Pasaje de “Mañana y Tarde” de Jon Fosse, Nobel de Literatura 2023

 

Mañana y tarde, Jon Fosse, 2023

Traducción: Cristina Gómez Baggethun y Kirsti Baggethun

Nórdica  Libros / De Conatus

Considerado uno de los autores más relevantes de nuestro tiempo. Su obra ha sido traducida a cuarenta idiomas y sus piezas teatrales han sido representadas en unas mil producciones diferentes a lo largo del mundo. Ha recibido innumerables premios internacionales y noruegos. Ayer fue galardonado con el Nobel de Literatura 2023

Debutó como escritor en 1983 con la novela Raudt, svart (Rojo, negro) y desde entonces ha escrito más de cincuenta obras entre teatro, novela, poesía y ensayo. En 2007, fue nombrado caballero de la Ordre National du Mérite de Francia y ostenta el puesto 83 en la lista de genios vivos de The Daily Telegraph.

Mañana y tarde es una novela breve e inolvidable, sobre el nacimiento y la muerte, escrita por uno los grandes narradores y dramaturgos europeos de las últimas décadas.

Mañana y tarde

Nace un niño que se llamará Johannes. Muere un anciano llamado Johannes. Entre estos dos puntos, Jon Fosse nos da los detalles de toda una vida, condensados con gran belleza.

Comenzando con los pensamientos del padre de Johannes cuando su esposa se pone de parto, y terminando con los propios pensamientos de Johannes cuando se embarca en un día de su vida en el que todo es exactamente igual, pero totalmente diferente, Mañana y tarde es una obra sobre el hermoso sueño de nuestras vidas. Los momentos a lo largo de la novela son sencillos y cotidianos, pero la prosa rítmica de Fosse guía hábilmente a los lectores a través del pasado y el presente.

 

 

Fragmento de Mañana y tarde

Más agua caliente, Olay, dice la vieja matrona Anna

Venga, no te quedes ahí parado en la puerta de la cocina, dice

Ya, ya, dice Olai

y nota un frío y un calor extenderse por su piel y la piel se le eriza y una felicidad recorre todo lo suyo y se le sale por los ojos en forma de lágrimas cuando corre hacia el fogón y empieza a llenar una artesa con agua humeante, así que agua caliente, por agua no será, piensa, y echa agua en la artesa y oye a la vieja matrona Anna decir que con eso basta, será suficiente, dice, y Olai levanta la vista y ahí está la vieja matrona Anna, cogiendo la artesa

Ya la llevo yo, dice la vieja matrona Anna

y en ese momento suena un grito contenido en la alcoba y Olai mira a la matrona Anna a los ojos y sacude la cabeza ¿y no esbozará también una sonrisilla?

Paciencia, dice la vieja matrona Anna

Si es niño, se llamará Johannes, dice Olai

Ya veremos, dice la vieja matrona Anna

Pues sí, Johannes, dice Olai

Por mi padre, dice

No le veo inconveniente al nombre, dice la vieja matrona Anna

y suena otro grito, ya más abierto

Paciencia, Olai, dice la vieja matrona Anna

Paciencia, dice

¿Me estás oyendo? dice

Paciencia, dice

Tú que eres pescador sabrás que en un barco no caben mujeres, dice

Ya, ya, dice Olai

Pues aquí pasa lo mismo con los hombres, sabes lo que traen ¿no? dice la vieja matrona Anna

Sí, ya, traen desgracias, dice Olai

Eso, desgracias, dice la vieja matrona Anna

y Olai ve a la matrona Anna enfilar hacia la puerta de la alcoba con la artesa con agua caliente por delante, con los brazos estirados, y de pronto la matrona Anna se para en la puerta de la alcoba y se vuelve hacia Olai

No te quedes ahí parado, dice la vieja matrona Anna

y Olai se estremece ¿estará él trayendo desgracias sin pretenderlo? es lo último que quiere ¿no irá a perder a su Marta, a su querida, amada y respetada Marta, a su novia, a su mujer? no la irá a perder ¿no? no, no puede ser

Anda, cierra la puerta de la cocina y siéntate en tu silla, dice la vieja matrona Anna

