Contraconsultorio : preguntas y respuestas. «La media naranja»

Por Israel Sánchez

 

Hola:

 

He visto esta nueva sección y me he animado a mandar una consulta. Seguramente muchos/as antes que yo se han preguntado lo mismo, pero, de todas formas, ahí lanzo mi duda. Quisiera que Israel me comentara qué opina del más que nombrado fenómeno de la «media naranja». No sé cuál es su origen, si hay algo de científico en todo ello, y si de verdad hay alguien que pueda dar pruebas de su existencia. Yo tengo muuuuuuuchas dudas de que exista, pero me gustaría escuchar otras opiniones.

 

Muchas gracias por anticipado, Israel.

 

* * *

 

En El Banquete de Platón, Aristófanes expone su teoría del amor. Según el comediógrafo, los hombres provienen de seres esféricos y perfectos que fueron divididos en dos como castigo por su arrogancia. Desde entonces, sería el destino de cada una de las partes buscar por el mundo su otra mitad, junto con la cual recuperarían la perfección perdida.

A nosotros nos llega el mito mediante la simplificación de la media naranja y sus chapuceras adaptaciones al aumento demográfico. Se dicen cosas como que a cada media naranja corresponden no una, sino cincuenta medias perfectas, confiando en que el aumento en la probabilidad de localizar la propia, perdida en a saber qué recóndito paraje del planeta, no nos haga desesperar y descreer por simple sentido común.

Lo cierto es que de científico, lógicamente, no tiene nada. El mito es insensato, y la función de su pervivencia es condicionar nuestra predisposición a sentirnos satisfechos con una persona en concreto, a la que consideraremos nuestra mitad complementaria por razones puramente circunstanciales y, normalmente, efímeras.

Quien se libera del prejuicio de que si se siente bien con alguien es porque puede ser su pareja perfecta, encuentra una explicación más sencilla e infinitamente más civilizada: aquél que encaja con otro lo hace, normalmente, porque tiene facilidad para encajar, ya sea porque es bueno como compañero o porque no exige que el otro lo sea. El mito, por tanto, se muestra contradictorio al ser llevado a la práctica: nuestra media naranja lo es para cualquiera, y ni siquiera es necesario que nosotros seamos la suya.

El cuento de la media naranja ha funcionado cuando logra engañar a sus víctimas lo suficiente como para que lleguen a formar una familia, y no dura, en el mejor de los casos, más allá de dicha formación.

Quien se siente desengañado antes de haberlo logrado puede considerarse afortunado.

 

 

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