Proyecto Kankabal: el arte sin prisas

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Por: Gloria Serrano

»La verdadera obra de arte no tiene prisas: puede dormir durante décadas como La Regenta o durante siglos como la Lozana Andaluza«. Estas fueron las palabras de Juan Goytisolo al recibir, el pasado 23 de abril en el salón de actos de la Universidad de Alcalá de Henares, el Premio Cervantes de Literatura 2014.  Precisamente, la galería de arte y diseño Noox, encabezada por el arquitecto Sergio Vallejos Ortiz y su asistente Salma Akele, apostó al «arte sin prisas» para emprender un esfuerzo colectivo de intervención-rehabilitación en la Hacienda Kankabal en Yucatán, una bella durmiente como la obra de Leopoldo Alas «Clarín« o la de Francisco Delicado, ubicada en los alrededores de Izamal, «la ciudad de las tres culturas» que siempre viste de amarillo.

Hacer del arte el signo distintivo de un proyecto inmobiliario y de este, un motor para impulsar el arte, fueron las premisas que motivaron a Galería Noox para poner en marcha dicha iniciativa y lanzar una arriesgada convocatoria en redes sociales, invitando a jóvenes creadores a presentar sus mejores propuestas para participar en una residencia artística, que tiene como objetivo revitalizar los espacios vacíos y olvidados de la que fue una hacienda henequenera y también rancho ganadero, ahora en desuso. Hubo un tiempo en que los premios, becas y concursos, constituyeron la principal bocanada de aire para la producción de arte; sin embargo, en la actualidad, basta con navegar un par de minutos por la web, para observar que las residencias artísticas se han convertido en una interesante alternativa para la obtención de ingresos y el desarrollo de procesos creativos en todo el mundo.

273 ávidos artistas respondieron a esta convocatoria y 32 fueron los seleccionados. Divididos en 3 grupos, cada uno de los cuales hará de Kankabal su estudio-taller durante un mes, los residentes recibirán manutención, alojamiento y los materiales necesarios para intervenir artísticamente áreas específicas del lugar. En estos momentos el primer grupo ya se encuentra trabajando e integrándose a las actividades de esta sede que los recibió con el calor único de la península, al que Miguel Gómez, fotógrafo surrealista proveniente de Toledo, España, aún no se logra acostumbrar. Situación que no es extraña, todo el que llega debe pasar la prueba que impone encontrarse a una mínima altitud y al sur del Trópico de Cáncer. En el caso de Guillermo S. Quintana, creativo transdisciplinario, su cuerpo requirió »cinco mayos« para aprender a lidiar con ese enemigo invisible, por lo que orgulloso afirma: «ya me gané mi pasaporte yucateco».

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La formación e intercambio de conocimiento entre los participantes es el mayor aliciente, particularmente cuando se trata de residencias de carácter internacional como esta. Sin señal de televisión ni acceso a Internet, estos artistas han reaprendido a conectarse por medio del lenguaje más antiguo, la mirada que antecede al encuentro. »Ha sido un experiencia increíble, tenemos plena libertad para producir. Los egos se cayeron y la palabra NO, desapareció por completo de nuestro vocabulario. Cada conversación, cada reunión grupal es como echar tragos de cultura; la residencia se ha convertido en un buffet de creatividad del que todos aprendemos y nos servimos. Cuando alguien visita la hacienda, de inmediato percibe que huele a artista«, dice con efusividad y desparpajo Guillermo, quien además describe las características del mural móvil con el que intenta codificar y decodificar la lengua maya para reivindicarla por medio del arte.

Originario de Quintana Roo, Santini -como prefiere que lo llamen- se expresa a través de la pintura haciendo uso del »glitch art», una técnica con la que busca emerger en cada pieza la estética oculta tras los errores digitales o analógicos de una imagen que ha sido previamente manipulada. Por su parte, el fotógrafo yucateco Rodrigo Díaz, está interesado en plasmar el erotismo que reside en la belleza indígena. Gabriel Santiago viene de Tamaulipas, un estado de la República Mexicana en el que los actos delictivos y la violencia no se detienen. Su mayor asombro al llegar, fue toparse con un Yucatán seguro y de carreteras libres de retenes. Este introvertido artista plástico trabaja las técnicas de pintura intuitiva (reflexiva), »action painting« (pintura de acción) y dibujo automático, aquel ausente de un proyecto que es guiado por los impulsos del momento:

«Mi obra es como un carbón. Parte de la oscuridad, del negro, de la introspección; sin embargo, cuando se enciende, adquiere tonalidades de rojo, de vida. El mundo ya tiene demasiada mierda, por eso quiero manifestar los tonos vivos que surgen del negro, como un carbón encendido en el que también quemas todos tus miedos. Me gusta la confrontación con el vacío y con mis taras. Cada obra es una fotografía de mi alma«, explica Gabriel, quien se siente satisfecho de conocer a otros artistas sin haber analizado antes »su foto de perfil«, como ocurre en Twitter y Facebook.

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Esta es la segunda convocatoria que promueve Galería Noox, la anterior tuvo como propósito efectuar una intervención similar en otra hacienda localizada en el pueblo minero de Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo. En Yucatán, esta representa la etapa inicial de un desarrollo campestre aún mayor con el que se pretende, por un lado, recuperar la antigua funcionalidad de la hacienda y, por el otro, crear sentido de comunidad generando pequeños emprendimientos locales sostenibles, entre los que se encuentran la elaboración de mezcal a partir de la planta de henequén, la fabricación de los tradicionales pisos de pasta, tan característicos de la región, y la oferta de tecnologías ambientales alternativas, como los paneles fotovoltaicos. «Nuestro concepto es muy lúdico. Se trata de un proceso creativo que siempre es sorpresivo e impredecible, pero no por ello olvidamos los aspectos productivo y económico del mismo», comenta con notable entusiasmo el Arq. Vallejos.

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De esta forma, el mismo jueves en que se conmemoró el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, en Mérida el número 594 de la calle 28 con 61 y 63 diagonal en la zona sur de la ciudad, se convirtió en un sencillo y cálido escaparate de arte. Obras al óleo y pintura acrílica, cuadros compuestos con figuras en recorte de vinil, mosaicos resignificados con la técnica de grafito y una madera transformada en el lienzo que dio vida a un grillo, fueron solo algunos de los elementos que sirvieron para engalanar las paredes enmohecidas y los arcos estilo morisco de la Ex hacienda San Diego Azcorra, sitio en el que se realizó la rueda de prensa para dar a conocer el quehacer compartido que ocupa a Antonio Morales, Francisco Mex, Irving A. Santini, Gabriel Santiago, Guillermo S. Quintana, Miguel Gómez, Mónica Castillo, Pablo Tut, Sol Natividad, Raúl Godínez y Rodrigo Díaz, los 11 talentos que han llegado a la península de Yucatán para reflejar, a través de distintas disciplinas, su más íntima visión del sureste mexicano y del arte como potente catalizador de emociones personales y problemáticas sociales.

Lo dice Mateo Coronado, »escribir y crear son dos verbos libres«. En España, Goytisolo enfatizó su condición de hombre libre y, en tierras yucatecas, estos agentes culturales lo reafirmaron. Durante su discurso de recepción del Cervantes, titulado «A la llana y sin rodeos», el escritor barcelonés también aprovechó para recordar a la Comunidad de Madrid y al mundo entero que: »la mirada desde la periferia al centro es más lúcida que a la inversa«. En unos meses más sabremos qué resulta del entramado colaborativo que está sucediendo justo en las afueras de Mérida, la de Yucatán.

@gloriaserranos

 

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