Pablo Heras-Casado: “Nueva York suena al mundo”

Por  Mireia Julià

El tempo de su carrera profesional es de una rapidez imparable. A sus 35 años, el granadino Pablo Heras-Casado se ha puesto ya al frente de agrupaciones tan prestigiosas como la Filarmónica de Berlín, la Sinfónica de Chicago o la del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Desde finales de 2011, además, es el director titular de la Orquesta de St. Luke’s en Nueva York. En su agenda llena para los próximos dos años, figuraba hace poco una cita muy especial para él: su debut en el auditorio principal del legendario Carnegie Hall, la misma sala de conciertos de Manhattan que lo acogió en 2008 cuando visitaba Estados Unidos por primera vez.

 

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1. – ¿Qué ha cambiado desde ese primer debut hace cinco años?

Mi vida básicamente es la misma, sólo que he tenido la suerte de trabajar con orquestras de primer nivel y de muchísimo prestigio con más intensidad. Ahora el nivel de responsabilidad es mayor, y eso también hace que el trabajo sea más interesante y estimulante. También he ganado experiencia, sobretodo trabajando en Estados Unidos, un sitio con el que tuve un feeling desde el primer momento. Me siento muy a gusto trabajando aquí y muy identificado con la forma que tienen de pensar y de hacer música.

2. – ¿Qué forma tienen de hacer música?

Hay un nivel de compromiso muy alto en todo el proceso, no sólo en el concierto, también en los ensayos y una fuerte conciencia de la responsabilidad que cada individuo tiene en el todo, en el grupo. Eso se ve en el nivel de preparación, que es altísimo, y en la flexibilidad a la hora de trabajar, a la hora de llevar a la orquesta ante una opción estética u otra. Luego también está toda la comunidad que rodea a la orquesta, la enorme identificación y la involucración de la gente en el proyecto a nivel social y humano. Es un modelo muy interesante y que hace que la música comunique mucho más con la sociedad y deje de ser una forma de arte un tanto distante o elitista.

3.- ¿Cómo recibiste la propuesta de ser el director principal de la Orquesta de St. Luke’s?

Me hizo mucha ilusión, lo recibí con mucho entusiasmo, porque ya conocía la orquesta, ya la había dirigido y sabía que era una institución musical y un grupo de músicos con el que a mi me apasiona trabajar. Estamos hablando de una orquesta con una reputación formiable y un nivel técnico y artístico enorme, pero sobre todo, con un nivel de compromiso y de autoexigencia que es genial. Además de eso, sus músicos también comparten la pasión por la música y una gran abertura de mente a la hora de pensar, de reconducir el repertorio y de darle una nueva perspectiva, algo que es muy importante.

4.- Háblame de Nueva York  donde se encuentra St. Lukes y donde ahora tienes que pasar algunas temporadas. ¿A qué suena para ti?

Suena al mundo, es una gran caja de música donde resuenan músicas de todo el mundo. Se oye, se consume música con muchísima abertura, con los oídos, pero también con los ojos muy abiertos, y eso es formidable. Nueva York es un gran altavoz y un lugar abierto a cualquier persona que tenga una idea interesante en todos los ámbitos de la música. Hay un público para todo, inteligente y también abierto de mente, y esto es lo mejor que le puede pasar a un músico.

5.- ¿Cuál es tu sitio favorito de la ciudad, aquél que te relaja o te resulta inspirador?

Hay muchos sitios, pero me gusta mucho ver la ciudad desde arriba, me relaja mucho, porque percibes su dimensión, su vibración, su energía, su morfología… Me gusta estar dentro de la ciudad, pero observarla desde fuera. Por otro lado, la zona en la que me he movido siempre, mi barrio en Nueva York, es entre la calle 70 y la 55, donde está el Lincoln Center, el Carneggie Hall y los grandes museos como el Moma. Es donde me siento más cómodo.

6.- ¿Y lo mejor de vivir en Nueva York?

Para mí es que puedes inhibirte del mundo, puedes vivir en un barrio donde hay un tendero, una tiendecita y un café, puede existir el sitio más intimo, pero también el más abierto, grandilocuente y cosmopolita. Me puedo sentir en casa muy fácilmente. Hay muchos lugares reconditos, muchos escondites, y a la vez todo esta allí.

7.- Estás continuamente viajando  ¿cómo lo llevas?

Lo llevo con normalidad, a pesar de que lo noto en el cuerpo. Para mí es un estado normal, es más lo que hago, lo que llevo conmigo que dónde estoy. Cuando voy a Nueva York, voy a mi casa, y cuando voy a San Francisco también. Son sitios en los que dejas en suspenso una parte de tu vida y luego lo recuperas cuando vuelves. Es una forma de vida un poco intermitente.

8.- Eres el más internacional y renombrado de los jóvenes directores españoles de orquesta. ¿A qué crees que se debe? ¿La pasión y la versatilidad son las claves de tu éxito?

No tengo ni idea, no sé ni si soy el más renombrado ni el más internacional. Sólo sé que viajo mucho, que he trabajado en muchos países, y que he tratado de desarollar mis ideas y lo que hago de la forma más completa y más interesante, allá donde me llevara. Y es eso lo que ahora me preocupa, seguir haciéndolo lo mejor posible, siguiendo mis ideas y enfoques.

9.- ¿Qué consejo darías a esos niños o jóvenes que, como tú a los 17 años, sueñan con llegar a ser directores de orquesta?

Que lo persigan con toda su fuerza y pasión sin fijarse un objetivo. Uno tiene que hacerlo solamente por el amor y  la pasión por lo que hace, pero no por llegar a ningún sitio. Yo nunca me planteé ni todavía me planteo llegar a ningún sitio. Hay que trabajar muchísimo, todo lo posible, y sin mirar ni adelante ni a los lados. Uno tiene que trabajar para sí mismo, no para ser más que nadie ni para llegar a un sitio dónde otro no llegó.

10.- ¿Y a aquellos artistas que quieren venir a probar suerte en Nueva York?

Que se atrevan a ser ellos mismos, que presenten lo que quieren hacer convencidos. Es una ciudad muy exigente, pero también muy abierta, no hay un cliché, un molde, y por eso el ser auténtico es lo más importante. Nueva York, Estados Unidos, es un sitio donde puedes conseguir cosas por ti mismo, por tu valía, sin padrinos ni golpes de suerte.

 

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