Guerrilla Girls «La conciencia del mundo del arte»

culturistamagaz

 

Madame Bobarín Culturista

Croniquillas de una cultura anunciada en:

«Guerrilla Girls 1985-2013» La conciencia del mundo del arte.

 

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Tan a gusto zampándome un bocatín frente a la Ría y el puente de Calatrava en Bilbao.

Había acudido a Bilbao con motivo de la IV Semana Internacional de Literatura y Arte con Humor, La Risa Bilbao, con la esperanza de hacerles un poco de gracia, pero el estómago me pedía justicia y me dirigí al Centro Cultural y de Ocio Alhóndiga Bilbao –  confundiendo Alhóndiga con albóndiga; tras advertir el error y una vez saciado mi apetito en el bar de la esquina, me congratuló la visita- como les iba albondigando el centro acoge hasta el 6 de enero la primera retrospectiva sobre las ‘Guerrilla Girls‘, un colectivo artístico feminista estadounidense que se convirtió en la referencia internacional de denuncia sobre la posición subordinada de las mujeres en el mundo del arte. Y dirán ustedes, una feminista exaltada puede ser igual de petarda que un machista, pues si señor, pero en este caso fueron antes los huevos y estas gallinas no salieron cobardes; la labor de las Guerrilla Girls ha ayudado a concienciar una sociedad machista y racista en la que por desgracia aún es necesario alzar la voz por la igualdad. Una igualdad que sólo clama por las mismas oportunidades porque de la diversidad ya se encarga cada universo personal de los artistas.

La muestra ‘Guerrilla Girls. 1985-2013’ reúne por primera vez la práctica totalidad de cárteles y proyectos realizados por este grupo desde su fundación en Nueva York en 1984 junto a publicaciones, camisetas,  documentación del colectivo y la proyección del documental ‘Guerrillas in our Midst’, de Amy Harrison, realizado en 1992 , donde se repasa la formación y los primeros años del colectivo, así como su impacto en la ciudad de Nueva York.

En ocasiones me gustaría cambiar de cabeza pero la tengo muy bien pegada. Me pregunté. ¿Cuál fue el detonante que unió este colectivo cambiándoles  la cabeza de señora por la de gorila? 

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En 1985 el MOMA de Nueva York celebró una exposición de arte contemporáneo titulada An Internacional Survey of Painting and Sculpture. De los 169 artistas que participaron en ella, sólo 13 eran mujeres. Frente al museo se manifestaba un grupo de mujeres contra esta desigualdad –muy Momas y monas-  vistiendo máscaras de simios inspiradas en el personaje de King Kong que utilizaban como símbolo de dominio masculino,  se hacían llamar Guerrilla Girls. El colectivo compartía un sentimiento de frustración al comprobar que a finales del siglo XX las diferencias entre sexos y razas persistían; las mujeres artistas continuaban sin tener un verdadero reconocimiento.

El grupo lo formaban mujeres anónimas de diferentes edades y procedencias étnicas; nadie en su entorno conocía su identidad, a excepción de sus respectivos peluqueros (un poco lo que me pasa a mí antes de ir a depilarme el bigote). El grupo lo formaban artistas, comisarias de exposiciones e historiadoras del arte y en sus intervenciones públicas utilizaban como pseudónimo los nombres de artistas fallecidas como Frida Kahlo, Eva Hesse o Lee Krasner, reivindicando así los logros que aquellas habían conseguido.

 

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La gran Madame Dietrich, la Venus rubia.
Ilustración: Clorata de Potasa

Con estos disfraces también pretendían emular a la gran Marlen Dietrich, que en los años 30 había llevado un disfraz de gorila en el film “La Venus rubia”, provocando el pánico de los espectadores.

Eran feministas operaban mostrando al público la discriminación que vivían las artistas, acusando directamente a las instituciones que la alimentaban. A través de mensajes plagados de ironía, declaraciones provocadoras y el misterio que rodeaba su identidad oculta, contribuyeron a atraer la atención y despertar interés hacia el grupo.

En la intersección entre el arte y el activismo, Guerrilla Girls son una voz destacada de la última etapa del movimiento de arte feminista. Un movimiento que se ha ocupado de desbaratar ficciones que, como las de ’artista genio’ y ’obra maestra’, sostienen un concepto de arte independiente de su contexto social e histórico, forjado en el siglo XIX pero vigente en la actualidad. Ficciones que sirven para perpetuar los procesos de mistificación de un arte que se clasifica como mayor o menor dependiendo del sexo y de la raza de quien lo produzca. La cosa no consiste en firmar como Paco cuando una es Paca.

 

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Fotografías: Clorata de Potasa

 

El colectivo «Guerrilla Girls» se centra en la dimensión política y denuncia el olvido sistemático que sufren las figuras femeninas en las sociedades contemporáneas. Como decía el poeta Herbert , en todas las tierras el sol sale al amanecer, pero tras la noche, chica, si te he visto no me acuerdo. (Eso último no es de Herbert)

 

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Una espontánea se dejó llevar por la emoción en la muestra.

 

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Yo también me dejé llevar un poco y en un soplo de activismo me hice «Tetilla Girl»

 

El trabajo de Guerrilla Girls, que ellas mismas definen como «la conciencia del mundo del arte«, supone un punto de inflexión en las prácticas artísticas feministas por dos motivos. El primero está relacionado con la visión general que por primera vez se ofrece de los diferentes niveles y procesos que consolidan el sexismo en el arte, sin olvidar las conexiones que estos procesos mantienen con otras instituciones y ámbitos sociales. La Guerrilla Girls utilizan la comparación entre la posición que ocupan las mujeres en el arte y en otros ámbitos como la política o la empresa, para impugnar la extendida creencia de que el campo del arte es un terreno de vanguardia social, visibilizando su carácter conservador y su resistencia como baluarte del sexismo.

