¡¡El SEAT 600 está de cumpleaños y lo celebramos con él!!

Por Borja de Benito

 

SEAT 600

 

Era un 31 de julio, aunque del año 1973, cuando salía de la fábrica de SEAT en la Zona Franca de Barcelona el último 600 producido, un vehículo que marcó un antes y un después en la sociedad española y que supuso el inicio de la motorización en nuestro país.

 

SEAT VII

 

40 años de diferencia en los que la evolución de la industria de la automoción ha sido significativa y cuyo mejor exponente si hablamos del segmento de los pequeños utilitarios en la marca española es el SEAT Mii. 
El 600, como denominación genérica y en todas sus versiones, es el icono, el gran mito del despegue de la motorización española en la post-guerra. Ningún otro modelo ha quedado tan grabado en nuestro subconsciente colectivo, ni como recuerdo sentimental ni como memoria de su presencia en nuestras calles y carreteras. Es el coche, con el que gente “ya muy mayor” aprendió a conducir. 
Por ello, está profundamente arraigado en la historia del “día a día” de muchas familias españolas durante las décadas 50, 60 e incluso 70.

No exagero cuando lo digo pero, muchísimos hijos, nietos y hasta biznietos de sus propietarios, llevan décadas oyendo contar anécdotas de los “famosos” viajes; porque entonces viajar tenía mucho de aventura, en la cual se mezclaban lo precario de la red viaria, el muy limitado nivel prestacional de los coches disponibles, y una fiabilidad mecánica que desgraciadamente no era la de hoy en día.

 

SEAT V

 

Con el 600, muchas familias de clase media hicieron realidad el sueño de adquirir su propio vehículo por un precio aproximado de 63.000 pesetas, lo que hoy en día son 378,54 €, está claro que era otro entonces, el coche era un bien de lujo que pocos se podían permitir. Otro dato significativo que nos ofrece una clara visión de lo mucho que han cambiado los tiempos.

La salida del concesionario al volante del coche nuevo, tras haber escuchado los consejos del probador que lo entregaba, constituía el punto culminante de una odisea que había empezado muchas semanas, e incluso meses antes. Exactamente desde que se hizo la solicitud de compra. La dimensión de la llegada del 600 fue tal que en 1958 su producción se multiplicó por seis.

Inicialmente, el SEAT 600 contó con un motor de 633 cc de cilindrada con una potencia de 18/20 CV (que se mantuvo en producción durante seis año), para pasar posteriormente a las versiones D, E y L-Especial con 767 cc, que aumentaba su potencia a 25 CV y posteriormente a 28 CV, formando los diez años restantes de la andadura del 600.

En todos los casos la carrocería se mantuvo prácticamente invariable, al margen del cambio de orientación en la apertura de las puertas a partir de 1970. Y respecto al motor, el del 600 original no varió apenas en seis años, fiel a sus 18 y luego 20 humildes pero voluntariosos caballos, mientras que el más moderno se mantuvo también inmutable con 25 CV en los D y E, y tan sólo en su último año, ya como L- Especial, ganó tres CV de potencia, gracias a un aumento de compresión. Dicho L-Especial, como su nombre indica, aportaba refinamientos extra, como una tapicería más acogedora y llave de contacto con antirrobo de dirección.

Pero el 600-D aparecido en 1963, y su sucesor el E, se podrían considerar como “el 600” por antonomasia: con la cilindrada que sería la definitiva hasta el final de su existencia, se enfrentaba a las duras condiciones de los exigentes trazados de aquellos tiempos. Pero el 600 también tenía virtudes (y muchas). En primer lugar, su diseño de carrocería, aprovechando sus 3,30 metros de longitud con un habitáculo en el que en “teoría” cabían bien cuatro personas, y muy justas cinco, aunque en la práctica se metían muchas más…

El 600 tenía una buena robustez básica y también ofrecía una gran facilidad de reparación, pues su mecánica era sencilla y accesible. Por otra parte, había repuestos en casi todas partes; no sólo en la red oficial, sino en todas las tiendas de accesorios con lo que, con reparaciones pequeñas o no tan pequeñas, duraba años y años.

A nivel de prestaciones, el 600 conseguía una velocidad máxima de 115 km/h y cubría los primeros 1.000 metros en 45,5 segundos, unas cifras nada desdeñables si hablamos de un motor que rendía 28 CV como máximo. Asimismo, el consumo en ciudad era de 10 litros a los 100 kilómetros y en carretera se conformaba con 6,5 litros, con una autonomía de 461 kilómetros.

Es inevitable comparar estos datos con los de hoy en día, y en el caso del SEAT Mii alcanza una velocidad máxima de 172 km/h y cubre los primeros 1.000 metros en 35,4 segundos (-10,1 segundos). Todo ello con una potencia de 60 ó 75 CV y una cilindrada de 999 cc. Por su parte, el consumo en ciudad del Mii es de 5,1 litros/100 km (-49%) y el consumo en carretera es de tan solo 3,7 litros/100 km (-43%), dejando la autonomía en 945 km (+484 km).

Y qué decir del volumen del maletero. Otra diferencia importante, ya que el 600 se conformaba con 68,5 litros, mientras que el Mii ofrece 238 litros. De todos es sabido que el 600 a la hora de viajar iba cargado al máximo, con la recordada imagen de las maletas y buena parte del equipaje en la baca del coche.

 

SEAT II

 

 

La importancia de los urbanos en SEAT.

A lo largo de su historia, SEAT ha contado en su gama con una destacada oferta de pequeños utilitarios que empezando por el 600, continuó con el 133, Panda, Marbella, Arosa y actualmente con el Mii.

Todo ellos, cada uno en su tiempo, se erigieron como respuestas idóneas para la movilidad, tanto en ciudad como en carretera. Pero queda fuera de toda duda que el 600 como modelo que no solo inició esta importante saga, sino que puso a España sobre ruedas, es el modelo más recordado y el verdadero icono de la motorización en España. En este sentido, no hay que olvidar que en 1970, uno de cada cuatro coches que circulaba en nuestro país era un 600.

Con cerca de 800.000 unidades producidas, el 600 se fabricó hasta 1973, concretamente hasta un 31 de julio que hoy SEAT recuerda en el 40 aniversario de esta efeméride.

 

 

Borja de Benito @Bordebenito

Pasión por la conducción

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