Roma: El «Tridente»

Las tres calles que se abren a modo de abanico desde la plaza del Pueblo, conocidas como el ‘Tridente’, dan nombre a toda esta zona de la capital italiana.  Eso sí, serían primero las calles y después la gran plaza.  Concretamente en el siglo XVI y como confluencia de las tres (via de Ripetta via del Corsovia del Balbuino) se construyó esta plaza, que sería durante siglos la entrada norte de la ciudad. Sin embargo, el diseño que contemplamos en la actualidad data de principios del XIX y es obra deGiusseppe Valladier, el cual, pensando en la gran afluencia de visitantes y peregrinos, la concibió mucho más grande y espaciosa de lo que ya era. Los dos semicírculos que la conforman recuerdan inequívocamente a la Plaza de San Pedro de Bernini, en el Vaticano. En el centro de tan imponente espacio se alza un obelisco egipcio dedicado a Ramsés II que pasa por ser de los más antiguos y altos de toda Roma. En una de las esquinas de la plaza, debajo del parque Pincio, se halla la iglesia de Santa Maria del Popolo, reconstruida en el siglo XV y con obras en su interior de Caravaggio, Carraci, Rafael y Bernini.

(La parada de metro de la línea A, Flaminio, se encuentra a un paso de Piazza  del  popolo).

Piazza del popolo

De las tres arterias via di Ripetta, a la derecha de la plaza, es la más anodina. Por el lado izquierdo  via del Balbuino (especie de mono) nos llevará directamente a la plaza de España. Se trata de una calle muy transitada y repleta de bares, tascas y anticuarios. Como curiosidad, en un pequeño callejón cercano (via Margutta) vivía el personaje interpretado por Gregory Peck en la famosísima película Vacaciones en Roma.

La via del Corso, por el centro, sigue el trazado rectilíneo de la antigua via Lata. Algo estrecha para la monumentalidad que la rodea (grandes edificios del XIX, iglesias, palacios) nos conducirá, atravesando sus 1500 metros de longitud, hasta Piazza Venezia. El nombre le viene de las carreras (corsa) que se celebraban en ella durante los carnavales.

Escalinatas Piazza Spagna

Desviándonos a la derecha, hacia el Tíber, encontraremos uno de los edificios más imponentes de la Roma Antigua: la tumba de Augusto y de sus descendientes. Transformada en fortaleza durante la Edad Media poco a poco pasó a utilizarse como jardín y finalmente como zona de cultivo, a la par que desaparecían todos los bloques de mármol travertino. A un lado de la plaza se levanta el Ara Pacis Augustae. Consagrado el año 9 a de C. para celebrar la paz conseguida por Augusto tras vencer en la Galia e Hispania, se situaba en la antigua  via Lata hasta que en 1939 Mussolini mandó reconstruirlo y levantarlo en el espacio actual. Tras varios años de trabajo volvió a abrir sus puertas en 2006.

Llegando por via Condotti (perpendicular a via del Corso) contemplaremos una de las más emblemáticas vistas de Roma: las escalinatas de Piazza Spagna (en esta calle y alrededores abren sus puertas tiendas de alta costura de las grandes firmas). Sin duda, es esta plaza uno de los símbolos universales de Roma. Aunque construida en 1725 por los franceses fue llamada así en honor de la Embajada de España ante la Santa Sede, que fue la primera en establecerse en la Ciudad Eterna.

El Papa Benedicto XIII inauguró la colosal escalinata de 135 peldaños con ocasión del Jubileo de 1725. Su diseño corre a cargo de Francesco De Sanctis, con el objetivo de conectar la embajada española con la iglesia de Trinità dei Monti. La gran escalinata, comodísima de subir (y junto a la que tenemos una parada de metro de la Línea A), se halla salpicada de numerosas terrazas-jardín, que son adornadas en primavera y verano con diversas variedades florales.

En el siglo XIX Piazza Spagnaconsolidó su rol turístico, con hoteles de lujo, nuevas viviendas y la elevación de las ya existentes. Numerosos palacios serían restaurados, al tiempo que se erigían otros de nueva creación. El lugar era un trajín continuo de turistas y, sobre todo, de peregrinos en dirección al Vaticano. Instituciones como el Parlamento o la Oficina Central de Correos instalaron aquí sus sedes y se levantaron nuevos puentes sobre el Tíber: Cavour y Reina Margherita.

A los  pies de la escalinata podríamos decir que flota la original Fontana della Barcaccia, diseñada y realizada por los Bernini, padre e hijo.

Llegados a este punto deberíamos descansar y beber la rica agua de la fontana. Aún nos quedarán por visitar el otro extremo de la plaza -con la columna de la Inmaculada-, la casa número 26 -junto a la escalinata- donde vivió el poeta Jhon Keats (hoy museo) y toda la zona superior: iglesia de Trinità dei Monti, villa Medici y parque Pincio.

Fontana della Barcaccia

 

Jose Rasero

 

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