Jean Paul Gaultier: Universo de la moda.
De Madrid al cielo y de la calle a las estrellas .
Por Minerva Santana.
Jean Paul Gaultier ha estado la pasada semana en la ciudad con motivo de la inauguración de la exposición que le dedica la Fundación Mapfre. De la que podremos disfrutar hasta el próximo 6 de enero. El diseñador incorformista nos deleitó el viernes con una rueda de prensa de lo más amena en la que se mostraba cercano y risueño. El hombre que vuelve loco a cualquier traductor simultáneo, no escatimó a la hora de contar anécdotas de su vida personal y hablaba de su carrera profesional en inglés saltando al francés y en un español que se mezclaba con italiano. Emocionado por el proyecto y por estar en un país, nada desconocido para él. Explicó que venía de pequeño con sus padres y que ha sido fuente de inspiración en muchas de sus obras. Amante declarado de nuestra cultura y gastronomía. Casado ahora, como él dice, con la compañia española Puig. Y fascinado por los toreros y la fantasía de los trajes de luces, confiesa que existen ” imágenes que no puedo, ni quiero, sacar de mi cabeza y de mi corazón”.
La moda para este “viejo terrible” ( cal¡ficativo que ahora afirma que lo define mejor que “enfant terrible”, aunque rebose de energía a sus 60 años) no es una naturaleza muerta, va con la vida. Una vida que para él es una mezcla de sueño y realidad. Sus modelos no son objetos estáticos, piensan y son inteligentes. Siempre ha partido de la base de otorgar voz a la mujer, va en contra de la idea de que ellas solo tienen que ser o estar guapas y ya. Esta premisa se ve reflejada en la exposición donde los maniquíes hablan y tienen vida propia.
Nana, el osito de peluche de Jean Paul Gaultier, con el primer sujetador cónico.
© Rainer Torrado / Jean Paul Gaultier.
“No soy un artista, soy un artesano. No es modestia, mi pasión es algo que quiero que se vea en la sociedad. El arte es una cosa que me inspira, como también las personas que veo. Me gusta la particularidad, los extremos y conectarlos”. Así se define el modisto y se entiende el título de la exposición “de la calle a las estrellas”. Tiene como mensaje el que todos tenemos un hueco en la moda. Las diferencias siempre le han interesado e inspirado. Afirma que puedes ver la belleza en todo, si miras desde otro ángulo, pero la verdad es que no todos vemos en una lata de conserva, un brazalete africano.
Esta maravilla de exposición cuenta con 110 piezas de alta costura y Prêt–à-porter, que van desde sus míticas rayas, temática religiosa hasta sus diseños más irreverentes. Pudiendo ver por primera vez expuesto su primer diseño (1971). Él aclara que no es una exposición cronológica sino temática en la que están presentes gran parte de sus creaciones y algunas representaciones de la colaboración con Pedro Almodóvar para distintas películas, como Kika, La mala educación y La piel que habito, que sólo formarán parte del proyecto en Madrid. Experiencia que define como estupenda y asegura haber aprendido mucho trabajando con el director español, del que es entusiasta de su trabajo.
Sus creaciones o esos “pequeños hijos”, como él les llama, forman parte de su vida y no sería capaz de elegir a uno. A pesar de que en un principio la idea de exponer sus obras le horrorizó porque lo relacionaba con algo póstumo tras la muerte. Entendió esta retrospectiva como una forma más de comunicar y dió rienda suelta a la imaginación. El resultado ha sido fantástico, no sólo por la ropa en sí, y la oportunidad de apreciar de cerca el trabajo que conllevan sus creaciones sino el ambiente creado para este universo Gaultier con cuadros, bocetos, figuras en movimientos y fotografías espectaculares que son auténticos fetiches de la moda.
Jean Paul Gaultier y su abuela materna, Marie, hacia 1958
© DR / Archivos de Jean Paul Gaultier
Están todas sus piezas claves, y se percibe cada influencia en su trayectoria. Su abuela Marie, a la que agradeció riendo, no haberle cobrado royalties por las ideas que ella había aportado a su carrera. Es musa. Ella fue la que le explicó, después de que una prenda íntima despertara el interés de aquel niño, que el corsé era para ver la vida muy pequeña. Pero lo cierto es que él ha querido romper tabúes, ampliar la perspectiva y mostrar a la sociedad otras miradas. Prefería modelos de la calle que proyectaran su fuerte personalidad que profesionales con denominador común. Siempre ha intentado rodearse de mujeres fuertes y únicas. Madonna, Rossy de Palma son nombres que surgen sin apenas provocarlos. Ver prendas de un grande como él y saber que han sido creadas y llevadas por ciertos iconos a los que algunos le tenemos devoción, es una sensación complicada de explicar que muchos no iban a entender. Así que mejor sentir. Doy fe de que se te pueden saltar unas lágrimas de emoción al ver un corsé.
Corsé para Madonna. Blonde Ambition Tour 1990. © Minervísima
Merece una especial mención la edición española del catálogo creado por el Musée des beaux-arts de Montréal bajo la dirección, del guapísimo, todo hay que decirlo, Thierry-Maxime Loriot, comisario de la exposición. Este primer gran volúmen dedicado al diseñador con más de 40 entrevistas a personalidades que han colaborado y trabajado a su lado, cuenta también con un ensayo de la fantástica entendida periodista y editora de moda en The New York Times, Suzy Menkes. El catálogo contiene imágenes y obras inéditas hasta ahora, de Warhol, Erwin Wurm o Mert&Marcus. El libro vale lo que pesa.
Cuesta, pero no soy partidaria de destripar este tipo de exposiciones con fotos, esas me las guardo por si la memoria me falla. Te invito a que la disfrutes en primera persona, ni las malas, ni las buenas fotografías le hacen justicia. Este universo que han creado es un must para los amantes de la moda, los incondicionales de Gaultier, los devotos de Madonna y los almodovarianos.