Paris Menswear Fashion Week 2012

París tras Milán: La vista en el mismo invierno, desde otro lugar.

Por Minerva Santana. 

La ciudad de las luces terminó de presentar ayer sus propuestas masculinas, generalmente sobrias y elegantes. Se apostó por una tendencia segura que coincide con la pasada pasarela italiana: El protagonismo del traje sastre. Inspiraciones de años pasados, la búsqueda de representar la presencia del poder con trajes negros y grises correctos pero con visión de futuro.
Pilati , tras una pizarra con borrones, nos pinta de negro riguroso un invierno de trajes impecables con aires sutiles fetichistas gracias al cuero y las hebillas doradas. A pesar de los rumores que pululan por ahí, sus diseños hacen que Yves Saint Laurent sea de lo mejor, no vería su salida como una buen movimiento. También es la prenda estrella de la colección de Nicolas Guesquière para un Balenciaga que funciona a la perfección. Bill Gaytten ofreció trajes inspirados en mafiosos de los años treinta para la marca John Galliano. Hermes apareció en su línea, trajes, abrigos y complementos de piel, colores austeros, muy moderado donde se pudo ver camisas de aligátor y motivos de humos en jerseys.
Destacar la segunda jugada de Kim Jones para Louis Vuitton porque le ha salido redonda. Su “historia entre dos ciudades” , París y Tokio, nos traslada trajes de exquisitas sedas japonesas, con camisas con recortes de kimonos y detalles de plumas pintadas a mano. Prendas abrigadas donde no faltó el logo de la casa.

Arriba YSL y abajo Louis Vuitton.

Raf Simons arriesgó mostrando su versión en corto con un desfile de colegiales perfectamente uniformados. No ha sido el único en optar por acortar los largos, se han visto faldas superpuestas con leggins o pantalones. Tisci revela para Givenchy su obsesión por la figura del Minotauro y sus chicos desfilan con anillas en la nariz ataviados con faldas, pantalones estrechos, estructuras anchas y jerseys. Su versión del traje despunta en un total look rojo. Las estrellas adornaron muchas prendas y tuvo mucha presencia la combinación, un tanto agresiva, de rojo y negro. Compartió la mezcla de colores y faldas con Ann Demeulemeester aunque este último se inclinó por el degradé. Y con Lanvin coincidió en el estampado de anchas rayas. Alber Elbaz dio su relevancia al traje y entregó una colección muy contundente, poned atención a las gorras que también lucieron los chicos de Christian Dior. Ellos en un estilo mas militar y con una versión casi monocromática de cada conjunto que va de verde a blanco y termina con la combinación de negro y pájaros como estampado. Lo militar, visto en Milán también, forma una parte importante en la colección de Olivier Rousteing que se aleja paulatinamente de las formas de Decarnin para un Balmain, lejos de rotos.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha, Givenchy, Ann Demeulemeester, otra vez Givenchy y Lanvin.

Izquierda Christian Dior, arriba a la derecha Lanvin y abajo Henrik Vibskov.
Las reglas están para romperlas, no todo va a ser negro o gris compuesto de siluetas estrictas.
Una curiosa coincidencia de una impresión muy poco usual como ladrillos en la ropa de Moschino y Jean Paul Gaultier. Este último se inclinó por superposiciones que incluían prendas amarradas a la cintura y trajes con faldas largas.

Moschino y Jean Paul Gaultier.
Un show siempre creativo como el de Henrik Vibskov que también compite con superposiciones. Lanas, calzas, leggins, camisas que se alargan, blazers y gorras.
El juego de texturas y colores de Maison Martin Margiela que introduce en su desfiles piezas de piel de camello y otras hechas con bolsas de basura.
Y el toque caricaturesco de Thom Browne y Walter Van Beirendonck.

Maison Martin Margiela, Thom Browne y Walter Van Beirendonck.

París no se ha apagado, hoy empieza la alta costura.

Fotos Style.com

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