Por la seguridad del ciudadano

Por: Héctor Anaya

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Ley de Seguridad Ciudadana es el nombre que recibe la nueva ley que, entre otras cosas, multará con hasta 30 000 euros a aquel que insulte a un policía, realice un escrache o dañe contenedores y papeleras.

Mi primera pregunta al enterarme de todo esto es: ¿Por qué ley de seguridad ciudadana? Por lo que he podido comprobar en el borrador de la ley, muchas de las cosas que sanciona son las protestas pacíficas, como convocar una manifestación por las redes sociales.

Esta ley que vela por la seguridad del ciudadano; ¿evitará la corrupción política?, ¿permitirá una transparencia en la gestión?, ¿garantizará que el Rey deje de asesinar animales con nuestro dinero o que su yerno deje de robar?, ¿Hará que Camps sea localizado ante sus citas judiciales?, ¿denunciará al gobierno valenciano por cerrar una televisión pública y atentar contra el derecho a la información de los ciudadanos? o ¿condenará a las organizaciones franquistas? Por lo que he visto hasta ahora, solo permitirá que el ciudadano sea más manejable, viva más atemorizado y deje de incordiar al poder político.

Creo que el Gobierno debe de enterarse de varias cosas que parece no querer escuchar. Si un ciudadano se manifiesta en contra de los recortes en servicios básicos de un Estado del Bienestar (sí, aunque algunos intenten cambiarlo, España sigue siendo en teoría un estado social y del bienestar), si un grupo de personas se reúnen para echar atrás un desahucio, si un colectivo ejerciendo su derecho a manifestarse rodea el Congreso no es por pasar el rato, es porque están hartos; hartos de aguantar mentiras, cansados de escuchar que no son recortes sino ajustes. En definitiva, si un ciudadano se manifiesta es porque no puede más y quiere que se escuche su disconformidad.

Si esta ley acaba aprobándose, nadie podrá vivir en la calle una vez que sea desalojado de su hogar por culpa de la mala gestión y ansias de enriquecimiento de algunos, ni se podrá llevar pancartas frente al edificio donde se llegó a la conclusión de que salud y educación son caprichos caros, porque, si lo hace, estará infringiendo la ley.

Pero, tranquilos, no se preocupen que todo esto es por la seguridad del ciudadano.

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