Danza de flores en la taza

Por Magdalena Tortosa

Las flores de té convierten la clásica infusión en una lenta exhibición que se desarrolla en la mesa.

 

El concepto de atar las hojas de té con flores surgió en China durante la Dinastía Song, como expresión artística para disfrute del Emperador. Puro deleite visual ya que este té no se bebía.

 

Mucho más cerca en el tiempo, en la década de 1980, estos arreglos elaborados artesanalmente con diferentes flores: amaranto, clavel, crisantemo, jazmín, lirio, hibisco o caléndula, comenzaron a elaborarse comercialmente como opción bebible. Hoy en día es posible encontrarlos fácilmente en Occidente en tiendas especializadas.

 

Cada capullo o perla, hábilmente preparada a mano, es un pequeño manojo de hojas de té y flores secas atado con hilo de algodón en una bola. Cuando se empapa se expande y se despliega en un proceso que emula el nacimiento de una flor permitiendo un espectáculo visual en la tetera o en la taza.

 

Las formas que ocultan son infinitas y generalmente evocan objetos, plantas o animales. Artesanos talentosos seleccionan largas hojas de té que se cosen para lograr exhibiciones espectaculares. Las hojas y brotes de una variedad específica de la planta del té, el Da Bai,  en forma de té verde o blanco se suele utilizar para hacer las perlas.

 

Las flores, también son cuidadosamente escogidas, ya que no sólo producen el efecto de la floración, sino que otorgan un aroma delicado al té, que no debe afectar significativamente su sabor.

El té se elabora generalmente en recipientes de cristal o con una gran apertura de modo que el espectáculo se aprecie en toda su dimensión.

 

El capullo se activa al entrar en contacto con el agua y comienza a abrirse en una especie de baile, cada perla elaborada de forma artesanal se despliega lentamente a su manera y adquiere una forma, color y  tamaño diferente.

 

Las flores se mezclan y  vinculan hábilmente con el fin de obtener una variedad de creaciones interesantes. De acuerdo con la apariencia y el color de la flor de té resultante, se le otorgan nombres como “rayo de sol”, ”corazón a corazón”, etc.

 

A diferencia de otros tés, esta infusión no adquiere un sabor amargo cuando se deja la perla más tiempo en el agua. Es más, para que la flor se abra completamente, se deben esperar por lo menos seis minutos después de los cuales se bebe con normalidad, teniendo las mismas propiedades y sabor de las hojas de té utilizadas con atractivos aromas florales. Un espectáculo para los sentidos.

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