Primer retrato genético de un africano antiguo
La primera secuenciación del genoma antiguo de un africano, hallado en 2012 en una cueva de Etiopía, revela que hace unos 4.000 años se produjo una migración desde el oeste de Eurasia hacia África. Estos movimientos de los pobladores de Oriente Próximo de vuelta al continente africano influyeron más de lo que se pensaba en el ADN de los africanos modernos, que en la actualidad cuentan con al menos un 5% de genoma euroasiático. En el este de África la cifra asciende al 30%.
Mota, o como le han bautizado ahora, Bayira –“primer nacido” en el idioma local–, era un humano anatómicamente moderno de 1,58 metros de estatura y 55 kg de peso. Vivió hace unos 4.500 años en la cueva Mota del macizo de Etiopía, donde en 2012 se hallaron algunos restos óseos con la ayuda de miembros de la tribu Gamo.
La secuenciación del genoma de Mota arroja luz no solo sobre quién fue, sino también sobre quiénes fueron sus ancestros
La secuenciación de su genoma arroja luz no solo sobre quién fue, sino también sobre quiénes fueron sus ancestros. Desde que hace cinco años se secuenciara el primer genoma antiguo completo, que pertenecía a un esquimal del Ártico (donde se conserva mejor el ADN por el frío), es la primera vez que se completa el de un africano antiguo. Con Mota, ya son 15 los genomas de antiguos humanos descifrados.
Según el análisis fenotípico, realizado a partir del ADN del hueso temporal del cráneo, el genoma de Mota “no posee ninguna de las variantes europeas respecto a color de ojos y piel, ni tampoco las que otorgan tolerancia a la lactosa”, explica a Sinc Marcos Gallego, investigador en el departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y uno de los autores del estudio que publica Science.
Sin embargo, el científico señala que tres alelos de su ADN intervienen en la adaptación a altas altitudes. “Esto muestra que Mota es descendiente de habitantes que ya estaban adaptados a la vida en alta montaña en el macizo etíope, por lo que hubo continuidad poblacional en esta área durante un largo periodo”, añade el experto.
Características del terreno de la cueva donde se han encontrado los restos de Mota. / John W. Arthur/
Agricultores de Oriente Próximo volvieron a África
Los ‘abuelos’ de los humanos modernos salieron de su tierra original, en África, y se dispersaron por Eurasia en grandes migraciones, la primera de ellas hace 130.000 años, y la segunda hace unos 50.000. Más recientemente, hace entre 6.000 y 8.000 años, los habitantes de Oriente Próximo llegaron a Europa y trajeron la agricultura y la ganadería, alterando de forma drástica la composición genética europea.
Miles de años más tarde los descendientes de esas poblaciones hicieron el viaje en sentido contrario. En este nuevo estudio, los investigadores han analizado el genoma de Mota junto al de poblaciones modernas y a otros genomas antiguos euroasiáticos, para descubrir el origen de la migración de vuelta al este de África.
El análisis del genoma antiguo de este africano nos acerca a los habitantes de Etiopía de hace 4.500 años. Mota es genéticamente muy similar a los habitantes actuales del macizo etíope, y en especial a las poblaciones Ari, “pero carece de un componente genético euroasiático, probablemente procedente de Oriente Próximo o Asia Menor, que está presente en todas las poblaciones africanas modernas”, recalca Gallego.
“Al considerar las poblaciones etíopes actuales, como los Ari, como una mezcla de Mota y poblaciones euroasiáticas, vemos que los euroasiáticos actuales más próximos genéticamente a esta migración de vuelta a África son los habitantes de Cerdeña (Italia)”, indica el científico.
Esta migración afianzó la agricultura y la ganadería ya existentes en África y la extendió al resto del continente
No obstante, no significa que hubiera humanos procedentes de Cerdeña que de repente invadieran África en masa. “Se sabe que los habitantes de la isla italiana son descendientes genéticamente muy cercanos de los pobladores que trajeron la agricultura y la ganadería a Europa a principios del Neolítico”, apunta el investigador.
Al analizar ADN antiguos euroasiáticos, resalta un genoma antiguo muy representativo de las poblaciones europeas del Neolítico (encontrado en Stuttgart, Alemania) como el más cercano a este origen. “Por lo tanto, esta migración de vuelta a África fue originada por pobladores de Oriente Próximo, relacionados con aquellos que trajeron la agricultura a Europa, pero obviamente varios milenios más tarde”, confirma Gallego.
Gran influencia genética
Esta migración de hace unos 4.000 años afianzó la agricultura y la ganadería ya existentes en África, la extendió al resto del continente, y supuso una gran influencia genética para las poblaciones africanas. “Su huella genética llegó a todos los rincones de África al cabo de los siglos”, resalta el científico. Pero lo hizo de manera desigual.
“Los habitantes de regiones del oeste, centro y sur de África poseen entre un 6% y un 20% de genoma euroasiático”, comenta el investigador Marcos Gallego
En el noreste de África, los hablantes de idiomas afroasiáticos tienen entre un 20% y un 45% de genoma euroasiático, dependiendo de la rama a la que pertenecen. Fuera de esta familia afroasiática, los porcentajes de genoma euroasiático decrecen: “Los habitantes de regiones del oeste, centro y sur de África poseen entre un 6% y un 20% de genoma euroasiático”, comenta Gallego a Sinc.
El trabajo demuestra que no solo las poblaciones actuales del este de África comparten ADN euroasiático, sino que todos los africanos tienen al menos 5% de su genoma atribuible a esta migración.
“Con el genoma antiguo tenemos una ventana directa al pasado. El genoma de un individuo puede proporcionar el retrato de toda una población”, dice Andrea Manica, de la misma universidad británica y coautora del estudio. La pregunta ahora es por qué estas poblaciones se movieron de manera tan repentina.
La respuesta es todavía un misterio, aunque las evidencias arqueológicas revelan que esta migración coincidió con la llegada de cultivos como el trigo y la cebada al este de África. La secuenciación de otros genomas antiguos podría ayudar a resolver esta incógnita. “Aunque Mota es el primer genoma antiguo completo de África que hemos secuenciado, estamos seguros de que llegaran más, que nos permitirán entender mejor la historia humana”, concluye Gallego.