El infierno de ser gay en Sochi

«Un chico homosexual de 23 años les confesó a sus amigos de Volgogrado, Rusia, que era gay. Ellos, al conocer la noticia, lo castigaron. Le metieron dos botellas de cerveza por el ano. Intentaron meterle una tercera pero ya no le cupo. El joven murió horas después. Otros han sido víctimas de la “teoría del meado”, la cual consiste en un baño de orín por parte de sus agresores convencidos de que este acto tiene poderes curativos contra la homosexualidad. Después de la humillación, suben los videos a la web para promover la violencia entre sus adeptos. Los nazis no se quedan atrás. Han implementado estrategias en redes sociales para captar homosexuales. Para ello se hacen pasar por gays, acuerdan una cita con su víctima, la encuentran en un lugar público, y se la llevan a una casa. Ahí la torturan con el resto de sus colegas, la denigran, le toman fotos, los amenazan con bates de beisbol, y luego suben las imágenes a las redes sociales rusas que permiten el intercambio de contenido ilegal.»

 

sochiRusia alberga unos Juegos Olímpicos de invierno, en medio de protestas sociales en contra de la ley antigay. Foto: hrw.com

 

Por Santiago Cordera/ SinEmbargo

En junio pasado, Rusia aprobó con 434 votos a favor, ninguno en contra y una abstención, una ley contra la propaganda homosexual que condena la distribución de propaganda de “relaciones no tradicionales” a menores de edad. Este escrito argumenta que con ello se protege a los niños contra la pornografía; el estado, por su parte, asegura que de esta manera los niños van a tener un desarrollo normal y tradicional hasta tener la capacidad de decidir sus preferencias sexuales. Así, además, se evita la pedofilia.

Esta ley está respaldada por el 88% de la población, según una encuesta realizada por RIA Novosti, porcentaje que a su vez justifica la religión que predomina en el país. Expertos del Instituto de Sociología de la Academia rusa de las Ciencias explican que el 79% de la población profesa el cristianismo ortodoxo; el 7% se considera atea; el 4% son musulmanes rusos; y un 9% cree en una “fuerza superior”.

En resumen, la mayoría de la población rusa es ultra conservadora, que cree en las relaciones tradicionales, o sea, las relaciones heterosexuales, por eso no es de extrañarse que el 74% de los habitantes rusos consideren que los gays y lesbianas tienen un problema mental y son amorales (según otra encuesta realizada por el Centro Levada).

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Entendiendo cómo se divide la sociedad rusa en materia religiosa, la cual sostiene la visión de un país cuando menos autoritario, es momento de detenerse en lo que ha ocasionado la ley contra la propaganda homosexual.

Desde que se aprobara en junio pasado esta ley, el incremento de violencia contra el colectivo LBGT ha aumentado considerablemente. Por un lado, los cristianos ortodoxos se sienten en libertad de criticar y amenazar abiertamente a los homosexuales. Por otro, han surgido grupos como Occupy Paedophilia, conformado en su mayoría por nazis rusos, que buscan a jóvenes homosexuales por Internet para atraerlos y torturarlos sin que haya habido reacción alguna por parte de las autoridades. La ley, además de coartar la libertad de expresión de la comunidad homosexual, ha fomentado el odio y el racismo contra el colectivo.

Con la ley ha aumentado la violencia homófoba. Se han formado grupos violentos. Al menos seis homosexuales, según el registro de la prensa internacional, se han suicidado después de ser humillados y torturados por sus preferencias sexuales, y algunos de ellos han preferido el exilio, como es el caso del activista ruso Alexei Kiselev, refugiado en España, o el pintor Konstantin Altunin, que ahora vive en Francia, o la periodista Masha Gessen, trasladada a Estados Unidos.

En materia laboral, la ley también ha afectado a los homosexuales. En septiembre de 2013, tres meses después de que se aprobara, dos profesores fueron despedidos por ser homosexuales, y un conductor de televisión, que se atrevió a anunciar en directo sus preferencias sexuales en la televisión pública rusa Kontr TV, fue acompañado a la calle inmediatamente después de sus declaraciones.

 

Proliferación de grupos homofóficos en Rusia

“Ser homosexual en Rusia puede ser difícil. Pero si no eres públicamente activo dentro de la comunidad gay, la mayoría de los problemas desaparecen rápidamente. Podría decirse que ser gay en Rusia es como vivir en el armario, un armario grande y cómodo”, dice Alexey Mukhin, un consultor político que mantiene una estrecha relación con Vladimir Putin, en una entrevista concedida a Vice.

