaderamente importante que está dentro…

A.A.- Pues sí, he querido hacer algo distinto. Soy docente y echo de menos libros un poco interactivos; éste ha querido serlo. Puesto que el hilo conductor de las historias es la música (el lenguaje universal del alma), he procurado incluir en el libro las canciones inspiradoras, mediante un código QR. Reconozco que fue lo primero que se me ocurrió, luego busqué las canciones y sus historias; a veces las letras inspiraban la narración y otras tenía claro qué contar y buscaba una música que subrayase dicha situación.

D.A.- Por último, solo resta que nos hables de tus planes de futuro. Como hemos dicho al principio, has tocado casi todos los palos… ¿Con qué nos vas a sorprender la próxima vez?

A.A.- Ahora toca “una de fantasmas”, que hable de amor, de vida y de muerte… Esto y su ambientación en la “gótica” Universidad de Comillas, en Cantabria, nos promete una historia “romántica”, en el sentido literario más fiel.

 

 

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