La princesa que se convirtió en marioneta, Juana la Beltraneja

Por Sandra Ferrer

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Siempre se ha dicho que las mujeres de la realeza en los tiempos del Antiguo Régimen (y creo que en los modernos siglos también) fueron peones en el gran tablero dinástico de aquella Europa de las grandes monarquías hereditarias y escogidas por la gracia divina. Peones utilizados para sellar alianzas y estrechar vínculos entre reinos no siempre afines. Algunas de aquellas niñas, porque en su gran mayoría fueron niñas arrancadas de su propia infancia para servir a sus familias, pudieron llegar a dominar en mayor o menor medida las riendas de su vida. Ese no fue el caso de la princesa que hoy recordamos porque hoy, hace 551 nacía en un frío palacio de Castilla Juana de Trastámara, nombre real que se vio oscurecido, como su propia existencia, por el cruel apodo que aquellos que la utilizaron le pusieron desde su nacimiento: La Beltraneja.

Juana fue la ansiada hija de Enrique IV, llamado El Impotente, y su segunda esposa, Juana de Portugal. Ya de su primer matrimonio había salido como pudo por no haberse podido consumar. Con la princesa portuguesa tuvo más suerte y, milagrosamente, la princesa, esperanza de Castilla, nacía el 28 de febrero de 1462. Se acallaban así las habladurías sobre la posible incapacidad del monarca de procrear y, lo más importante, Castilla tenía, al fin, el tan deseado heredero.

Mientras el feliz acontecimiento sucedía, otros dos niños, hermanastros del rey, vivían en una suerte de limbo palaciego, a la espera de conocer su propio destino. Eran Alfonso e Isabel. El primero no llegaría a la edad adulta, víctima y marioneta también de los nobles castellanos. Ella sería Isabel I, la Católica.

Pero la felicidad en palacio duró muy poco. El nombramiento de Beltrán de la Cueva, un advenedizo para muchos, como Maestre de la Orden de Santiago, levantó todas las alarmas de aquellos que no veían clara la paternidad del rey. Empezó entonces una guerra sin tregua en la que Juana se convertía en una marioneta de la nobleza castellana. Unos a su favor, otros en su contra. Estos últimos terminaron por utilizar a otra niña, aquella Isabel, tía de la princesita y en su día su madrina.

Se creaban dos bandos que terminarían en guerra civil. Juana contra Isabel, o unos nobles contra otros nobles, a la búsqueda de favores y promesas de futuro mientras el pueblo llano moría de hambre en las gradas de aquel absurdo teatro. Un teatro que el rey Enrique, con su falta de decisión, dirigió hacia la condena de su propia hija.

Que fuera o no verdaderamente hija del rey es poco probable llegar a dilucidar algún día. Que fuera o no verdaderamente una Trastámara legítima tampoco invalidaría o legitimaría el gobierno de su tía. Al fin y al cabo, muchos fueron los hijos ilegítimos que ostentaron cargos de poder a lo largo de los siglos y cuya deshonra fue escondida con ágiles ardides.

El problema de Juana no fue tanto la sombra de su ilegitimidad como la falta de defensores competentes que tendrían que haber protegido a aquella niña que nada sabía de política. Tuvo también la mala suerte de contar con una rival que no sólo sí que tuvo a muchos nobles ágiles en política a su lado sino que ella misma demostró ser una mujer de fuerte carácter.

Al fin y al cabo, Juana nació bajo una mala estrella. Ya desde su nacimiento, su destino era oscuro y poco halagüeño. Como así fue. Aquella niña que nunca supo quién era su padre, que fue pasando de mano en mano, prometida a varios pretendientes dispuestos a defender su derecho dinástico pero que luego quedó todo en palabras, terminó sus días derrotada tras los muros de un convento de Coimbra. Su tía, la vencedora de aquella guerra, que de marioneta consiguió convertirse en gobernadora de sus propios reinos y muchos más, se aseguró de que profesara como monja para que nadie pudiera volver a utilizarla en su contra. Sucedía en 1480. Juana de Trastámara sobrevivió muchos años a su rival. Nunca quiso ser monja. Ella quería ser reina, como aseguran todos los documentos que ella firmó siempre como “Yo, la reina”.

 

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