Guillermo Fouce: «Hay que lograr que los niños se sientan parte de la familia también durante el desahucio»

Por Carmen Aguilar García 

Guillermo Fouce

 

¿Qué pasa con los niños que sufren un desahucio? ¿Cómo les afecta? Nos ocupamos de los más inocentes con Guillermo Fouce, doctor en Psicología y profesor de honor de la Universidad Carlos III de Madrid y presidente de la ONGD Psicólogos sin Fronteras de Madrid. Abordamos una rama sensible, silenciosa y compleja del drama de los desahucios.

¿Se enteran los niños de un proceso de desahucio? ¿Hay alguna manera de “engañarlos” o contarles mentiras piadosas para que no les afecte tanto?

Se enteran y lo sufren como un adulto, adaptado a su capacidad de conocimiento y a su capacidad de procesamiento. Perciben y viven las mismas sensaciones negativas o positivas que los adultos. Si no se afronta con ellos esta situación, los problemas serán mayores, como reacciones violentas o retraimiento.

No es bueno engañarles. Hay que explicarles las cosas adaptándolas a su conocimiento y capacidades; ayudándoles a canalizar lo que esta pasando, ayudándoles a expresarse, normalmente con el juego y el dibujo como instrumentos simbólicos de expresión y canalización. Hay que hablar con ellos, hay que explicarles las cosas, hay que darles la oportunidad de canalizar el impacto de lo que está ocurriendo. Hay que lograr que se sientan parte (de la familia y sus problemas) de lo que ocurre y que ayuden de manera simbólica en la reconstrucción y en la búsqueda de alternativas.

¿A partir de qué edad son conscientes?

A cualquier edad, solo que en su modo y forma, hasta donde ellos entienden y dependiendo de la edad.

¿Cómo les puede afectar psicológicamente? ¿Cuáles son los “síntomas”?

La afectación es variada y depende de cómo afrontemos el problema y las circunstancias añadidas, de si hay un plan “b”, de si se les mantiene en el entorno (lo que es recomendable), de si les damos la posibilidad de expresarse a través del juego y el dibujo y hablando con ellos. Otro elemento clave es el apoyo que la familia tenga: el apoyo emocional, el apoyo instrumental (los recursos suficientes para cubrir sus necesidades) o el social, que se les reconozca como víctimas y lo que acompaña a esta condición.

En cuanto a síntomas, se puede producir ansiedad, canalizada en violencia, hacia otros o hacia uno mismo, o retraimiento. Puede afectar en lo social, en las relaciones con los otros y puede tener efectos, también, físicos, como problemas estomacales o insomnio.

¿Quedan secuelas?

En una situación vital estresante, como es ésta, la vida cambia y, por tanto, es inevitable que queden marcas y secuelas. En la mayoría de los casos, afortunadamente, acaban superándose las dificultades, y esto los fortalece.

Hay quien señala que se utilizan a los niños como “escudo” para evitar un desahucio (ponen como excusa que tienen niños menores para que no les quiten la casa), ¿les perjudica?

Yo no creo que se use a los niños de escudo, francamente. Sí que se plantea como un agravante, porque lo es.

Si los padres pierden la casa y el niño no tiene las garantías adecuadas para vivir con sus padres, serán los servicios sociales los que se harán cargo de ellos, ¿cómo les afecta? ¿Es lo mismo unos padres que los servicios sociales?

Salvo que esté en situación de desamparo o sufra maltrato, un niño siempre estará mejor con sus padres y su entorno que en cualquier institución, por buena que ésta sea. Nunca una institución puede sustituir a los padres y el entorno natural. Estas respuestas deberían ser las últimas en ser tomadas y debería considerarse antes el daño que se genera. Se toman en casos de maltrato o en los de desamparo por el bien del menor, pero hay que valorar que la mejor protección es que mantengan su vivienda, su entorno y sus condiciones de vida.

¿Qué consejos se dan para minimizar el impacto del desahucio en los niños?

Afrontar con el niño, adaptándose a su edad, a su lenguaje y a su capacidad de conocimiento, el desahucio y lo que está ocurriendo en la familia. Implicarle en la búsqueda de alternativas. Se tiene que sentir uno más, sentir que contribuye y colabora, sentir apoyo y acompañamiento por los padres y por el entorno…. Y ayudarle a expresar y canalizar lo que siente y lo que sucede mediante la palabra, el juego, los cuentos, el dibujo….

 

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