y Olai se sienta ante la mesa de la cocina, hinca los codos sobre el tablero y apoya la cabeza en las manos y menos mal que llevó a Magda a casa de su hermano, piensa Olai, cuando salió a buscar a la vieja matrona Anna llevó primero a Magda a casa de su hermano, y no estaba seguro de si hacía bien porque Magda ya es casi una mujer, los años pasan volando, pero Marta le pidió que lo hiciera, cuando se puso de parto y lo mandó con la barca a buscar a la vieja matrona Anna, le pidió que se llevara a Magda a casa de su hermano para el parto, era demasiado joven para enterarse de lo que le esperaba de adulta, dijo, y Olai le hizo caso, claro, aunque ahora preferiría tener a Magda consigo, siempre ha sido una chica inteligente y sensata, buena en toda su conducta, la hija le salió buena, piensa Olai, aunque luego dio la impresión de que Dios nuestro Señor no iba a darles más hijos, Marta no volvió a quedarse preñada y pasaron los años y poco a poco se fueron haciendo a la idea de que no tendrían más hijos, así es la cosa, es lo que nos ha tocado, se decían, y daban gracias a Dios nuestro Señor por haberles dado a Magda, porque sin ella la vida habría resultado algo triste allí en el Islote al que se fueron a vivir, y fue el propio Olai quien construyó las casas, con ayuda de sus hermanos y sus vecinos, desde luego, pero la mayoría la hizo él y cuando le pidió a Marta que se casara con él, ya había comprado el Islote, lo consiguió a buen precio, y luego se lo pensó todo muy bien, se pensó dónde construir la casa, que tenía que estar abrigada del viento y el temporal, y se pensó dónde poner el muelle y el cobertizo para el barco, no fueran a venirle luego diciendo, y lo primero que construyó fue el muelle, y lo hizo en una cala tranquila encarada hacia tierra, bien abrigada del viento y el temporal que acechan el Islote por el oeste, y luego construyó la vivienda, y quizá no le saliera muy grande ni muy bonita, pero sí lo suficiente, y ahora, ahora Marta por fin estaba pariéndole un hijo ahí en la alcoba, por fin iba a nacer el niño Johannes, porque eso era seguro, pensaba Olai ante la mesa de la cocina, sentado en su silla con la cabeza entre las manos, y ojalá la cosa fuera bien, ojalá Marta pudiera parir al niño, traerlo al mundo, ojalá el niño Johannes no se atascara en el vientre de Marta y ojalá sobrevivieran tanto ella como el niño, ojalá no le pasara a Marta lo mismo que le pasó a su madre aquel día tan espantoso, no, eso no se puede ni pensar, piensa Olai, porque ¿acaso no han estado bien, Marta y Olai? quererse se quieren desde el primer día, piensa, pero ¿y ahora? ¿ahora va a perder a Marta? ¿tan mal le quiere Dios? no, claro que no, pero Olai siempre ha pensado que en este mundo manda Satanás tanto como manda el buen Dios, este mundo tiene que gobernarlo en gran medida un dios inferior, o el mismísimo Maligno, aunque tampoco del todo, porque el buen Dios anda también por aquí, así es la cosa, piensa Olai ante la mesa de la cocina, sentado en su silla con la cabeza entre las manos, hasta ahora el buen Dios había venido a él, Olai tenía una buena vida, y con lo que él quería a su mujer y a su hija Magda, no tenía derecho a quejarse, claro que no, mientras tuvieran a Magda no podían quejarse de su suerte, más bien debían dar gracias a Dios nuestro Señor por habérsela concedido, así pensaban ellos, tanto Marta como él, pero resulta que un día a Marta empezó a crecerle el vientre y entonces vieron claro que Dios nuestro Señor iba a darles otro hijo y cuando ya no cabía ninguna duda, dieron gracias a Dios nuestro Señor por bendecirles con otro hijo y esta vez sería un varón, ahora nacería el pequeño Johannes, de eso Olai estaba bastante seguro, y ya habían llegado el día y el momento, solo que la cosa se alargaba y se alargaba, pensaba Olai, ante la mesa de la cocina con la cabeza entre las manos, ahora nacería un varón, eso seguro, lo que no estaba claro era si conseguiría llegar con vida a este mundo cruel, pues sí, eso era lo que se estaban jugando, pensaba Olai, pero si el niño naciera con vida, no cabría duda de cómo se llamaría, hacía ya mucho que Olai le había dicho a Marta que el niño que llevaba en el vientre se llamaría Johannes, por su padre, y ella no había puesto objeciones, porque era lo suyo, dijo Marta, que el niño se llamara Johannes como el padre de Olai, piensa Olai ¿y por qué estarán ahora tan calladas ahí en la alcoba? ¿se estará complicando la cosa? pero todo parecía ir bien cuando la vieja matrona Anna pasó por la cocina para coger más agua caliente, no, él no le notó a la vieja matrona Anna que la cosa fuera mal, no, piensa Olai, y enseguida se siente más sereno, la verdad es que de pronto se siente casi feliz, vaya, hay que ver cómo cambian las cosas, increíble, piensa Olai, y ahora un niño chico, el niño Johannes, verá la luz del mundo, porque el niño se ha hecho grande y fuerte en la oscuridad del cálido vientre de Marta, ha pasado de no ser nada de nada a ser una persona, una personita, pues sí, en el vientre de Marta le han salido dedos en las manos y dedos en los pies, y le ha salido cara…

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