A pesar de que estos grupos violentos contra los homosexuales han proliferado desde junio de 2013, las autoridades siguen con los brazos cruzados. Han llegado a decir que son movimientos civiles que luchan contra los pecados de la sociedad. Por su parte, los homosexuales se esconden. No salen a sus bares de costumbre porque la última vez, uno de sus lugar de esparcimiento fue atacado por 20 hombres armados. Utilizan taxis particulares, la mayoría de ellos conducidos por taxistas clandestinos que les brindan seguridad hasta dejarlos en sus casas. La mayoría de ellos comparte su orientación sexual. Algunos gay se han inscrito en academias de artes marciales que les brindan técnicas de defensa personal por si llegaran a ser atacados por un nazi.

Algunos activistas han decidido informar a este colectivo sobre las formas en las que se mueven los grupos violentos en Internet. La ley tiene prohibido a psicólogos, profesores y doctores, brindar ayuda a los jóvenes homosexuales rusos. En julio de 2013, hubo una manifestación en contra los suicidios. Chicos homosexuales, al no poder expresarse libremente y vivir encerrados en un armario gigante, han terminado por suicidarse. “Desde que se aprobara la ley, la gente es mucho más intolerante. De junio a la fecha se han suicidado seis jóvenes”, dice uno de los activistas rusos más reconocido en un documental Young and gay in Putin’s Russia realizado por la revista.

 

 

Muchos padres de familia no están enterados de las diferentes comunidades gays que existen en el país. Creen que sus hijos están enfermos y confían más en lo que les dicen los medios de comunicación, los cuales están apegados a la postura gubernamental. La prensa los retrata como un colectivo que va en contra de los valores tradicionales de la sociedad y los considera enemigos del pueblo. Los ortodoxos más radicales consideran que el resto de Europa, en lugar de respetar la libre expresión y aceptar la diversidad sexual, están legalizando la pedofilia.

La relación entre Estado e Iglesia Ortodoxa se ha estrechado a partir de la aprobación de la ley. Activistas que han criticado esta religión por respaldar las decisiones de Vladimir Putin, han terminado en la cárcel. Pero a pesar de los Juegos Olímpicos en puerta, el gobierno ruso mantiene su postura acerca de la ley, la cual según su visión incluso protege a la comunidad homosexual. Asegura que no habrá problemas. Putin promete a los atletas y visitantes que serán bien recibidos sin importar su orientación sexual. Habla de hospitalidad. De respeto. De comodidad para estos Olímpicos de invierno, pero detrás de su discurso, se esconde una impunidad contra la violencia que aumentado después de la aprobación de su ley contra la libre expresión de los homosexuales.

 

Manifestaciones en apoyo a los gays

El pasado 14 de enero, 27 Premios Nobel criticaron en duros términos la legislación rusa que cercena la vida de homosexuales en el país. La carta publicada por el periódico británico The Independent cuenta entre sus firmantes a la Nobel de Literatura alemana Herta Müller y al sudafricano John Maxwell Coetzee.

“Esta carta fue escrita para demostrar que muchos miembros de alto rango de la comunidad científica se muestran solidarios con políticos, artistas, deportistas y muchos otros que ya han expresado su rechazo a las acciones del gobierno ruso en relación con sus ciudadanos homosexuales”, destaca el escrito.

La misiva fue redactada por el británico Harold Kroto, Nobel de química en 1996, y su amigo Ian McKellen, actor británico conocido también por su compromiso con los derechos de los homosexuales.

“Esperamos que expresando nuestra oposición a la nueva ley sea posible animar al Estado ruso a adoptar los principios democráticos, políticos y humanitarios del siglo XXI por los que se batió Mijail Gorbachev”, escribieron, refiriéndose al último líder soviético y padre de la apertura que llevó a la democracia.

Los firmantes son en su mayoría premios Nobel de física, química y medicina, pero también están los galardonados en literatura J.M. Coetzee y Herta Müller.

Una semana después, Elton John se presentó en Rusia con un aforo repleto. Durante el concierto, el británico se unió a las miles de voces en contra de una legislación vigente en contra de la comunidad gay. “En mi opinión, es inhumano. Armonía es lo que hace una familia feliz y una sociedad fuerte”.

Putin reviró el apoyo diciendo: “Daremos la bienvenida a todos los atletas y a todos los huéspedes de los Juegos Olímpicos”. Puso de ejemplo a Elton John a quien “millones de nuestra gente sinceramente lo aman a pesar de su orientación”.

Altos mandatarios del mundo han rechazado asistir a la justa, entre ellos Barack Obama y Francois Hollande. Con la amenaza de un boicot general, la ciudad del Mar Negro se declara lista para albergar “el evento deportivo más importante desde Moscú 1980”, como lo han catalogado los organizadores. El calor de los Juegos llega a Sochi, a pesar del constante rechazo social.

 

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