 

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Aunque grafitero, siempre me ha dado en la naríz que Napoleón está un poco anticuado. A excepción del coñac que gana con los años.

 

Su deseo por trascender la endogamia artística les ha conducido a explorar otros territorios de la producción cultural como el del cine en donde también se relega a las mujeres. Una voluntad que responde a la naturaleza activista del colectivo que fundamenta su práctica en el hecho de que el arte es un producto social e histórico y que es el análisis de las condiciones materiales de su producción el que explica su funcionamiento. La defensa de esta posición, que aún hoy atenta frontalmente contra la institución del arte, les ha llevado a manejar técnicas como el diseño gráfico con fines publicitarios y propagandistas utilizados por la publicidad, enfocándolo en el activismo político. Vamos, haciendo ruido y clavando la imagen, que luchar pa na es tontería.

 

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Un señor de Cuenca ensimismado con el documental ‘Guerrillas in our Midst’, de Amy Harrison.

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Por ello el cartel -utilizado anteriormente por sufragistas de los sesenta y setenta- ha sido el principal soporte con el que ha experimentado el colectivo. Los emblemáticos pósters de Guerrilla Girls se distinguen inmediatamente porque juegan a estetizar la estadística, ciencia del Estado.

 

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El bonito lenguaje de la estadística en el 99% de sus carteles.

 

Con el lenguaje de la estadística reflejan la realidad de las mujeres en el campo del arte para contrastarla con los objetivos que las sociedades democráticas dicen perseguir, insistiendo en el de la igualdad y poniendo en evidencia a la propia democracia; lo malo es que eso de la democracia nos suena a cuento chino y el verdadero peligro está en asumirlo. Estos carteles interrelacionan los conceptos que rigen el campo del arte y funcionan como base de sus actividades y acciones.

 

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El segundo motivo que lleva a considerar el trabajo de Guerrilla Girls como un punto de inflexión en el arte feminista el cierre por parte del colectivo de una primera etapa fuerte de arte feminista finales de los ochenta. Una etapa que se había iniciado a finales de los sesenta a ambos lados del charco, como parte de la ’segunda ola’ del movimiento feminista, la que va después de la del sufragismo, reteniendo en Europa occidental a las feministas ilustradas en lo que sería la ’tercera ola’ del feminismo.Tocaba remar de nuevo.

 

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Dos olas que corresponden a dos tradiciones políticas diferentes. La preponderancia que en España estaba adquiriendo la escena feminista americana en ciertos círculos artísticos y feministas de aquellos años genera a menudo una ilusión que confunde el contexto artístico, social y político americano con el propio. Lo que en mi opinión puede generar un acierto por confusión, ya que no hay nada como creerse algo para luchar con más fuerza.

 

vitrinaA pesar de esas diferencias, el período que comprende desde finales de los sesenta hasta finales de los ochenta se caracteriza por el planteamiento de una nueva agenda política común para el feminismo de ambos continentes, que incluye la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres -aún hoy pendientes en la mayor parte del planeta- y por el reconocimiento de una genealogía feminista que se remonta al menos hasta el sufragismo.

Durante ese periodo se revisan los valores heredados inventados «¿sin querer?»para perpetuar la dominación masculina y las desigualdades sociales entre sexos. El arte feminista trabajó en múltiples direcciones y temáticas: en la construcción de una iconografía no falocéntrica -tal vez icoñográfica- en la deconstrucción de los diferentes estereotipos y mitologías sobre las mujeres, en teorizar la mirada como un aparato ideológico, o en incorporar las cuestiones cotidianas de la vida de las mujeres como problemática de un arte feminista que cuestiona la dicotomía entre lo culto y lo popular y que explora los medios de comunicación de masas y la publicidad.

 

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Encerado dispuesto para el público.
«No soy feminista, pero si lo fuera, de esto es de lo que me quejaría» Y entonces vas y te quejas.

 

Al finalizar la exposición, cuando uno o una está completamente imbuido o imbuida por el deseo de igualdad, le entregan a uno o a una unas tizas de colores y de coloras para que se exprese aunque no por ello ha de ser feminista, que suena muy mal. Yo, que había recorrido la exposición en cueros convertida en mi propia obra de arte -con una sonrisa a lo Moma Lisa- realicé un bonito garabato lleno de feminismo e ilusión.

 

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Esto fue lo que les dejé ¡A-tiza! Antes de irme a tomar un café con el Che, porque en mi casa como en la guerrilla de Ernesto si no hay café para todos, no hay para nadie.

En definitiva una completísima exposición sobre una causa que será ganada, aunque donde la igualdad no se discute siga habiendo subordinación; lo que no debemos olvidar es que una vez se alcance la igualdad de oportunidades y caigan los falsos valores establecidos, lo bueno es que seamos diferentes. Disfrutemos de la diversidad en el arte y no le levantemos la falda para buscarle el sexo.

Un artículo documentadísimo de Clorata de Potasa y Madame Bobarín

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Dónde :

Sala de exposiciones de la Alhóndiga. Donde vive el arte.

Plaza Arriquibar, 4. 48010 Bilbao, Vizcaya. Teléfono: 944 014 014. info@alhondigabilbao.com

Horario de la exposición:

  • Lunes: cerrado
  • Martes – jueves: 11:00 – 20:00
  • Viernes – sábado: 11:00 – 21:00
  • Domingo: 11:00 – 20:00

 

 

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