¿Es cierto todo lo que se dice sobre la alimentación?
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Cuando se aproxima el verano, se disparan las búsquedas en Intenet de todo lo que tiene que ver con la alimentación y la operación biquini. Queremos ponernos en forma en tiempo récord y obviamos los problemas que nos pueden generar una mala educación en nuestra dieta.
¿Es más sana una comida que no contiene grasas que si una que sí la tiene? ¿Debemos salir a hacer ejercicio con el estómago lleno? ¿Las cenas a base de fruta nos ayudan a adelgazar? Jesús Domínguez, experto en nutrición de Mi ayuno, responde a estas preguntas.
- Hay que comer cinco veces al día. FALSO.
Por muchas circunstancias, todo el mundo no puede ingerir comida en cinco raciones, además desde hace unos años existe la tendencia de la ingesta calórica en alimentos con una alto contenido en hidratos de carbono refinados (cereales) y lácteos, alimentos que no provocan sensación de saciedad pero hacen subir muy rápido los niveles de glucosa en sangre. «Estudios recientes afirman que comer de dos a tres veces al día o incluso una vez al día actúa de modo muy beneficioso sobre el bienestar digestivo y la calidad de vida de la persona», comenta el asesor nutricional Jesús Domínguez.
- La grasa engorda. FALSO.
Los alimentos ricos en grasa como el pescado, el aceite de oliva o la carne de calidad son fundamentales para el bienestar de la persona ya que, por un lado, aportan grasas de calidad para favorecer el funcionamiento hormonal de la persona (hormonas esteroideas) y, por otro lado, para reparar y mantener estructuras como las membranas celulares, especialmente en el cerebro, en los ojos y en los nervios que son tejidos eminentemente grasos.
Además, las grasas como los hidratos de carbono son la fuente principal de calorías en la dieta pero, a diferencia de los primeros, las grasas producen sensación de saciedad y por lo tanto actúan como reguladores del equilibrio hambre-saciedad.
- Hay que comer antes de hacer deporte. FALSO.
Estudios científicos demuestran que moverse con niveles bajos de glucosa en sangre es más fácil (neurológicamente hablando) que con niveles altos de glucosa en sangre (después de comer). Además,«hacer deporte en ayunas o ayuno estratégico (3,5 horas o más después de la última ingesta de alimento sólido) favorece la activación de los mecanismos que favorecen la transformación de grasa en energía y, por lo tanto, regulan el peso, pero sobre todo garantizan una mejor calidad muscular. Esta consideración merece algunas precisiones si hablamos de deporte de larga duración o a nivel profesional», apostilla Domínguez.
- Es bueno cenar fruta. FALSO.
Hay dos argumentos que desmontan que una cena óptima o ligera a base de fruta sea una buena opción. El primero es que el proceso digestivo de la fruta es una fermentación que, dado el alto contenido en azúcares de la fruta produce ciertas cantidades de alcohol que durante la noche condicionan una disminución de la capacidad de desintoxicación del hígado.
El segundo argumento es más energético. El cuerpo por la noche debe tener calor dentro y la fruta enfría (por su naturaleza) el estómago, provocando en muchos casos sensación de hinchazón abdominal (justo después de comer). Esta situación es especialmente en personas con una baja capacidad de producir ácido clorhídrico en el estómago o aquellos que toman regularmente antiácidos.
- La fruta se come después de las comidas. FALSO.
Comer fruta después de las comidas hace que el estómago se vacíe antes de completar su parte del proceso digestivo de la proteína y de las grasas, con lo que éstas pasan menos digeridas al intestino delgado aumentando el trabajo a realizar por los enzimas pancreáticos y las sales biliares, y en la mayoría de casos condicionando procesos digestivos parciales que favorecen la presencia de procesos de fermentación y/o putrefacción intestinales.
Esto se debe a que el estómago permanece cerrado el tiempo que necesita estar en el estómago el último alimento ingerido. El ejemplo que ilustra este hecho es el que se da en grandes comilonas comunitarias, como por ejemplo, bodas y bautizos, en las que se incluye un sorbete a media comida para favorecer que el estómago se vacíe y que así se pueda seguir comiendo. «Desde el punto de vista digestivo una atrocidad, condicionando un proceso digestivo muy pesado que todos hemos experimentado en un momento u otro de nuestra vida», dice Domínguez.
- El azúcar da energía. VERDADERO.
El asesor nutricional de Mi Ayuno advierte de los matices de esta afirmación. «Es cierto que el azúcar o los azúcares dan energía porque se absorben muy rápidamente y aumentan los niveles de glucosa circulante fácilmente, transformable en energía a nivel celular. Lo que sucede es que esta energía se consume muy rápidamente y en ese momento volvemos a tener sensación de hambre«, dice.
Además «el exceso de glucosa en sangre es tóxico y la glucosa que no se transforma en energía en el momento es llevada por la insulina al hígado para ser transformada en grasa que se acumula primero en el hígado y luego en los adipocitos», dice el experto.
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