Una historia desconocida, Marie Jelen, de Mercedes de Vega

Editado por la barcelonesa Huso y con poco más de 70 páginas, la escritora Mercedes de Vega (Madrid, 1960), que ya había explorado, aunque tangencialmente, el tema del Holocausto en el muy notable thriller El largo sueño de Laura Cohen, nos da a conocer la breve vida de Marie Jelen, la desconocida Anne Frank francesa.

Cuando se habla del papel de Francia en la Segunda Guerra Mundial se suele hablar de la heroica resistencia pero se olvida el papel colaboracionista del régimen de Vichy, una vergüenza nacional sobre la que se extiende un tupido velo. La policía francesa se encargaba de distribuir la estrella, cuyo color se asociaba con el azufre del infierno en la teología eclesiástica medieval y en la mitología europea del odio.

Segundones de los nazis, y comandados por el prestigioso mariscal Petain, héroe de la Primera Guerra Mundial que pasó merecidamente a la historia como un traidor tras la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Vichy y sus secuaces, gendarmes fundamentalmente, colaboraron activamente en el apresamiento de judíos y su envío a los campos de exterminio. Lo que no sabían los judíos franceses era que sus compatriotas los iban a entregar a los matarifes nazis. El primer ministro, Pierre Laval, ya había ofrecido a los alemanes la deportación de los niños detenidos. Mantener a miles de huérfanos era un problema importante para la administración pública francesa.

Existe cierto paralelismo entre los Jelen y los Perec, la familia del presti escritor francés George Perec, y Mercedes de Vega lo remarca: eran de origen polaco, vivían muy cerca los unos de los otros y fueron detenidos el mismo día. En 1940, existían en Francia ciento setenta mil judíos de nacionalidad extranjera como los Jelen y los Perec, repartidos en viviendas y habitaciones por toda Francia. Creyeron que serían protegidos por el Gobierno francés de las persecuciones alemanas. Pero ocurrió todo lo contrario tras el armisticio de junio de 1940.

 

Sobre la redada del velódromo, que Joseph Losey puso en imágenes en una de sus mejores y más desconocidas películas titulada El otro señor Klein, protagonizada y producida por Alain Delon, poco se sabe y se ha tapado. Precisamente la niña Maria Jelen, su madre y sus hermanos fueron detenidos, llevados al siniestro velódromo y de allí a los campos de exterminio. Pudo oír a los gendarmes, el ruido de los autobuses aparcando en la calle en espera de ser cargados de judíos con la premura de quien llena de ratas una jaula. Con el mismo trato

.En dos días detuvieron en París a 3031 hombres, 5802 mujeres y 4051 niños, cuantifica la escritora madrileña. Durante los días que estuvo en ese lugar inhóspito, separada de sus padres, Marie Jelen escribió una serie de cartas que en el libro se reproducen, así como documentos de las autoridades francesas ordenando la gran redada, fotos de las víctimas y facsímiles.

El lunes, 21 de septiembre, deportaron a Marie en el convoy número 35, el último que partió de la estación de Pithiviers a Auschwitz-Birquenau. El último de todos los que fueron. Le acompañaron ciento sesenta y tres niños que brillaban como los corazones condenados a muerte. Junto a mil personas que tuvieron un final sombrío y vacilante, aplastados por los resortes de una maquinaria salvaje hacia un festín de muerte y cenizas.

Marie Jelen, polaca de nacimiento, salió de Polonia para regresar a su país, a Auschwitz, un nombre que se asocia a la infamia, a pocos kilómetros de una de las ciudades más bellas: Cracovia. ¿Qué recuerdos adornaron su desolación al volver a su país para ser asesinada en él? Por mucho que se escriba sobre ese periodo terrible de la historia de la humanidad, nunca será suficiente. Gracias, Mercedes de Vega, por recordarlo y conservar la memoria.

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